Hace poco más de una año el MACBA le dedicaba una estupenda exposición, ahora La Fábrica acaba de publicar la tercera edición del volumen de su colección de fotógrafos españoles, PHotoBolsillo, dedicado a la obra de Xavier Miserachs (Barcelona 1937-1998), haciendo un recorrido por su su obra y su irónica mirada como fotógrafo de reportajes.
Xavier Miserachs inició su carrera como “fotógrafo ilustrador”, que era, como explica Oriol Maspons en el prólogo del libro, el término con el que se referían en París a los que ejercían su profesión, y desde entonces “en ningún momento dejó de hacer fotografía”.
Miserachs se adentra en la Barcelona de los años sesenta a través de sus calles, sus ambientes, su gente y su vida. Comerciantes, tenderos, jóvenes, niños y familias son protagonistas de la serie que le dio a conocer: Barcelona, blanc i negre. Una serie que hoy es parte de importantes colecciones como la del MACBA, y que permitió a Miserachs formar parte de una exposión colectiva junto a Leopoldo Pomés y Francesc Catalá-Roca.
Pero esta no fue la primera exposición en la que participó; ya en 1957 había presentado su primera muestra, junto a Ricard Terré y Ramón Masats, artistas con los que empezó a integrarse en la corriente de la fotografía profesional y con los que sentaría las bases de la fotografía documental de los años 60.
Desde entonces han sido muchas las series que han ido conformando su trabajo. Algunas de las más destacadas y reconocidas tienen cabida en este volumen, como Costa Brava Show, en la que playas y personajes de Ibiza, Tossa de Mar, Cadaqués y Calongue son capturados por la cámara de Miserachs.
Entre los lugares que visitó el fotógrafo también está Andalucía, de la que salió una serie de un acusado contraste con las anteriores, por la cantidad de escenas que se enmarcan dentro del campo y del trabajo, y por su representación de la vida religiosa como piedra angular de la idiosincrasia andaluza. Entre sus trabajos también destaca el que realizó sobre La Gauche Divine, movimiento espontáneo de los 80 conformado por arquitectos, artistas y escritores que trabajaban en un ambiente de libertad en una España en la que aún quedaban resquicios de la dictadura.
El libro se completa con el prólogo escrito por el también fotógrafo Oriol Maspons, donde recoge, a modo de anecdotario, destacados capítulos de su relación de amigos y compañeros de trabajo.
Xavier Miserachs inició su carrera como “fotógrafo ilustrador”, que era, como explica Oriol Maspons en el prólogo del libro, el término con el que se referían en París a los que ejercían su profesión, y desde entonces “en ningún momento dejó de hacer fotografía”.
Miserachs se adentra en la Barcelona de los años sesenta a través de sus calles, sus ambientes, su gente y su vida. Comerciantes, tenderos, jóvenes, niños y familias son protagonistas de la serie que le dio a conocer: Barcelona, blanc i negre. Una serie que hoy es parte de importantes colecciones como la del MACBA, y que permitió a Miserachs formar parte de una exposión colectiva junto a Leopoldo Pomés y Francesc Catalá-Roca.
Pero esta no fue la primera exposición en la que participó; ya en 1957 había presentado su primera muestra, junto a Ricard Terré y Ramón Masats, artistas con los que empezó a integrarse en la corriente de la fotografía profesional y con los que sentaría las bases de la fotografía documental de los años 60.
Desde entonces han sido muchas las series que han ido conformando su trabajo. Algunas de las más destacadas y reconocidas tienen cabida en este volumen, como Costa Brava Show, en la que playas y personajes de Ibiza, Tossa de Mar, Cadaqués y Calongue son capturados por la cámara de Miserachs.
Entre los lugares que visitó el fotógrafo también está Andalucía, de la que salió una serie de un acusado contraste con las anteriores, por la cantidad de escenas que se enmarcan dentro del campo y del trabajo, y por su representación de la vida religiosa como piedra angular de la idiosincrasia andaluza. Entre sus trabajos también destaca el que realizó sobre La Gauche Divine, movimiento espontáneo de los 80 conformado por arquitectos, artistas y escritores que trabajaban en un ambiente de libertad en una España en la que aún quedaban resquicios de la dictadura.
El libro se completa con el prólogo escrito por el también fotógrafo Oriol Maspons, donde recoge, a modo de anecdotario, destacados capítulos de su relación de amigos y compañeros de trabajo.