Se trata del primer libro que reconstruye la historia de la ciudad a través de la mirada de mujeres fotógrafas, poniéndolas en relación, y explorando la narrativa urbana que con sus imágenes han contribuido a construir. Mujeres como Margaret Michaelis y sus fotografías sobre el barrio de San Andrés; Dora Maar, que retrató a las campesinas en las plazas de los mercados, o Kati Horna y su testimonio sobre una ciudad en guerra; Pilar Aymerich, que fotografió el tiempo de la censura; Carme Garcia, fotógrafa desde las azoteas, o Colita, directora de fotografía de la revista Vindicación Feminista, entre otras. En definitiva, "son fotógrafas, sin etiquetas, que quieren contar historias y hacerlas públicas".
El libro, que reúne imágenes desde la proclamación de la II República hasta la actualidad, incluyendo, por supuesto, la Guerra Civil Española y la represión social durante los años del franquismo, cuenta con imágenes de Pilar Aymerich, Consuelo Bautista, Joana Biarnés, Anna Boyé, Milagros Caturla Soriano, Colita, Silvia T. Colmenero, Carme García Padrosa, Kati Horna, Dora Maar, Roser Martínez Rochina, Anna María Martínez Sagi, Margaret Michaelis, Marta Povo, Guillermina Puig, Marta Sentis, Rosa Szücs del Olmo, Gerda Taro, Anna Turbau, Montserrat Vidal i Barranquer y Pilar Villarrazo.
Barcelona se internacionaliza con la fotografía a partir de los años treinta. Los cambios sociales, políticos y demográficos de la época hicieron de la ciudad un destino interesante para las fotógrafas que participaban de las corrientes más innovadoras. Unas llegaron para quedarse, y se instalaron en sus barrios; otras, vivieron y desarrollaron su carrera allí, y otras estaban de paso y descubrieron un lugar en el que poder trabajar. Pero todas las mujeres fotógrafas que retrataron sus calles y su gente contribuyeron a crear la imagen de una Barcelona moderna y cosmopolita.
La situación política que vive la ciudad de Barcelona con la proclamación de la II República, en 1931, y el consiguiente cambio social, la convierte en un periodo muy intenso informativamente. En esta década, Barcelona tiene un millón de habitantes, es una ciudad diversa, de acogida, una ciudad en proceso de cambio, tanto cultural –con una apuesta firme por la cultura como herramienta de transformación social– como urbanístico y político. "Son cambios que reconocen la voluntad de diversos colectivos de transformar las relaciones entre la ciudadanía y las instituciones públicas, y también las relaciones entre hombres y mujeres. En definitiva, son cambios que quieren explorar nuevas maneras de vivir tanto colectiva como individualmente, lejos de las viejas y obsoletas políticas y de los antiguos arquetipos", señala Isabel Segura.
En Europa el auge del nazismo impulsa a algunas creadoras a buscar cobijo en Barcelona, a la vez que otras creadoras europeas llegarán a la ciudad para conocer los cambios políticos de primera mano. Margaret Michaellis centrará gran parte de su trabajo en el barrio del Raval y captará la sensibilidad de un barrio marginal –como el caso de Rosita, una trabajadora sexual-, un barrio rechazado por los urbanistas que trabajan para la transformación de la ciudad, el movimiento arquitectónico del GATCPAC, con el que Michaellis colaborará estrechamente. También será la encargada de hacer el seguimiento para la contratación del conjunto residencial de la Casa Obrera, espacio con el que se pretendía poner en relación la vivienda con los servicios y las necesidades sociales reales de la clase obrera dotándolo, además, de nuevos programas educativos. Esta transformación social permanecerá bajo el relato fotográfico de Margaret Michaellis: “Se establecía que la vivienda obrera debía estar en zonas urbanizadas y bien comunicadas, un principio radicalmente distinto del que se había aplicado en las casas baratas construidas por la dictadura en las periferias incomunicadas, que dificultaban el acceso al trabajo remunerado y a cualquier servicio urbano”, explica la autora.
Por su parte Dora Maar será la fotógrafa de la ciudad, desde la montaña y desde el mar, desde el Park Güell hasta el mercado de la Boquería, fotógrafa de la vida cotidiana y testimonio de la diversidad de Barcelona.
El 19 de julio del año 36, con el golpe de estado producido en diversas ciudades contra el régimen republicano, estalla la Guerra Civil. Esta contienda provocará la llegada de periodistas y fotógrafos de todo el mundo y será el primer conflicto armado con cobertura mediática. Gerda Taro y su compañero Endre Ernö Friedmann –con quien trabajará, y conjuntamente firmarán sus imágenes con el nombre de Robert Capa–, y Kati Horna, estarán entre los principales profesionales de la fotografía que cubrirán el conflicto bélico. Tal como narra Isabel Segura, "la Barcelona de Gerda Taro es todavía una ciudad esperanzada que confía en la organización popular para detener rápidamente a los golpistas. El Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña organiza las milicias obreras y las columnas que van hacia los frentes de Aragón y de Madrid".
Anna María Martínez Sagi, atleta y periodista, quiere alistarse en las milicias antifascistas que se dirigen hacia Zaragoza y se une como reportera a la Columna Durruti, desde donde publicará a lo largo de un mes crónicas gráficas en las principales cabeceras, fotos desde primera línea del frente y del día a día de los milicianos.
En octubre de 1936 se crea el Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, una comisión indispensable para poder dar a conocer el conflicto internacionalmente, facilitando el acceso a redactores y fotógrafos extranjeros. A principios de 1938 Kati Horna vuelve a Barcelona y será testigo de los bombardeos que sufre la ciudad, especialmente los del 16, 17 y 18 de marzo. "Las imágenes de Kati Horna, aquel mes de marzo de 1938, testimonian la masacre colectiva que sufrió la ciudad: edificios derrumbados, escombros y más escombros. No fotografía ninguna persona muerta. Sí que muestra un perro, como símbolo de la brutalidad", comenta la autora.
Carme Garcia Pedrosa, artista y amante de la fotografía, inicia su trayectoria en los años treinta, pero una vez acabada la guerra y con las tropas franquistas ocupando la ciudad, el panorama es desolador y los sueños se desvanecen. La subsistencia es el primer objetivo. La actividad social y cultural en la calle desaparece y se sustituye por actos como la quema de libros. Garcia Pedrosa esconde su máquina.
Entre las innumerables acciones de represión, el Instituto de la Mujer y la Biblioteca popular, la primera biblioteca pública de mujeres de Europa creada en 1909, pasa a manos de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS, y "se depura siguiendo órdenes del nuevo régimen. Se dan de baja 3.782 libros y así se hace constar en los papeles. Y, para evitar que sean quemados, también se esconden detrás de una falsa pared cientos y cientos de libros del fondo antiguo de la biblioteca.”
El papel de la mujer queda relegado a ejercer "labores del hogar", dedicándose íntegramente a la familia y prácticamente sin derecho a pensar y a expresar, pero estas mujeres creadoras trabajarán para poder explicar todo lo que sucede en la ciudad, como es el caso de Montserrat Vidal y Barraquer, que quiere mostrar la Barcelona derribada y, en palabras de Isabel Segura, "sin duda, es la fotógrafa que capta con más intensidad el vacío de la Barcelona de posguerra". Las calles están vacías y la vida se traslada a las azoteas de las casas, la azotea será el observatorio de la ciudad, y Carme Garcia explicará a través de sus fotografías, el día a día de unas vidas escondidas.
A finales de la década de los cincuenta, dentro de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, se constituye el Grupo Femenino, pero sin poder profesionalizarse como fotógrafas: “Existía una especie de consenso tácito, un pacto social no explícito, que excluía a las mujeres del mundo de la formación y de la creación cultural. Las mujeres eran conscientes de que el acceso a la profesionalización era prácticamente imposible a causa del contexto social y también a causa de un entorno familiar en el que las actividades artísticas estaban permitidas siempre que se mantuvieran como hobby y no se pretendiera llevarlas más allá.” Rosa Szücs fue una de las fotógrafas más reivindicativa y comprometida en defender los derechos de la mujer.
Roser Martínez Rochina, entrevistadora y fotógrafa, sitúa parte de su obra en las antiguas fábricas textiles, alimentarias y de automoción, del barrio del Poblenou, así como en las casas centenarias. La ciudad también crece, de este a oeste. Se inicia un periodo de construcción acelerado, de iniciativa pública pero también, y en mayor grado, privada. Los arquitectos llaman a los fotógrafos para captar esta evolución de la ciudad. Las mujeres fotógrafas no estarán invitadas, pero ellas irán igualmente, como es el caso de Carmen García. Estamos en la década de los sesenta y setenta.
La obra fotográfica de estas mujeres no aparecerá en el circuito natural, como son las publicaciones diarias, su divulgación se hará a través de publicaciones especializadas. La primera reportera fotográfica de este periodo fue Joana Biarnés, pero a pesar de trabajar para el diario El pueblo de Madrid, los prejuicios hacia las mujeres no le hicieron fácil desarrollar su tarea.
El año 68, que pasó a la historia como el año de las grandes reivindicaciones sociales, con manifestaciones contra la guerra de Vietnam y a favor de los derechos civiles en Estados Unidos, los movimientos contra la invasión soviética de Praga, Mayo del 68 en París, y las huelgas y los conflictos en los centros universitarios e industriales de Asturias, Barcelona, País Vasco y Madrid, esta inestabilidad social y política provocó la declaración del estado de excepción en el Estado, en 1969. De nuevo se silencia la libertad de expresión. Barcelona no será menos y, además de encontrarse en un proceso en el que se debe redefinir identitariamente, se añade el conflicto político, urbanístico, laboral y vecinal. Barcelona es ahora una ciudad desigual, tanto social como urbanísticamente.
La fotografía también dejará testimonio de estas diferencias: "Las fotógrafas dieron visibilidad a los ciudadanos que exigían participar en la construcción de una ciudad democrática y moderna. Fueron testimonio gráfico de aquellos movimientos sociales y políticos y practicaron una fotografía documental con un claro compromiso político que muestra las calles como un espacio común donde se hace visible la voluntad de construir una nueva ciudad." Explica Segura.
Pilar Villarrazo, deja atrás el Montjuïc de la Exposición Internacional para adentrarse en el Montjuïc marginal, el de las barracas, o enel barrio de Can Clos, construido en tan sólo 28 días para acoger a los desalojados de la Diagonal, debido al Congreso eucarístico de 1952. Regresará una segunda vez a Montjuïc, con Manuel Vázquez Montalbán. Ambos plantean un debate sobre la concepción de la ciudad a partir de dos tendencias, " la de los urbanistas del siglo XIX, que habían apostado por una ciudad compacta con una mezcla de usos, y la de los contemporáneos que, a remolque de los principios establecidos por el CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), optan por una ciudad funcional con una fuerte especialización espacial”.
En la nueva Barcelona se construyen miles de viviendas, zonas residenciales en polígonos situados al este de la ciudad, sin servicios, sin escuelas, sin tiendas, sin transporte. Esta tendencia traspasa más allá de la ciudad a poblaciones vecinas. Comienza la especulación, la construcción masiva y sin control, pero por otro lado también se da otro fenómeno, el abandono de los territorios agrícolas.
Mientras se levanta esta Barcelona de construcción indiscriminada, irrumpe el movimiento feminista, y en mayo de 1976 se celebran en Barcelona las Jornadas Catalanas de la Mujer, en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona con la asistencia de más de cuatro mil mujeres, como muestra de protesta y en contra del modelo de femineidad preestablecido. Tres días de debate y de protesta que quedaron grabados en la cámara de Pilar Aymerich. Estas jornadas permitirían hablar libremente a las mujeres, debatir sobre la opresión del hombre sobre la mujer, los abusos y la división sexual del trabajo. Varias iniciativas surgirían a partir de las Jornadas, como la revista Vindicación Feminista, bajo la dirección fotográfica de Colita. "Vindicación Feminista combina el lenguaje con la imagen cargada de contenido político. Hay una transitabilidad del ámbito verbal a lo visual. La revista busca estrategias visuales complejas y narrativas de representación", apunta Segura. La aparición de esta cabecera marcará un punto de inflexión con respecto a las publicaciones dirigidas a mujeres.
Se crearán nuevos proyectos feministas que servirán para romper con los estereotipos establecidos. Colita y Maria Aurèlia Capmany publicarán el libro Antifémina. Se inaugura el bar-biblioteca Sal, donde se presentarán libros. El movimiento feminista en Barcelona se vinculará a la lectura y al debate. Y la fotografía será un elemento cultural indispensable para dejar testimonio de la efervescencia de estos movimientos sociales por parte de diferentes colectivos. Pero también políticos, huelgas y manifestaciones reivindicativas de todos los sectores por las calles de Barcelona que terminarán con la huelga general del 12 de noviembre del 76, contra las medidas de ajuste laboral y económico del gobierno de Adolfo Suárez, y también a favor de la amnistía y las libertades democráticas, hechos inmortalizados por las cámaras de Colita, Pilar Aymerich, Anna Turbau y Guillermina Puig.
Marta Sentís pasea por la Barcelona del Eixample y de la Diagonal, donde emerge la nueva Barcelona arquitectónica, pero su interés se centrará en la vida cotidiana, la parte más humana de la ciudad. Por otra parte, así como Maragert Michaella fotografió el Raval de los años treinta, Anna Turbau lo hace en los años setenta. Entre las fotografías de ambas, el barrio no ha cambiado, no ha habido intervención urbanística en el barrio de las casas fábrica que ahora son viviendas. Para Anna Boyé el interés está en la diversidad también del barrio del Raval, tanto en el exterior como en el interior de las casas. Consuelo Bautista, dará voz a los suburbios a través de la fotografía, y retratará la diversidad, centrando su obra en las migraciones: "Del Raval a la Mina y a la Perona, una geografía humana de Barcelona que a menudo se excluía de los imaginarios urbanos y que los medios también habían estigmatizado. Durante años, la fotografía había contribuido a fabricar la idea del suburbio, una construcción fotográfica y simbólica que se había quedado definida como paisaje de excepción”, explica Isabel Segura.
En definitiva "Son fotógrafos, sin etiquetas, que quieren contar historias y hacerlas públicas", mujeres creadoras que contribuyeron a dar una nueva imagen de la ciudad y a la construcción de un nuevo relato de gran valor patrimonial.
BIOGRAFÍAS
Pilar Aymerich. Barcelona, 1943
Estudió durante cinco años en la Escola d’Art Dramàtic Adrià Gual, dirigida por Ricard Salvat y Maria Aurèlia Campmany. Entró en contacto con el medio intelectual de la época e hizo amistad con Montserrat Roig, con quien colaboró de forma regular en diversos proyectos. En 1965 partió a Londres y dos años después se trasladó a París, donde vivía su tío, Xavier Tarragó, que había sido fotógrafo en el Comissariat de Propaganda de la Generalitat republicana y mantuvo en la ciudad francesa una casa de fotografía. Aymerich regresó a Barcelona en 1968 y se estableció como fotógrafa profesional. Se especializó en retratos, reportajes sociales y teatro. Colaboró en diversos medios de comunicación, como Serra d’Or, Destino, Triunfo, La Calle, Vindicación Feminista, El País, Fotogramas y Qué leer. Colaboró en el mundo editorial y también en medios audiovisuales. A partir de 1974 trabajó para Televisión Española en el programa Personatges, con Montserrat Roig, al cual siguieron Crear i viure, Per molts anys y La luna. Ha publicado Mem ria d’un temps (2004), Resistents, la cultura com a defensa (2008), Viajeras a La Habana (2008), La Nova Canc ó, la veu d’un poble (2010) y El goig i la revolta (2012), entre otros. Ha realizado numerosos proyectos personales (destaca el audiovisual Cementiris d’ultramar, 2006). Ha expuesto en Barcelona (la primera vez en 1977 en la galería Eude) y también en La Habana, Buenos Aires y Santiago de Chile. Ha impulsado la creación de la UPIFC (Unió de Professionals de la Imatge i Fotografia de Catalunya) y ha sido miembro de su consejo directivo, así como de la Junta de Gobierno del Col·legi de Periodistes de Catalunya en dos periodos (1997-2001 y 2001-2005). La Generalitat de Catalunya le concedió la Creu de Sant Jordi en 2005.
Consuelo Bautista. Bogotá, 1957
Licenciada en Publicidad por la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, llegó a Barcelona en 1985 y colaboró con El Món. Desde 1988 publicó reportajes en La Vanguardia en el momento en el que el periódico cambió de diseño e incorporó el color en la portada. En 1989 se centró en los barrios del Raval, la Mina y la Perona. Publicó reportajes en El País y combinó los trabajos de encargo en los medios con proyectos personales. Como le interesaba el tema de los inmigrantes del Raval volvió al barrio con La calle Hospital en un proyecto a caballo entre el sonido y la imagen (La foto parlante), que se expuso en la sala la Capella de la calle del Hospital. La instalación también se presentó en la exposición colectiva Quorum del centro Arts Santa M nica. En 2007-2008 realizó un nuevo proyecto fotográfico sobre el barrio del Raval para l’Arxiu Fotogràfic de Barcelona que inspiró la exposición y el catálogo Consuelo Bautista. Ha realizado exposiciones individuales en Barcelona, La Habana, Sa- badell, Terrassa y Medellín, y ha participado en algunas colectivas. También ha desarrollado proyectos vinculados con la fotografía documental en Cuba, Argentina, Brasil, México, Colombia, Montenegro, Israel, Marruecos, Senegal, Estados Unidos y Canadá, y en diversas ciudades españolas. Es una de las fundadoras del Centre de Fotografia Documental de Barcelona. Obtuvo el Premio Arts Plàstiques Ciutat de Barcelona (2007) con el proyecto fotográfico A los invisibles. Ha publicado, entre otros libros, Cuba, Cuba y Cuba (1998), Muertitos (2012) y Raval (2013).
Joana Biarnés. Terrassa, 1935-2018
Fue una de las primeras mujeres que ejerció profesionalmente la fotografía de prensa durante el franquismo. Se inició en 1953 con la ayuda de su padre, fotógrafo de prensa, en periódicos como El Mundo Deportivo, Club y Vida Deportiva. Estudió en la Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona, donde obtuvo el título oficial de periodista gráfica en 1956. Una vez obtenido el título, trabajó en diversos proyectos cinematográficos como encargada de la fotografía fija. A partir de 1963 trabajó para el diario sindical Pueblo en Madrid, y desde los años sesenta colaboró con Blanco y Negro y ABC. Poco después, trabajó para las agencias de prensa Heliopress, Contifoto, Cosmopress y Sincro Press International. A partir de 1984 abandonó la fotografía profesional y se trasladó a Ibiza. Años después abrió allí el restaurante Ca Na Joana, que dirigió hasta 2017. Los últimos años de su vida vivió en Viladecavalls, en el Vallès Occidental.
Anna Boyé. Barcelona, 1954
Se inició en la fotografía artística gracias a la beca Joaquim Muntaner, que le permitió estudiar con el fotógrafo en 1977. El año siguiente expuso su reportaje Distrito V, centrado en el barrio del Raval, en el Centro Internacional de Fotografía de Barcelona. Se inició en la fotografía artística, pero pronto optó por el reporterismo porque era un medio que le permitía acercarse a las personas y a sus diversas realidades. Como freelance, desde los años ochenta y durante más de veinte años, colaboró de manera regular en el Magazine de La Vanguardia. También ha colaborado con las publicaciones Stern, Vsd, Courrier Japon y la agencia Contact. Entre sus proyectos más personales destacan Viaje a través de la espiritualidad de la mujer en el mundo (1995), Novicias (1999), La mujer y Dios (2004) y la serie Matriarcats, que inició en 2006 y la llevó a Guinea-Bisáu, China, México, Sumatra y otros países en busca de aquellas comunidades en las que las mujeres desempeñan un papel esencial. Ha expuesto en el Ayuntamiento de Barcelona (2004 y 2006), en el Fórum Uni- versal de las Culturas (2004), en el Palau Robert (2007 y 2010) y en la exposición colectiva Centre Internacional de Fotografia Barcelona (1978-1983) en el macba (2012).
Milagros Caturla Soriano. Barcelona, 1920 – Sant Cugat del Vallès, 2008
Obtuvo el título de maestra en la Escuela de Magisterio de Barcelona en 1946, pero jamás ejerció la docencia. Trabajó en distintos empleos: en la secretaría de la Clínica Médica B del Hospital Clínico de Barcelona, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas como colaboradora (1947-1956), en la sección de Hacienda como destajera (1954-1960), en el Patronato Provincial de Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas (1960-1967) y en el Negociado de Personal y Seguridad So- cial de la Diputación de Barcelona (1967-1985). En 1957 hizo un curso de fotografía en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y estableció un laboratorio fotográfico propio en su casa, en el número 212 de la calle de Valencia. Más tarde se mudó al casco antiguo. A partir de los años sesenta se presentó a diversos premios de fotografía de ámbito local y los ganó. Uno de los primeros fue el Concurso Fotográfico de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS (1962), en el que obtuvo el primer premio. Su archivo se dispersó. Una parte, más de un centenar de fotografías, se encuentra en Estados Unidos desde que Tom Sponheim las compró en el mercado de San Antonio. Su familia conserva otra parte.
Colita, Isabel Steva Hernández. Barcelona, 1940
Estudió en Barcelona y se trasladó a París durante un año. Aprendió el oficio con Oriol Maspons y Xavier Miserachs, y se profesionalizó en el mundo de la fotografía con el impulso de Paco Rebés, a quien considera su mentor. En 1962 trabajó en el archivo de personajes de la película Los Tarantos y partió a Madrid, donde permaneció dos años para dar curso a su afición al flamenco. Realizó fotografías de promoción de Antonio Gades y la Chunga. Viajó al sur de España y publicó Luces y sombras del flamenco, con texto de José Manuel Caballero Bonald (1975). Regresó a Barcelona y colaboró con Fotogramas, Tele/eXprés, Mundo Diario, Destino, Interviú, Cuadernos para el Diálogo, La Calle y Bocaccio, entre otras publicaciones. Se especializó en el retrato y colaboró con la disco- gráfica Edigsa y con la Nova Canc ó haciendo campañas de prensa y promoción para Guillermina Motta, Núria Feliu, Ovidi Montllor, Raimon y Joan Manuel Serrat. Desde 1976 hasta 1978 dirigió el departamento de fotografía de la revista Vindicación Feminista. Ha hecho más de cuarenta expo-
siciones. La primera, dedicada a Carmen Amaya, se organizó en 1964 en el Colegio de Arquitectos de Barcelona. En 1971 realizó otra en la sala Aixelà, con una colección de retratos que tituló La Gauche qui rit y que fue clausurada por la policía el día después de la inauguración. Ha publicado más de treinta libros, entre los cuales destaca Antifémina (1977), en colaboración con Maria Aurèlia Capmany. Colita ha investigado durante años sobre las fotógrafas que la precedieron y, con Mary Nash, realizó la exposición Fot grafes pioneres de Catalunya (2005). Colita, perquè sí! (2014) fue el título de la exposición monográfica y retrospectiva dedicada a su trabajo y comisariada por Laura Terré en La Pedrera. En el catálogo de la misma, Colita fotografía, Barcelona, la autora incluyó esta dedicatoria: «Este libro y mi vida vienen a ser lo mismo».
Silvia T. Colmenero. Oviedo, 1959
Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo. Se trasladó a Madrid, donde estudió en Fotocentro desde 1977 hasta 1979, año en que se trasladó a vivir a Barcelona. Colaboró con las publicaciones Opinió Socialista y L’Hora, vinculadas al Partido Socialista de Cataluña. También trabajó para 4-2-4, publicación deportiva del grupo Mundo, y para Sport. No le resultó fácil realizar su actividad de fotoperiodista, ya que la irrupción de una fotógrafa en el mundo del deporte provocaba reacciones machistas que le dificultaron su día a día en el trabajo. Compartió con Joana Biarnés la sensación de no ser aceptada en un mundo tradicionalmente masculino. Realizó periodismo de investigación como colaboradora de El Noticiero Universal. Uno de sus reportajes más conocidos trataba el tema de la colza cuando todavía no se hablaba del asunto con claridad. Como freelance ha trabajado para El Periódico y en revistas como El Far del Llobregat, entre otras. Desde 1988 ha colaborado regularmente con El País, también como freelance, aunque solo en 2002 se le reconocieron plena- mente sus condiciones laborales. Una parte de su fondo fotográfico está vinculado al Baix Llobregat, donde vive. Actualmente combina fotografía, curaduría y promoción de arte.
Carme Garcia Padrosa. Barcelona, 1915-2015
Pese a su interés en el mundo del arte, Carme Garcia no pudo estudiar en la Llotja porque tuvo que ponerse a trabajar en un taller de encuadernación cuando solo tenía trece años. Realizó sus primeras fotografías en los años treinta con una cámara Kodak Baby. Sus imágenes son de un marcado carácter político: concentraciones en la plaza de Sant Jaume, la manifestación del 11 de septiembre de 1935 y la escultura del soldado del pueblo republicano instalada en la plaza de Cataluña, que ya había retratado Kati Horna. En el dorso de la imagen, Carme Garcia escribió: «Siete meses de guerra». A principios de los años cincuenta volvió a realizar fotografías y algún fotomontaje. En 1956 se apuntó a un curso fotográfico exclusivo para mujeres en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y, posteriormente, fue una de las impulsoras del Grup Femení de la Agrupació, en colaboración con otras colegas del curso. Desde los años cincuenta y hasta pocos años antes de morir no abandonó la actividad fotográfica. Ganó muchos premios en concursos fotográficos de ámbito local e internacional. Algunas de sus fotografías se publicaron en Photography Year Book (1973) y en el diario Pravda de la Unión Soviética (29 de setiembre de 1980). También hizo exposiciones individuales en Sitges (febrero de 1967) y otras colectivas en el Palau de la Virreina de Barcelona y en Badalona. Donó su obra a l’Arxiu Fotogràfic de Barcelona (más de ocho mil imágenes). Más de cuatrocientos positivos se conservan en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya.
Kati Horna. Budapest, 1912 – Ciudad de México, 2000
Nacida Kati Deutsch, cuando tenía 19 años se trasladó a Berlín para estudiar fotografía y en la ciudad se relacionó con los integrantes del grupo de Bertolt Brecht. Su formación artística se forjó con las ideas de la fotografía moderna y trabajó para la agencia Dephot (Deutscher Photodienst). Con el estallido del nazismo regresó a Budapest y estudió con József Pécsi. En enero de 1937 ya se encontraba en Barcelona. En junio del mismo año realizó un reportaje sobre la vida cotidiana en el frente de Aragón y la CNT la invitó a colaborar en la revista anarquista Umbral. Establecida en Valencia, en el mismo año 1937 viajó a Teruel, Vélez-Málaga y Almería, y en 1938, otra vez a Barcelona. Redactora de la revista Umbral, también publicó en Mujeres Libres, Libre Studio, Tierra y Libertad y Tiempos Nuevos. Al final de la guerra huyó con su marido, José Horna, quien estuvo recluido en varios campos de refugiados pero al que consiguió rescatar. Ambos emigraron a México, donde se reencontraron con su amigo Chiki Weisz, pareja de la pintora Leonora Carrington. Con ella y Reme- dios Varo, pintora nacida en Anglès, llevaron a cabo algunos proyectos comunes. Durante sesenta años siguió realizando fotografías que se publicaron en diversas revistas. También desarrolló una dilatada carrera como docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes de la Universidad Nacional Autónoma de México (de 1973 a 1999), y en la Universidad Iberoamericana. Una buena parte de la serie fotográfica que realizó durante la Guerra Civil se quedó en España, donde probablemente se dispersó o se destruyó. Aun así, según declaraciones de la autora, se llevó al exilio una pequeña caja de lata con una selección de negativos. Durante los cuarenta años siguientes no quiso hacer uso del material, convencida de que debía devolverlo. El 12 de mayo de 1983 la fotógrafa, que entonces ya residía en México, ofreció al Gobierno de España la serie fotográfica sobre la Guerra Civil.
Dora Maar. Tours, 1907 – París, 1997
Henriette Théodora Markovitch pasó la infancia en Argentina. Se asoció con Pierre Kefer entre 1930 y 1934, y estableció un estudio con Brassai . Le apasionaban las innovaciones técnicas y experimentó con el fotomontaje y las deformaciones. Transitó entre las fotografías vanguar- distas de moda y la vida callejera, especialmente la de los espacios urbanos marginales. Vin- culada con las vanguardias y los ambientes surrealistas de París, en 1933 viajó a Barcelona y se instaló en el hotel Oriente. Sentía interés por la obra de Gaudí y fotografió el Park Gu ell y la Sagrada Familia. También realizó fotografías del mercado de la Boquería y del barrio del Somo- rrostro, así como de Terrassa y Tossa de Mar. Las imágenes que captó de esta última pobla- ción fueron publicadas en la revista Beaux Arts de Barcelona en octubre de 1933. Algunos de los niños a los que retrató en sus caminatas por Barcelona aparecieron también en diversos fotomontajes de Le simulateur, obra de 1935. En París conoció a Pablo Picasso y lo ayudó en el registro fotográfico del proceso creativo del Guernica entre el 11 de mayo y el 4 de junio de 1937. En 1939 expuso Les Photographies de Dora Maar en París y a partir de aquel momento también participó en exposiciones colectivas y monográficas tanto de pintura como de fotografía.
Roser Martínez Rochina. Bugarra, 1927
Fotógrafa, crítica profesional y curadora de exposiciones. Valenciana de origen, se trasladó a Bar- celona a los diecisiete años. Estudió taquigrafía, mecanografía y contabilidad en la Academia Cots. Durante muchos años fue responsable de la contabilitat de la empresa Montplet. Se incorporó a la Agrupació Fotogràfica de Catalunya en 1968 y entró en contacto con el Grup Femení. Participó en diversos certámenes nacionales e internacionales, y ganó algunos premios. De 1969 al 1971 realizó una serie de entrevistas que publicó en el boletín de la Agrupació. A partir de 1970 y hasta que el periódico cerró, veinte años después, colaboró como crítica fotográfica en las Páginas Fotográficas de El Noticiero Universal. Desde 1973 asesoró a la empresa Negra Industrial. También organizó y coordinó los Premios Negtor. Además, hizo de jurado y crítica en diversos concursos nacionales e internacionales. Desde 1984 colaboró asiduamente con la revista Diorama de Madrid, en la que escribió sobre la actualidad fotográfica en Cataluña, sobre imagen y sobre las nuevas aportaciones al medio. También publicó en Imagen y Sonido y Arte Fotográfico. Ha trabajado en la recuperación y catalogación de la obra del fotógrafo Eugeni Forcano y ha sido curadora de diversas exposiciones. Su archivo se conserva en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona.
Anna Maria Martínez Sagi. Barcelona, 1907 – Santpedor, 2000
Periodista, poeta y atleta (fue campeona de España de lanzamiento de jabalina en 1931), fue una de las pioneras del deporte femenino y el fotoperiodismo. También participó en la fundación del Club Femení i d’ Esports de Barcelona en 1928. Colaboró en las publicaciones gráficas más populares de la época, Las Noticias, Crónica y Estampa, además de hacer de redactora para el semanario La Rambla. El 30 de diciembre de 1932 se sacó las oposiciones para el puesto de escribiente-mecanógrafa, lo cual le permitió incorporarse en la secretaría de Antoni Vilalta, consejero regidor del Ayuntamiento de Barcelona, el 10 de enero de 1933. Más adelante pasó al Museu d’Arts Decoratives, en el Palacio de Pedralbes, donde catalogó parte del fondo, y, finalmente, a la Gaceta Municipal. Trabajó en el servicio de prensa del Ayuntamiento de Barcelona, que la autorizó a alistarse en la columna de las milicias antifascistas que se dirigía a Za- ragoza. A principios del mes de agosto de 1936 envió las primeras crónicas periodísticas acompañadas de fotografías que se publicaron en El Día Gráfico, La Noche y La Rambla. También fue corresponsal de los periódicos Daily Mail, de Gran Bretanya, y El Tiempo, de Colombia. Se exilió en París, donde tuvo una hija que murió a los ocho años de edad. En los años cincuenta emigró a los Estados Unidos y trabajó en la Universidad de Illinois como profesora de francés y español. Tras la muerte de Franco regresó a España y se instaló en Moià. Hasta el presente no ha sido posible localizar su archivo fotográfico.
Margaret Michaelis. Dzieditz, 1902 – Melbourne, 1985
Nacida Margarethe Gross, se formó en Viena y Berlín. Durante los años veinte trabajó en diversos estudios fotográficos. En 1932 viajó por primera vez a Barcelona y realizó un reportaje sobre las calles y los vecinos del barrio del Raval. En 1933 huyó de Berlín a causa del ascenso al poder de Hitler. Ju- día y anarcosindicalista, decidió instalarse en Barcelona, donde estableció su estudio, Foto-Studio, en un moderno edificio de apartamentos diseñado por Sert y situado en el número 36 de la calle Rosellón. Más tarde, bajo el nombre de Foto-Elis, se traslada al número 218 de la avenida de la Repu- blica Argentina. Además de realizar reportajes sociales, Margaret Michaelis se dedicó a la fotografía arquitectónica. Conoció a algunos miembros de gatcpac (Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània) con los cuales entabló una estrecha relación. Participó en la exposición La nova Barcelona organizada por gatcpac en plaza de Cataluña en 1934 y también fue colaboradora asidua de la revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea, una publicación del gatepac. Durante la Guerra Civil fue fotógrafa y colaboradora del Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya. Publicó en Nueva Iberia, la revista mensual ilustrada del Comissariat, y en el Butlletí de Sanitat i Assistència Social. En 1937 abandonó Barcelona y, después de un periplo por distintas ciudades europeas, se instaló definitivamente en Australia, donde prosiguió su actividad hasta la década de 1950, cuando tuvo que abandonar la fotografía a causa de sus problemas de vista.
Marta Povo. Barcelona, 1951
Estudió Historia y Antropología en la Universidad de Barcelona. Povo se dedicó a la fotografía profesional y se especializó en arquitectura y paisaje. Durante los años ochenta expuso de manera frecuente en diversas galerías de Gavà, Guadalajara, Sevilla, Sant Boi y en la galería Fotomania de Barcelona. Ha combinado el reportaje fotográfico con series más personales. En 1980 hizo un reportaje en el centro de marginados de la calle Wellington de Barcelona integrado por cuarenta y siete retratos y escenas. Otra de sus series más reconocidas es la que dedicó a los oficios arte- sanales en la ciudad de Barcelona. Algunos de sus reportajes se han publicado en Arquitectura balneària a Catalunya (1986), Cases senyorials de Catalunya (1990), La Ciutat de la Sal (1990) y Jardins de Catalunya (1991). Sus fotografias se han expuesto en distintas poblaciones catalanas y también en The Photographers’ Gallery, en Londres (1987). Durante los años noventa expuso en Nueva York, Ginebra y París. En total, ha participado en más de un centenar de exposiciones.
Guillermina Puig. Sedó, 1952
A principios de los años setenta se interesó por la fotografía y el fotoperiodismo. Trabajó en la banca y estudió dos carreras al mismo tiempo: Matemáticas en la Universidad de Barcelona y Fotografía en la Escuela de Medios Audiovisuales de Barcelona (emav). En 1978 decidió dedicarse plenamente al fotoperiodismo. El incendio de la sala de fiestas Scala, un domingo de enero de 1978, le abrió las puertas a Edicions 62, que incluyó unas imágenes de Puig en el Anuari Catalunya dia a dia. A partir de ese momento comenzó a retratar los hechos más destacables de Barcelona y Cataluña. Trabajó por encargo para las revistas L’Avenç y Saber, y para el periódico Catalunya Express. En 1981 un trabajo fotográfico que había realizado en la cárcel Modelo de Barcelona se publicó en La Vanguardia. A raíz de su trabajo en el anuario de Edicions 62, entrevistó al director de La Vanguardia, quien le sugirió que le hiciera una propuesta de temas para algunos espacios en blanco en el periódico. Así inició su colaboración con el periódico y en 1984 se integró en la plantilla. En 1989 la nombraron jefa de la sección de fotografía y desde el año 2000 fue la redactora jefe. En 2009 el periódico reestructuró la redacción y la despidieron, junto con otros colegas de la sección de fotografía. Ha realizado diversas exposiciones individuales y ha participado en otras colectivas.
Marta Sentís. Barcelona, 1949
Se formó en París, Barcelona, Oxford y Florencia, y a principios de los setenta se instaló en Nueva York. Durante la segunda mitad de esa década, pese a que siguió viajando, realizó diversas series sobre Barcelona. En 1978 realizó una serie fotográfica publicada en Papel especial, n.o 0. En 1979 expuso en la galería Nikon de Barcelona, y el mismo año Visión urbana se mostró en la galería Saloncito Dos i Una. Ha trabajado en foto fija para el cine y la televisión, como fotógrafa itinerante en diferentes agencias de las Naciones Unidas y como freelance para la agencia neoyorquina Photo Researchers y la barcelonesa age. Pese a la diversidad de trabajos relacionados con la fotografía que ha realizado, Marta Sentís se considera reportera y lo que más le interesa es publicar reportajes gráficos, preferiblemente en color (según declaraba el 26 de setiembre de 1988 con motivo de la exposición de treinta de sus fotografías en el Center for Creative Photography de la Universidad de Arizona). Ha expuesto en la Fundació Joan Miró (1983), en el Museo Reina Sofía (1991), en el Center for Creative Photography de la Universidad de Arizona (1992) y en la Foto Biennale Enschede en Holanda (1992). Ha publicado, entre otros libros, Habitacions i migracions (1993), catálogo de la exposición del mismo título, y su trabajo ha sido objeto del libro de Román Gubern Marta Sentís: la mirada global (2002).
Rosa Szücs del Olmo. Barcelona, 1911-1984
Se formó en los cursos organizados por la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y en 1959 se integró al Grup Femení de la entidad. Obtuvo el premio extraordinario de fotografía en blanco y negro del VIII Concurso Nacional Femenino de Fotografía (1972). También recibió un accésit al Luis Navarro y algunos premios Mare Nostrum, convocados por TVE Miramar. Hizo de monitora en el laboratorio en la misma AFC. Rosa Szu cs ejerció el magisterio y transmitió la técnica y la pasión por la fotografía a unas cuantas generaciones de mujeres más jóvenes. La también fotógrafa y crítica fotográfica Roser Martínez Rochina, en una entrevista publicada en el boletín de la AFC en abril de 1970, la describía como una mujer de una vitalidad desbordante: «Verla actuar con la cámara fotográfica era toda una alegría. Tenía una inquietud y una agilidad mental y física que ya les gustaría a muchas chicas de quince años; va de un lado a otro descubriendo cosas nuevas, sacando fotos [...]». Szücs era plenamente consciente de las condiciones precarias en que muchas mujeres producían sus obras y su fotografía de una mujer con la cámara en la mano y un bebé en la otra se ha convertido en todo un manifiesto, no exento de ironía. Algunas de sus obras se conservan en depósito de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Gerda Taro. Stuttgart, 1910 – El Escorial, 1937
Gerta Pohorylle era hija de una familia judía de origen polaco y se formó en Leipzig. A causa de su oposición al nazismo se exilió a París, donde tuvo diversos trabajos, como camarera y mecanógrafa, y mientras trabajaba de mecanógrafa en la agencia Alliance-Photo descubrió su interés por la foto- grafía. En la capital francesa conoció a Endre Erno Friedmann, exiliado de origen húngaro, gracias al cual profundizó su conocimiento de la técnica fotográfica. Trabajaron juntos y mantuvieron una relación amorosa. Fue Gerda quien tuvo la idea de firmar sus obras conjuntas con el heterónimo de Robert Capa para evitar hacer públicos sus apellidos judíos. En agosto de 1936 llegaron a Barcelona para cubrir el conflicto para la revista Vu. Uno de los reportajes más emblemáticos de Gerda Taro fue el que realizó sobre un grupo de milicianas que hacían prácticas de tiro con un revólver en la playa de Barcelona. Su implicación con la República se hizo cada vez más estrecha. Al poco tiempo firmó sus fotografías como Taro Photo y aparecieron publicadas en Ce Soir y Vu. Taro se desplazó al frente y realizó un reportaje de la batalla de Brunete que se publicó en Regards pocos días antes de que muriese en una accidentada retirada provocada por el contraataque de las tropas franquistas el 26 de julio de 1937. Durante mucho tiempo sus fotografías se atribuyeron a Friedmann, quien siguió utilizando el nombre de Robert Capa. Con los años se ha ido descubriendo la auténtica autoría de Gerda Taro. Su obra se encuentra actualmente en el International Center of Photography de Nueva York.
Anna Turbau. Barcelona, 1949
Estudió diseño gráfico en la Escola Massana y en Elisava. Su primer reportaje fotográfico se centró en el barrio del Raval en 1971. En 1975 realizó la exposición Fotografías de jazz, en la sala Aixelà de Barcelona, que recogía diversos momentos de las sesiones del IX Festival de Jazz de Barcelona, y Turbau publicó el catálogo Jazz para cinco instrumentos con el promotor y crítico Alfredo Papo. Aquel mismo año viajó a Galicia y realizó un reportaje sobre un conjunto de casas para gitanos diseñadas por César Portela en O Vao (Pontevedra). Comenzó a publicar en Interviú, el semanario de actualidad creado en 1976, y desde 1978 también en El Periódico. Con este diario colaboró poco tiempo, pues la empresa optó por trabajar con otro fotógrafo. Durante tres años (de 1976 a 1979) fue corresponsal gráfica en Santiago de Compostela para Interviú y Primera Plana, que se editaban en Barcelona. No obstante, tuvo que salir de incógnito de Galicia a causa de la presión policial. Al regresar a Barcelona empezó a colaborar con la revista Actual. Ha publicado, entre otros libros, Linguas mortas: serial radiofónico (1989) con la escritora y periodista Margarita Ledo Andión. Par- te de su trabajo fotográfico de aquellos años se reunió en la exposición Tan lejos, tan cerca de la Fundación Foto Colectania (2014-2015) y en el libro Anna Turbau (Galicia 19751979), publicado en 2017, que incluye una selección de sus fotografías.
Montserrat Vidal i Barraquer. Barcelona, 1902-1992
Cuando tenía diez años le regalaron la primera cámara fotográfica. Desde entonces y hasta los noventa años jamás dejó de hacer fotografías. A mediados de los años cincuenta se hizo socia de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y formó parte del Grup Femení. Mantuvo mucha relación con Carme Garcia, otra de las impulsoras del grupo, y en muchas ocasiones hicieron juntas los reportajes fotográficos de la ciudad. Trabajaba en blanco y negro y tenía un gran dominio de la luz, con la que jugaba constantemente. Durante los años setenta hizo algunas pruebas con la fotografía en color, pero no le satisficieron y muy pronto la abandonó. Como pasaba los veranos en Cambrils, en la casa familiar —el obispo Vidal i Barraquer era su tío—, una parte importante de su fondo lo constituyen los paisajes y las actividades de los habitantes del lugar y sus alrededores. También formó parte del grupo fundador de la Agrupació Fotogràfica de Cambrils. Su trabajo fue reconocido en el anuario británico Photography Year Book (19751976). Su fondo fotográfico se conserva en el Arxiu Nacional de Catalunya y reúne más de veinte mil imágenes que ella misma ordenó y clasificó antes de morir.
Pilar Villarrazo. Bilbao, 1946
Nació en Bilbao en febrero de 1946 y años después se trasladó a Barcelona, donde reside actualmente. De 1966 a 1971 estudió Diseño y Fotografía en Elisava. Vinculada al movimiento feminista, sus fotografías aparecieron en libros feministas editados en Barcelona, como La mujer en España, que realizó en colaboración con Mireia Bofill, Maria Lluisa Fabra, Ana Sallés y Elisa Vallés, y que publicó Ediciones de Cultura Popular en 1967. Fotógrafa de arquitectura y urbanismo, su obra está muy vinculada a la revista Cuadernos de arquitectura, donde a partir de 1971 publicó de forma regular extensos reportajes centrados en el uso colectivo de los espacios urbanos. Participó en el libro Re- flexiones ante el neocapitalismo (1968), en colaboración con Ángel Abad, Jordi Borja y Manuel Vázquez Montalbán, entre otros. También colaboró en el monográfico La gran Barcelona que se publicó en la revista CAU: construcción, arquitectura y urbanismo en 1971. Ha compaginado la fotografía con el diseño gráfico. Realizó campañas gráficas tanto para instituciones públicas como para entidades sociales, entre las cuales cabe destacar «Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia» (1976). Una parte de su obra fotográfica se encuentra en el Arxiu Hist ric del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, y el Arxiu Hist ric de la Ciutat de Barcelona conserva alguna de sus composiciones de diseño.
Isabel Segura. Autora y editora del libro
Es historiadora y ha publicado Barcelona Feminista 1975-1988, 2019; Barcelona, ciutat de llibres, 2016; Barcelona-Chicago-Nova York, 2013; La modernitat a la Barcelona dels cinquanta. Arquitectura industrial, 2010; Viajeras a La Habana con la fotógrafa Pilar Aymerich, 2008; Guia de dones de Barcelona, 1995, entre otros títulos.
Ha sido responsable de las exposiciones Carme Garcia, des del terrat, 2018, La lluita per l’oportunitat de viure, 2010; D’institut a centre de cultura de dones. Centenari de l’Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la dona, 2010; Maria Mercè Marçal: El cos, creació i representació, 2008.
Laia Abril. Autora del prólogo.
Laia Abril es una artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido. Autora de varios libros, ha sido galardonada con los premios nacionales e internacionales de fotografía más importantes. Su obra ha sido expuesta en varios países del mundo como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, China, Turquía, Francia, Grecia, Polonia, entre otros.
El libro, que reúne imágenes desde la proclamación de la II República hasta la actualidad, incluyendo, por supuesto, la Guerra Civil Española y la represión social durante los años del franquismo, cuenta con imágenes de Pilar Aymerich, Consuelo Bautista, Joana Biarnés, Anna Boyé, Milagros Caturla Soriano, Colita, Silvia T. Colmenero, Carme García Padrosa, Kati Horna, Dora Maar, Roser Martínez Rochina, Anna María Martínez Sagi, Margaret Michaelis, Marta Povo, Guillermina Puig, Marta Sentis, Rosa Szücs del Olmo, Gerda Taro, Anna Turbau, Montserrat Vidal i Barranquer y Pilar Villarrazo.
Barcelona se internacionaliza con la fotografía a partir de los años treinta. Los cambios sociales, políticos y demográficos de la época hicieron de la ciudad un destino interesante para las fotógrafas que participaban de las corrientes más innovadoras. Unas llegaron para quedarse, y se instalaron en sus barrios; otras, vivieron y desarrollaron su carrera allí, y otras estaban de paso y descubrieron un lugar en el que poder trabajar. Pero todas las mujeres fotógrafas que retrataron sus calles y su gente contribuyeron a crear la imagen de una Barcelona moderna y cosmopolita.
La situación política que vive la ciudad de Barcelona con la proclamación de la II República, en 1931, y el consiguiente cambio social, la convierte en un periodo muy intenso informativamente. En esta década, Barcelona tiene un millón de habitantes, es una ciudad diversa, de acogida, una ciudad en proceso de cambio, tanto cultural –con una apuesta firme por la cultura como herramienta de transformación social– como urbanístico y político. "Son cambios que reconocen la voluntad de diversos colectivos de transformar las relaciones entre la ciudadanía y las instituciones públicas, y también las relaciones entre hombres y mujeres. En definitiva, son cambios que quieren explorar nuevas maneras de vivir tanto colectiva como individualmente, lejos de las viejas y obsoletas políticas y de los antiguos arquetipos", señala Isabel Segura.
En Europa el auge del nazismo impulsa a algunas creadoras a buscar cobijo en Barcelona, a la vez que otras creadoras europeas llegarán a la ciudad para conocer los cambios políticos de primera mano. Margaret Michaellis centrará gran parte de su trabajo en el barrio del Raval y captará la sensibilidad de un barrio marginal –como el caso de Rosita, una trabajadora sexual-, un barrio rechazado por los urbanistas que trabajan para la transformación de la ciudad, el movimiento arquitectónico del GATCPAC, con el que Michaellis colaborará estrechamente. También será la encargada de hacer el seguimiento para la contratación del conjunto residencial de la Casa Obrera, espacio con el que se pretendía poner en relación la vivienda con los servicios y las necesidades sociales reales de la clase obrera dotándolo, además, de nuevos programas educativos. Esta transformación social permanecerá bajo el relato fotográfico de Margaret Michaellis: “Se establecía que la vivienda obrera debía estar en zonas urbanizadas y bien comunicadas, un principio radicalmente distinto del que se había aplicado en las casas baratas construidas por la dictadura en las periferias incomunicadas, que dificultaban el acceso al trabajo remunerado y a cualquier servicio urbano”, explica la autora.
Por su parte Dora Maar será la fotógrafa de la ciudad, desde la montaña y desde el mar, desde el Park Güell hasta el mercado de la Boquería, fotógrafa de la vida cotidiana y testimonio de la diversidad de Barcelona.
El 19 de julio del año 36, con el golpe de estado producido en diversas ciudades contra el régimen republicano, estalla la Guerra Civil. Esta contienda provocará la llegada de periodistas y fotógrafos de todo el mundo y será el primer conflicto armado con cobertura mediática. Gerda Taro y su compañero Endre Ernö Friedmann –con quien trabajará, y conjuntamente firmarán sus imágenes con el nombre de Robert Capa–, y Kati Horna, estarán entre los principales profesionales de la fotografía que cubrirán el conflicto bélico. Tal como narra Isabel Segura, "la Barcelona de Gerda Taro es todavía una ciudad esperanzada que confía en la organización popular para detener rápidamente a los golpistas. El Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña organiza las milicias obreras y las columnas que van hacia los frentes de Aragón y de Madrid".
Anna María Martínez Sagi, atleta y periodista, quiere alistarse en las milicias antifascistas que se dirigen hacia Zaragoza y se une como reportera a la Columna Durruti, desde donde publicará a lo largo de un mes crónicas gráficas en las principales cabeceras, fotos desde primera línea del frente y del día a día de los milicianos.
En octubre de 1936 se crea el Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, una comisión indispensable para poder dar a conocer el conflicto internacionalmente, facilitando el acceso a redactores y fotógrafos extranjeros. A principios de 1938 Kati Horna vuelve a Barcelona y será testigo de los bombardeos que sufre la ciudad, especialmente los del 16, 17 y 18 de marzo. "Las imágenes de Kati Horna, aquel mes de marzo de 1938, testimonian la masacre colectiva que sufrió la ciudad: edificios derrumbados, escombros y más escombros. No fotografía ninguna persona muerta. Sí que muestra un perro, como símbolo de la brutalidad", comenta la autora.
Carme Garcia Pedrosa, artista y amante de la fotografía, inicia su trayectoria en los años treinta, pero una vez acabada la guerra y con las tropas franquistas ocupando la ciudad, el panorama es desolador y los sueños se desvanecen. La subsistencia es el primer objetivo. La actividad social y cultural en la calle desaparece y se sustituye por actos como la quema de libros. Garcia Pedrosa esconde su máquina.
Entre las innumerables acciones de represión, el Instituto de la Mujer y la Biblioteca popular, la primera biblioteca pública de mujeres de Europa creada en 1909, pasa a manos de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS, y "se depura siguiendo órdenes del nuevo régimen. Se dan de baja 3.782 libros y así se hace constar en los papeles. Y, para evitar que sean quemados, también se esconden detrás de una falsa pared cientos y cientos de libros del fondo antiguo de la biblioteca.”
El papel de la mujer queda relegado a ejercer "labores del hogar", dedicándose íntegramente a la familia y prácticamente sin derecho a pensar y a expresar, pero estas mujeres creadoras trabajarán para poder explicar todo lo que sucede en la ciudad, como es el caso de Montserrat Vidal y Barraquer, que quiere mostrar la Barcelona derribada y, en palabras de Isabel Segura, "sin duda, es la fotógrafa que capta con más intensidad el vacío de la Barcelona de posguerra". Las calles están vacías y la vida se traslada a las azoteas de las casas, la azotea será el observatorio de la ciudad, y Carme Garcia explicará a través de sus fotografías, el día a día de unas vidas escondidas.
A finales de la década de los cincuenta, dentro de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, se constituye el Grupo Femenino, pero sin poder profesionalizarse como fotógrafas: “Existía una especie de consenso tácito, un pacto social no explícito, que excluía a las mujeres del mundo de la formación y de la creación cultural. Las mujeres eran conscientes de que el acceso a la profesionalización era prácticamente imposible a causa del contexto social y también a causa de un entorno familiar en el que las actividades artísticas estaban permitidas siempre que se mantuvieran como hobby y no se pretendiera llevarlas más allá.” Rosa Szücs fue una de las fotógrafas más reivindicativa y comprometida en defender los derechos de la mujer.
Roser Martínez Rochina, entrevistadora y fotógrafa, sitúa parte de su obra en las antiguas fábricas textiles, alimentarias y de automoción, del barrio del Poblenou, así como en las casas centenarias. La ciudad también crece, de este a oeste. Se inicia un periodo de construcción acelerado, de iniciativa pública pero también, y en mayor grado, privada. Los arquitectos llaman a los fotógrafos para captar esta evolución de la ciudad. Las mujeres fotógrafas no estarán invitadas, pero ellas irán igualmente, como es el caso de Carmen García. Estamos en la década de los sesenta y setenta.
La obra fotográfica de estas mujeres no aparecerá en el circuito natural, como son las publicaciones diarias, su divulgación se hará a través de publicaciones especializadas. La primera reportera fotográfica de este periodo fue Joana Biarnés, pero a pesar de trabajar para el diario El pueblo de Madrid, los prejuicios hacia las mujeres no le hicieron fácil desarrollar su tarea.
El año 68, que pasó a la historia como el año de las grandes reivindicaciones sociales, con manifestaciones contra la guerra de Vietnam y a favor de los derechos civiles en Estados Unidos, los movimientos contra la invasión soviética de Praga, Mayo del 68 en París, y las huelgas y los conflictos en los centros universitarios e industriales de Asturias, Barcelona, País Vasco y Madrid, esta inestabilidad social y política provocó la declaración del estado de excepción en el Estado, en 1969. De nuevo se silencia la libertad de expresión. Barcelona no será menos y, además de encontrarse en un proceso en el que se debe redefinir identitariamente, se añade el conflicto político, urbanístico, laboral y vecinal. Barcelona es ahora una ciudad desigual, tanto social como urbanísticamente.
La fotografía también dejará testimonio de estas diferencias: "Las fotógrafas dieron visibilidad a los ciudadanos que exigían participar en la construcción de una ciudad democrática y moderna. Fueron testimonio gráfico de aquellos movimientos sociales y políticos y practicaron una fotografía documental con un claro compromiso político que muestra las calles como un espacio común donde se hace visible la voluntad de construir una nueva ciudad." Explica Segura.
Pilar Villarrazo, deja atrás el Montjuïc de la Exposición Internacional para adentrarse en el Montjuïc marginal, el de las barracas, o enel barrio de Can Clos, construido en tan sólo 28 días para acoger a los desalojados de la Diagonal, debido al Congreso eucarístico de 1952. Regresará una segunda vez a Montjuïc, con Manuel Vázquez Montalbán. Ambos plantean un debate sobre la concepción de la ciudad a partir de dos tendencias, " la de los urbanistas del siglo XIX, que habían apostado por una ciudad compacta con una mezcla de usos, y la de los contemporáneos que, a remolque de los principios establecidos por el CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), optan por una ciudad funcional con una fuerte especialización espacial”.
En la nueva Barcelona se construyen miles de viviendas, zonas residenciales en polígonos situados al este de la ciudad, sin servicios, sin escuelas, sin tiendas, sin transporte. Esta tendencia traspasa más allá de la ciudad a poblaciones vecinas. Comienza la especulación, la construcción masiva y sin control, pero por otro lado también se da otro fenómeno, el abandono de los territorios agrícolas.
Mientras se levanta esta Barcelona de construcción indiscriminada, irrumpe el movimiento feminista, y en mayo de 1976 se celebran en Barcelona las Jornadas Catalanas de la Mujer, en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona con la asistencia de más de cuatro mil mujeres, como muestra de protesta y en contra del modelo de femineidad preestablecido. Tres días de debate y de protesta que quedaron grabados en la cámara de Pilar Aymerich. Estas jornadas permitirían hablar libremente a las mujeres, debatir sobre la opresión del hombre sobre la mujer, los abusos y la división sexual del trabajo. Varias iniciativas surgirían a partir de las Jornadas, como la revista Vindicación Feminista, bajo la dirección fotográfica de Colita. "Vindicación Feminista combina el lenguaje con la imagen cargada de contenido político. Hay una transitabilidad del ámbito verbal a lo visual. La revista busca estrategias visuales complejas y narrativas de representación", apunta Segura. La aparición de esta cabecera marcará un punto de inflexión con respecto a las publicaciones dirigidas a mujeres.
Se crearán nuevos proyectos feministas que servirán para romper con los estereotipos establecidos. Colita y Maria Aurèlia Capmany publicarán el libro Antifémina. Se inaugura el bar-biblioteca Sal, donde se presentarán libros. El movimiento feminista en Barcelona se vinculará a la lectura y al debate. Y la fotografía será un elemento cultural indispensable para dejar testimonio de la efervescencia de estos movimientos sociales por parte de diferentes colectivos. Pero también políticos, huelgas y manifestaciones reivindicativas de todos los sectores por las calles de Barcelona que terminarán con la huelga general del 12 de noviembre del 76, contra las medidas de ajuste laboral y económico del gobierno de Adolfo Suárez, y también a favor de la amnistía y las libertades democráticas, hechos inmortalizados por las cámaras de Colita, Pilar Aymerich, Anna Turbau y Guillermina Puig.
Marta Sentís pasea por la Barcelona del Eixample y de la Diagonal, donde emerge la nueva Barcelona arquitectónica, pero su interés se centrará en la vida cotidiana, la parte más humana de la ciudad. Por otra parte, así como Maragert Michaella fotografió el Raval de los años treinta, Anna Turbau lo hace en los años setenta. Entre las fotografías de ambas, el barrio no ha cambiado, no ha habido intervención urbanística en el barrio de las casas fábrica que ahora son viviendas. Para Anna Boyé el interés está en la diversidad también del barrio del Raval, tanto en el exterior como en el interior de las casas. Consuelo Bautista, dará voz a los suburbios a través de la fotografía, y retratará la diversidad, centrando su obra en las migraciones: "Del Raval a la Mina y a la Perona, una geografía humana de Barcelona que a menudo se excluía de los imaginarios urbanos y que los medios también habían estigmatizado. Durante años, la fotografía había contribuido a fabricar la idea del suburbio, una construcción fotográfica y simbólica que se había quedado definida como paisaje de excepción”, explica Isabel Segura.
En definitiva "Son fotógrafos, sin etiquetas, que quieren contar historias y hacerlas públicas", mujeres creadoras que contribuyeron a dar una nueva imagen de la ciudad y a la construcción de un nuevo relato de gran valor patrimonial.
BIOGRAFÍAS
Pilar Aymerich. Barcelona, 1943
Estudió durante cinco años en la Escola d’Art Dramàtic Adrià Gual, dirigida por Ricard Salvat y Maria Aurèlia Campmany. Entró en contacto con el medio intelectual de la época e hizo amistad con Montserrat Roig, con quien colaboró de forma regular en diversos proyectos. En 1965 partió a Londres y dos años después se trasladó a París, donde vivía su tío, Xavier Tarragó, que había sido fotógrafo en el Comissariat de Propaganda de la Generalitat republicana y mantuvo en la ciudad francesa una casa de fotografía. Aymerich regresó a Barcelona en 1968 y se estableció como fotógrafa profesional. Se especializó en retratos, reportajes sociales y teatro. Colaboró en diversos medios de comunicación, como Serra d’Or, Destino, Triunfo, La Calle, Vindicación Feminista, El País, Fotogramas y Qué leer. Colaboró en el mundo editorial y también en medios audiovisuales. A partir de 1974 trabajó para Televisión Española en el programa Personatges, con Montserrat Roig, al cual siguieron Crear i viure, Per molts anys y La luna. Ha publicado Mem ria d’un temps (2004), Resistents, la cultura com a defensa (2008), Viajeras a La Habana (2008), La Nova Canc ó, la veu d’un poble (2010) y El goig i la revolta (2012), entre otros. Ha realizado numerosos proyectos personales (destaca el audiovisual Cementiris d’ultramar, 2006). Ha expuesto en Barcelona (la primera vez en 1977 en la galería Eude) y también en La Habana, Buenos Aires y Santiago de Chile. Ha impulsado la creación de la UPIFC (Unió de Professionals de la Imatge i Fotografia de Catalunya) y ha sido miembro de su consejo directivo, así como de la Junta de Gobierno del Col·legi de Periodistes de Catalunya en dos periodos (1997-2001 y 2001-2005). La Generalitat de Catalunya le concedió la Creu de Sant Jordi en 2005.
Consuelo Bautista. Bogotá, 1957
Licenciada en Publicidad por la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, llegó a Barcelona en 1985 y colaboró con El Món. Desde 1988 publicó reportajes en La Vanguardia en el momento en el que el periódico cambió de diseño e incorporó el color en la portada. En 1989 se centró en los barrios del Raval, la Mina y la Perona. Publicó reportajes en El País y combinó los trabajos de encargo en los medios con proyectos personales. Como le interesaba el tema de los inmigrantes del Raval volvió al barrio con La calle Hospital en un proyecto a caballo entre el sonido y la imagen (La foto parlante), que se expuso en la sala la Capella de la calle del Hospital. La instalación también se presentó en la exposición colectiva Quorum del centro Arts Santa M nica. En 2007-2008 realizó un nuevo proyecto fotográfico sobre el barrio del Raval para l’Arxiu Fotogràfic de Barcelona que inspiró la exposición y el catálogo Consuelo Bautista. Ha realizado exposiciones individuales en Barcelona, La Habana, Sa- badell, Terrassa y Medellín, y ha participado en algunas colectivas. También ha desarrollado proyectos vinculados con la fotografía documental en Cuba, Argentina, Brasil, México, Colombia, Montenegro, Israel, Marruecos, Senegal, Estados Unidos y Canadá, y en diversas ciudades españolas. Es una de las fundadoras del Centre de Fotografia Documental de Barcelona. Obtuvo el Premio Arts Plàstiques Ciutat de Barcelona (2007) con el proyecto fotográfico A los invisibles. Ha publicado, entre otros libros, Cuba, Cuba y Cuba (1998), Muertitos (2012) y Raval (2013).
Joana Biarnés. Terrassa, 1935-2018
Fue una de las primeras mujeres que ejerció profesionalmente la fotografía de prensa durante el franquismo. Se inició en 1953 con la ayuda de su padre, fotógrafo de prensa, en periódicos como El Mundo Deportivo, Club y Vida Deportiva. Estudió en la Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona, donde obtuvo el título oficial de periodista gráfica en 1956. Una vez obtenido el título, trabajó en diversos proyectos cinematográficos como encargada de la fotografía fija. A partir de 1963 trabajó para el diario sindical Pueblo en Madrid, y desde los años sesenta colaboró con Blanco y Negro y ABC. Poco después, trabajó para las agencias de prensa Heliopress, Contifoto, Cosmopress y Sincro Press International. A partir de 1984 abandonó la fotografía profesional y se trasladó a Ibiza. Años después abrió allí el restaurante Ca Na Joana, que dirigió hasta 2017. Los últimos años de su vida vivió en Viladecavalls, en el Vallès Occidental.
Anna Boyé. Barcelona, 1954
Se inició en la fotografía artística gracias a la beca Joaquim Muntaner, que le permitió estudiar con el fotógrafo en 1977. El año siguiente expuso su reportaje Distrito V, centrado en el barrio del Raval, en el Centro Internacional de Fotografía de Barcelona. Se inició en la fotografía artística, pero pronto optó por el reporterismo porque era un medio que le permitía acercarse a las personas y a sus diversas realidades. Como freelance, desde los años ochenta y durante más de veinte años, colaboró de manera regular en el Magazine de La Vanguardia. También ha colaborado con las publicaciones Stern, Vsd, Courrier Japon y la agencia Contact. Entre sus proyectos más personales destacan Viaje a través de la espiritualidad de la mujer en el mundo (1995), Novicias (1999), La mujer y Dios (2004) y la serie Matriarcats, que inició en 2006 y la llevó a Guinea-Bisáu, China, México, Sumatra y otros países en busca de aquellas comunidades en las que las mujeres desempeñan un papel esencial. Ha expuesto en el Ayuntamiento de Barcelona (2004 y 2006), en el Fórum Uni- versal de las Culturas (2004), en el Palau Robert (2007 y 2010) y en la exposición colectiva Centre Internacional de Fotografia Barcelona (1978-1983) en el macba (2012).
Milagros Caturla Soriano. Barcelona, 1920 – Sant Cugat del Vallès, 2008
Obtuvo el título de maestra en la Escuela de Magisterio de Barcelona en 1946, pero jamás ejerció la docencia. Trabajó en distintos empleos: en la secretaría de la Clínica Médica B del Hospital Clínico de Barcelona, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas como colaboradora (1947-1956), en la sección de Hacienda como destajera (1954-1960), en el Patronato Provincial de Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas (1960-1967) y en el Negociado de Personal y Seguridad So- cial de la Diputación de Barcelona (1967-1985). En 1957 hizo un curso de fotografía en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y estableció un laboratorio fotográfico propio en su casa, en el número 212 de la calle de Valencia. Más tarde se mudó al casco antiguo. A partir de los años sesenta se presentó a diversos premios de fotografía de ámbito local y los ganó. Uno de los primeros fue el Concurso Fotográfico de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS (1962), en el que obtuvo el primer premio. Su archivo se dispersó. Una parte, más de un centenar de fotografías, se encuentra en Estados Unidos desde que Tom Sponheim las compró en el mercado de San Antonio. Su familia conserva otra parte.
Colita, Isabel Steva Hernández. Barcelona, 1940
Estudió en Barcelona y se trasladó a París durante un año. Aprendió el oficio con Oriol Maspons y Xavier Miserachs, y se profesionalizó en el mundo de la fotografía con el impulso de Paco Rebés, a quien considera su mentor. En 1962 trabajó en el archivo de personajes de la película Los Tarantos y partió a Madrid, donde permaneció dos años para dar curso a su afición al flamenco. Realizó fotografías de promoción de Antonio Gades y la Chunga. Viajó al sur de España y publicó Luces y sombras del flamenco, con texto de José Manuel Caballero Bonald (1975). Regresó a Barcelona y colaboró con Fotogramas, Tele/eXprés, Mundo Diario, Destino, Interviú, Cuadernos para el Diálogo, La Calle y Bocaccio, entre otras publicaciones. Se especializó en el retrato y colaboró con la disco- gráfica Edigsa y con la Nova Canc ó haciendo campañas de prensa y promoción para Guillermina Motta, Núria Feliu, Ovidi Montllor, Raimon y Joan Manuel Serrat. Desde 1976 hasta 1978 dirigió el departamento de fotografía de la revista Vindicación Feminista. Ha hecho más de cuarenta expo-
siciones. La primera, dedicada a Carmen Amaya, se organizó en 1964 en el Colegio de Arquitectos de Barcelona. En 1971 realizó otra en la sala Aixelà, con una colección de retratos que tituló La Gauche qui rit y que fue clausurada por la policía el día después de la inauguración. Ha publicado más de treinta libros, entre los cuales destaca Antifémina (1977), en colaboración con Maria Aurèlia Capmany. Colita ha investigado durante años sobre las fotógrafas que la precedieron y, con Mary Nash, realizó la exposición Fot grafes pioneres de Catalunya (2005). Colita, perquè sí! (2014) fue el título de la exposición monográfica y retrospectiva dedicada a su trabajo y comisariada por Laura Terré en La Pedrera. En el catálogo de la misma, Colita fotografía, Barcelona, la autora incluyó esta dedicatoria: «Este libro y mi vida vienen a ser lo mismo».
Silvia T. Colmenero. Oviedo, 1959
Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo. Se trasladó a Madrid, donde estudió en Fotocentro desde 1977 hasta 1979, año en que se trasladó a vivir a Barcelona. Colaboró con las publicaciones Opinió Socialista y L’Hora, vinculadas al Partido Socialista de Cataluña. También trabajó para 4-2-4, publicación deportiva del grupo Mundo, y para Sport. No le resultó fácil realizar su actividad de fotoperiodista, ya que la irrupción de una fotógrafa en el mundo del deporte provocaba reacciones machistas que le dificultaron su día a día en el trabajo. Compartió con Joana Biarnés la sensación de no ser aceptada en un mundo tradicionalmente masculino. Realizó periodismo de investigación como colaboradora de El Noticiero Universal. Uno de sus reportajes más conocidos trataba el tema de la colza cuando todavía no se hablaba del asunto con claridad. Como freelance ha trabajado para El Periódico y en revistas como El Far del Llobregat, entre otras. Desde 1988 ha colaborado regularmente con El País, también como freelance, aunque solo en 2002 se le reconocieron plena- mente sus condiciones laborales. Una parte de su fondo fotográfico está vinculado al Baix Llobregat, donde vive. Actualmente combina fotografía, curaduría y promoción de arte.
Carme Garcia Padrosa. Barcelona, 1915-2015
Pese a su interés en el mundo del arte, Carme Garcia no pudo estudiar en la Llotja porque tuvo que ponerse a trabajar en un taller de encuadernación cuando solo tenía trece años. Realizó sus primeras fotografías en los años treinta con una cámara Kodak Baby. Sus imágenes son de un marcado carácter político: concentraciones en la plaza de Sant Jaume, la manifestación del 11 de septiembre de 1935 y la escultura del soldado del pueblo republicano instalada en la plaza de Cataluña, que ya había retratado Kati Horna. En el dorso de la imagen, Carme Garcia escribió: «Siete meses de guerra». A principios de los años cincuenta volvió a realizar fotografías y algún fotomontaje. En 1956 se apuntó a un curso fotográfico exclusivo para mujeres en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y, posteriormente, fue una de las impulsoras del Grup Femení de la Agrupació, en colaboración con otras colegas del curso. Desde los años cincuenta y hasta pocos años antes de morir no abandonó la actividad fotográfica. Ganó muchos premios en concursos fotográficos de ámbito local e internacional. Algunas de sus fotografías se publicaron en Photography Year Book (1973) y en el diario Pravda de la Unión Soviética (29 de setiembre de 1980). También hizo exposiciones individuales en Sitges (febrero de 1967) y otras colectivas en el Palau de la Virreina de Barcelona y en Badalona. Donó su obra a l’Arxiu Fotogràfic de Barcelona (más de ocho mil imágenes). Más de cuatrocientos positivos se conservan en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya.
Kati Horna. Budapest, 1912 – Ciudad de México, 2000
Nacida Kati Deutsch, cuando tenía 19 años se trasladó a Berlín para estudiar fotografía y en la ciudad se relacionó con los integrantes del grupo de Bertolt Brecht. Su formación artística se forjó con las ideas de la fotografía moderna y trabajó para la agencia Dephot (Deutscher Photodienst). Con el estallido del nazismo regresó a Budapest y estudió con József Pécsi. En enero de 1937 ya se encontraba en Barcelona. En junio del mismo año realizó un reportaje sobre la vida cotidiana en el frente de Aragón y la CNT la invitó a colaborar en la revista anarquista Umbral. Establecida en Valencia, en el mismo año 1937 viajó a Teruel, Vélez-Málaga y Almería, y en 1938, otra vez a Barcelona. Redactora de la revista Umbral, también publicó en Mujeres Libres, Libre Studio, Tierra y Libertad y Tiempos Nuevos. Al final de la guerra huyó con su marido, José Horna, quien estuvo recluido en varios campos de refugiados pero al que consiguió rescatar. Ambos emigraron a México, donde se reencontraron con su amigo Chiki Weisz, pareja de la pintora Leonora Carrington. Con ella y Reme- dios Varo, pintora nacida en Anglès, llevaron a cabo algunos proyectos comunes. Durante sesenta años siguió realizando fotografías que se publicaron en diversas revistas. También desarrolló una dilatada carrera como docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes de la Universidad Nacional Autónoma de México (de 1973 a 1999), y en la Universidad Iberoamericana. Una buena parte de la serie fotográfica que realizó durante la Guerra Civil se quedó en España, donde probablemente se dispersó o se destruyó. Aun así, según declaraciones de la autora, se llevó al exilio una pequeña caja de lata con una selección de negativos. Durante los cuarenta años siguientes no quiso hacer uso del material, convencida de que debía devolverlo. El 12 de mayo de 1983 la fotógrafa, que entonces ya residía en México, ofreció al Gobierno de España la serie fotográfica sobre la Guerra Civil.
Dora Maar. Tours, 1907 – París, 1997
Henriette Théodora Markovitch pasó la infancia en Argentina. Se asoció con Pierre Kefer entre 1930 y 1934, y estableció un estudio con Brassai . Le apasionaban las innovaciones técnicas y experimentó con el fotomontaje y las deformaciones. Transitó entre las fotografías vanguar- distas de moda y la vida callejera, especialmente la de los espacios urbanos marginales. Vin- culada con las vanguardias y los ambientes surrealistas de París, en 1933 viajó a Barcelona y se instaló en el hotel Oriente. Sentía interés por la obra de Gaudí y fotografió el Park Gu ell y la Sagrada Familia. También realizó fotografías del mercado de la Boquería y del barrio del Somo- rrostro, así como de Terrassa y Tossa de Mar. Las imágenes que captó de esta última pobla- ción fueron publicadas en la revista Beaux Arts de Barcelona en octubre de 1933. Algunos de los niños a los que retrató en sus caminatas por Barcelona aparecieron también en diversos fotomontajes de Le simulateur, obra de 1935. En París conoció a Pablo Picasso y lo ayudó en el registro fotográfico del proceso creativo del Guernica entre el 11 de mayo y el 4 de junio de 1937. En 1939 expuso Les Photographies de Dora Maar en París y a partir de aquel momento también participó en exposiciones colectivas y monográficas tanto de pintura como de fotografía.
Roser Martínez Rochina. Bugarra, 1927
Fotógrafa, crítica profesional y curadora de exposiciones. Valenciana de origen, se trasladó a Bar- celona a los diecisiete años. Estudió taquigrafía, mecanografía y contabilidad en la Academia Cots. Durante muchos años fue responsable de la contabilitat de la empresa Montplet. Se incorporó a la Agrupació Fotogràfica de Catalunya en 1968 y entró en contacto con el Grup Femení. Participó en diversos certámenes nacionales e internacionales, y ganó algunos premios. De 1969 al 1971 realizó una serie de entrevistas que publicó en el boletín de la Agrupació. A partir de 1970 y hasta que el periódico cerró, veinte años después, colaboró como crítica fotográfica en las Páginas Fotográficas de El Noticiero Universal. Desde 1973 asesoró a la empresa Negra Industrial. También organizó y coordinó los Premios Negtor. Además, hizo de jurado y crítica en diversos concursos nacionales e internacionales. Desde 1984 colaboró asiduamente con la revista Diorama de Madrid, en la que escribió sobre la actualidad fotográfica en Cataluña, sobre imagen y sobre las nuevas aportaciones al medio. También publicó en Imagen y Sonido y Arte Fotográfico. Ha trabajado en la recuperación y catalogación de la obra del fotógrafo Eugeni Forcano y ha sido curadora de diversas exposiciones. Su archivo se conserva en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona.
Anna Maria Martínez Sagi. Barcelona, 1907 – Santpedor, 2000
Periodista, poeta y atleta (fue campeona de España de lanzamiento de jabalina en 1931), fue una de las pioneras del deporte femenino y el fotoperiodismo. También participó en la fundación del Club Femení i d’ Esports de Barcelona en 1928. Colaboró en las publicaciones gráficas más populares de la época, Las Noticias, Crónica y Estampa, además de hacer de redactora para el semanario La Rambla. El 30 de diciembre de 1932 se sacó las oposiciones para el puesto de escribiente-mecanógrafa, lo cual le permitió incorporarse en la secretaría de Antoni Vilalta, consejero regidor del Ayuntamiento de Barcelona, el 10 de enero de 1933. Más adelante pasó al Museu d’Arts Decoratives, en el Palacio de Pedralbes, donde catalogó parte del fondo, y, finalmente, a la Gaceta Municipal. Trabajó en el servicio de prensa del Ayuntamiento de Barcelona, que la autorizó a alistarse en la columna de las milicias antifascistas que se dirigía a Za- ragoza. A principios del mes de agosto de 1936 envió las primeras crónicas periodísticas acompañadas de fotografías que se publicaron en El Día Gráfico, La Noche y La Rambla. También fue corresponsal de los periódicos Daily Mail, de Gran Bretanya, y El Tiempo, de Colombia. Se exilió en París, donde tuvo una hija que murió a los ocho años de edad. En los años cincuenta emigró a los Estados Unidos y trabajó en la Universidad de Illinois como profesora de francés y español. Tras la muerte de Franco regresó a España y se instaló en Moià. Hasta el presente no ha sido posible localizar su archivo fotográfico.
Margaret Michaelis. Dzieditz, 1902 – Melbourne, 1985
Nacida Margarethe Gross, se formó en Viena y Berlín. Durante los años veinte trabajó en diversos estudios fotográficos. En 1932 viajó por primera vez a Barcelona y realizó un reportaje sobre las calles y los vecinos del barrio del Raval. En 1933 huyó de Berlín a causa del ascenso al poder de Hitler. Ju- día y anarcosindicalista, decidió instalarse en Barcelona, donde estableció su estudio, Foto-Studio, en un moderno edificio de apartamentos diseñado por Sert y situado en el número 36 de la calle Rosellón. Más tarde, bajo el nombre de Foto-Elis, se traslada al número 218 de la avenida de la Repu- blica Argentina. Además de realizar reportajes sociales, Margaret Michaelis se dedicó a la fotografía arquitectónica. Conoció a algunos miembros de gatcpac (Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània) con los cuales entabló una estrecha relación. Participó en la exposición La nova Barcelona organizada por gatcpac en plaza de Cataluña en 1934 y también fue colaboradora asidua de la revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea, una publicación del gatepac. Durante la Guerra Civil fue fotógrafa y colaboradora del Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya. Publicó en Nueva Iberia, la revista mensual ilustrada del Comissariat, y en el Butlletí de Sanitat i Assistència Social. En 1937 abandonó Barcelona y, después de un periplo por distintas ciudades europeas, se instaló definitivamente en Australia, donde prosiguió su actividad hasta la década de 1950, cuando tuvo que abandonar la fotografía a causa de sus problemas de vista.
Marta Povo. Barcelona, 1951
Estudió Historia y Antropología en la Universidad de Barcelona. Povo se dedicó a la fotografía profesional y se especializó en arquitectura y paisaje. Durante los años ochenta expuso de manera frecuente en diversas galerías de Gavà, Guadalajara, Sevilla, Sant Boi y en la galería Fotomania de Barcelona. Ha combinado el reportaje fotográfico con series más personales. En 1980 hizo un reportaje en el centro de marginados de la calle Wellington de Barcelona integrado por cuarenta y siete retratos y escenas. Otra de sus series más reconocidas es la que dedicó a los oficios arte- sanales en la ciudad de Barcelona. Algunos de sus reportajes se han publicado en Arquitectura balneària a Catalunya (1986), Cases senyorials de Catalunya (1990), La Ciutat de la Sal (1990) y Jardins de Catalunya (1991). Sus fotografias se han expuesto en distintas poblaciones catalanas y también en The Photographers’ Gallery, en Londres (1987). Durante los años noventa expuso en Nueva York, Ginebra y París. En total, ha participado en más de un centenar de exposiciones.
Guillermina Puig. Sedó, 1952
A principios de los años setenta se interesó por la fotografía y el fotoperiodismo. Trabajó en la banca y estudió dos carreras al mismo tiempo: Matemáticas en la Universidad de Barcelona y Fotografía en la Escuela de Medios Audiovisuales de Barcelona (emav). En 1978 decidió dedicarse plenamente al fotoperiodismo. El incendio de la sala de fiestas Scala, un domingo de enero de 1978, le abrió las puertas a Edicions 62, que incluyó unas imágenes de Puig en el Anuari Catalunya dia a dia. A partir de ese momento comenzó a retratar los hechos más destacables de Barcelona y Cataluña. Trabajó por encargo para las revistas L’Avenç y Saber, y para el periódico Catalunya Express. En 1981 un trabajo fotográfico que había realizado en la cárcel Modelo de Barcelona se publicó en La Vanguardia. A raíz de su trabajo en el anuario de Edicions 62, entrevistó al director de La Vanguardia, quien le sugirió que le hiciera una propuesta de temas para algunos espacios en blanco en el periódico. Así inició su colaboración con el periódico y en 1984 se integró en la plantilla. En 1989 la nombraron jefa de la sección de fotografía y desde el año 2000 fue la redactora jefe. En 2009 el periódico reestructuró la redacción y la despidieron, junto con otros colegas de la sección de fotografía. Ha realizado diversas exposiciones individuales y ha participado en otras colectivas.
Marta Sentís. Barcelona, 1949
Se formó en París, Barcelona, Oxford y Florencia, y a principios de los setenta se instaló en Nueva York. Durante la segunda mitad de esa década, pese a que siguió viajando, realizó diversas series sobre Barcelona. En 1978 realizó una serie fotográfica publicada en Papel especial, n.o 0. En 1979 expuso en la galería Nikon de Barcelona, y el mismo año Visión urbana se mostró en la galería Saloncito Dos i Una. Ha trabajado en foto fija para el cine y la televisión, como fotógrafa itinerante en diferentes agencias de las Naciones Unidas y como freelance para la agencia neoyorquina Photo Researchers y la barcelonesa age. Pese a la diversidad de trabajos relacionados con la fotografía que ha realizado, Marta Sentís se considera reportera y lo que más le interesa es publicar reportajes gráficos, preferiblemente en color (según declaraba el 26 de setiembre de 1988 con motivo de la exposición de treinta de sus fotografías en el Center for Creative Photography de la Universidad de Arizona). Ha expuesto en la Fundació Joan Miró (1983), en el Museo Reina Sofía (1991), en el Center for Creative Photography de la Universidad de Arizona (1992) y en la Foto Biennale Enschede en Holanda (1992). Ha publicado, entre otros libros, Habitacions i migracions (1993), catálogo de la exposición del mismo título, y su trabajo ha sido objeto del libro de Román Gubern Marta Sentís: la mirada global (2002).
Rosa Szücs del Olmo. Barcelona, 1911-1984
Se formó en los cursos organizados por la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y en 1959 se integró al Grup Femení de la entidad. Obtuvo el premio extraordinario de fotografía en blanco y negro del VIII Concurso Nacional Femenino de Fotografía (1972). También recibió un accésit al Luis Navarro y algunos premios Mare Nostrum, convocados por TVE Miramar. Hizo de monitora en el laboratorio en la misma AFC. Rosa Szu cs ejerció el magisterio y transmitió la técnica y la pasión por la fotografía a unas cuantas generaciones de mujeres más jóvenes. La también fotógrafa y crítica fotográfica Roser Martínez Rochina, en una entrevista publicada en el boletín de la AFC en abril de 1970, la describía como una mujer de una vitalidad desbordante: «Verla actuar con la cámara fotográfica era toda una alegría. Tenía una inquietud y una agilidad mental y física que ya les gustaría a muchas chicas de quince años; va de un lado a otro descubriendo cosas nuevas, sacando fotos [...]». Szücs era plenamente consciente de las condiciones precarias en que muchas mujeres producían sus obras y su fotografía de una mujer con la cámara en la mano y un bebé en la otra se ha convertido en todo un manifiesto, no exento de ironía. Algunas de sus obras se conservan en depósito de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Gerda Taro. Stuttgart, 1910 – El Escorial, 1937
Gerta Pohorylle era hija de una familia judía de origen polaco y se formó en Leipzig. A causa de su oposición al nazismo se exilió a París, donde tuvo diversos trabajos, como camarera y mecanógrafa, y mientras trabajaba de mecanógrafa en la agencia Alliance-Photo descubrió su interés por la foto- grafía. En la capital francesa conoció a Endre Erno Friedmann, exiliado de origen húngaro, gracias al cual profundizó su conocimiento de la técnica fotográfica. Trabajaron juntos y mantuvieron una relación amorosa. Fue Gerda quien tuvo la idea de firmar sus obras conjuntas con el heterónimo de Robert Capa para evitar hacer públicos sus apellidos judíos. En agosto de 1936 llegaron a Barcelona para cubrir el conflicto para la revista Vu. Uno de los reportajes más emblemáticos de Gerda Taro fue el que realizó sobre un grupo de milicianas que hacían prácticas de tiro con un revólver en la playa de Barcelona. Su implicación con la República se hizo cada vez más estrecha. Al poco tiempo firmó sus fotografías como Taro Photo y aparecieron publicadas en Ce Soir y Vu. Taro se desplazó al frente y realizó un reportaje de la batalla de Brunete que se publicó en Regards pocos días antes de que muriese en una accidentada retirada provocada por el contraataque de las tropas franquistas el 26 de julio de 1937. Durante mucho tiempo sus fotografías se atribuyeron a Friedmann, quien siguió utilizando el nombre de Robert Capa. Con los años se ha ido descubriendo la auténtica autoría de Gerda Taro. Su obra se encuentra actualmente en el International Center of Photography de Nueva York.
Anna Turbau. Barcelona, 1949
Estudió diseño gráfico en la Escola Massana y en Elisava. Su primer reportaje fotográfico se centró en el barrio del Raval en 1971. En 1975 realizó la exposición Fotografías de jazz, en la sala Aixelà de Barcelona, que recogía diversos momentos de las sesiones del IX Festival de Jazz de Barcelona, y Turbau publicó el catálogo Jazz para cinco instrumentos con el promotor y crítico Alfredo Papo. Aquel mismo año viajó a Galicia y realizó un reportaje sobre un conjunto de casas para gitanos diseñadas por César Portela en O Vao (Pontevedra). Comenzó a publicar en Interviú, el semanario de actualidad creado en 1976, y desde 1978 también en El Periódico. Con este diario colaboró poco tiempo, pues la empresa optó por trabajar con otro fotógrafo. Durante tres años (de 1976 a 1979) fue corresponsal gráfica en Santiago de Compostela para Interviú y Primera Plana, que se editaban en Barcelona. No obstante, tuvo que salir de incógnito de Galicia a causa de la presión policial. Al regresar a Barcelona empezó a colaborar con la revista Actual. Ha publicado, entre otros libros, Linguas mortas: serial radiofónico (1989) con la escritora y periodista Margarita Ledo Andión. Par- te de su trabajo fotográfico de aquellos años se reunió en la exposición Tan lejos, tan cerca de la Fundación Foto Colectania (2014-2015) y en el libro Anna Turbau (Galicia 19751979), publicado en 2017, que incluye una selección de sus fotografías.
Montserrat Vidal i Barraquer. Barcelona, 1902-1992
Cuando tenía diez años le regalaron la primera cámara fotográfica. Desde entonces y hasta los noventa años jamás dejó de hacer fotografías. A mediados de los años cincuenta se hizo socia de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y formó parte del Grup Femení. Mantuvo mucha relación con Carme Garcia, otra de las impulsoras del grupo, y en muchas ocasiones hicieron juntas los reportajes fotográficos de la ciudad. Trabajaba en blanco y negro y tenía un gran dominio de la luz, con la que jugaba constantemente. Durante los años setenta hizo algunas pruebas con la fotografía en color, pero no le satisficieron y muy pronto la abandonó. Como pasaba los veranos en Cambrils, en la casa familiar —el obispo Vidal i Barraquer era su tío—, una parte importante de su fondo lo constituyen los paisajes y las actividades de los habitantes del lugar y sus alrededores. También formó parte del grupo fundador de la Agrupació Fotogràfica de Cambrils. Su trabajo fue reconocido en el anuario británico Photography Year Book (19751976). Su fondo fotográfico se conserva en el Arxiu Nacional de Catalunya y reúne más de veinte mil imágenes que ella misma ordenó y clasificó antes de morir.
Pilar Villarrazo. Bilbao, 1946
Nació en Bilbao en febrero de 1946 y años después se trasladó a Barcelona, donde reside actualmente. De 1966 a 1971 estudió Diseño y Fotografía en Elisava. Vinculada al movimiento feminista, sus fotografías aparecieron en libros feministas editados en Barcelona, como La mujer en España, que realizó en colaboración con Mireia Bofill, Maria Lluisa Fabra, Ana Sallés y Elisa Vallés, y que publicó Ediciones de Cultura Popular en 1967. Fotógrafa de arquitectura y urbanismo, su obra está muy vinculada a la revista Cuadernos de arquitectura, donde a partir de 1971 publicó de forma regular extensos reportajes centrados en el uso colectivo de los espacios urbanos. Participó en el libro Re- flexiones ante el neocapitalismo (1968), en colaboración con Ángel Abad, Jordi Borja y Manuel Vázquez Montalbán, entre otros. También colaboró en el monográfico La gran Barcelona que se publicó en la revista CAU: construcción, arquitectura y urbanismo en 1971. Ha compaginado la fotografía con el diseño gráfico. Realizó campañas gráficas tanto para instituciones públicas como para entidades sociales, entre las cuales cabe destacar «Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia» (1976). Una parte de su obra fotográfica se encuentra en el Arxiu Hist ric del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, y el Arxiu Hist ric de la Ciutat de Barcelona conserva alguna de sus composiciones de diseño.
Isabel Segura. Autora y editora del libro
Es historiadora y ha publicado Barcelona Feminista 1975-1988, 2019; Barcelona, ciutat de llibres, 2016; Barcelona-Chicago-Nova York, 2013; La modernitat a la Barcelona dels cinquanta. Arquitectura industrial, 2010; Viajeras a La Habana con la fotógrafa Pilar Aymerich, 2008; Guia de dones de Barcelona, 1995, entre otros títulos.
Ha sido responsable de las exposiciones Carme Garcia, des del terrat, 2018, La lluita per l’oportunitat de viure, 2010; D’institut a centre de cultura de dones. Centenari de l’Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la dona, 2010; Maria Mercè Marçal: El cos, creació i representació, 2008.
Laia Abril. Autora del prólogo.
Laia Abril es una artista multidisciplinar que trabaja con fotografía, texto, vídeo y sonido. Autora de varios libros, ha sido galardonada con los premios nacionales e internacionales de fotografía más importantes. Su obra ha sido expuesta en varios países del mundo como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, China, Turquía, Francia, Grecia, Polonia, entre otros.