Siempre me ha producido un cierto grado de inquietud la escena de un cuadro de Andrew Wyeth, "El mundo de Cristina", (1) nunca he podido abstraerlo de aquella primera visión en el MoMA, en parte por el recuerdo del contexto de aquella primera vez. La sorpresa por el silencio que traspira la escena del paisaje rural del cuadro, en contraposición al frenesí urbano de la calle, en el que me encontraba pocos minutos antes, supongo que condiciona su recuerdo.
Escenas parecidas reproducen los cuadros de Hedwar Hooper, sin embargo en este caso, a su enigmática atracción por la soledad de los individuos y los pensamientos en los que parecen estar inmersos se le contrapone una cierta frialdad, ajena a la realidad, de las escenografías que acogen a los personajes.
Frente a este mundo de fríos escalofríos, de testigos silenciosos o de escenografías, las fotografías de Reto Halme reflejan la realidad congelada. Una realidad ontológica, donde a veces no aparecen sus personajes y sin embargo en ellas se percibe la existencia de lugares, lugares en el sentido expresado por Yi FuTuan, lugares que surgen porque los individuos que lo habitan, interactúan con el espacio, le confieren identidad.
Reto Halme no prepara en estas imágenes ninguna escenografía, sus fotografías tan sólo dependen del tiempo, un tiempo que su ojo controla a la hora de apretar el botón de la cámara. Sus personajes están vivos y Reto acentúa esta visión moviendo la cámara que no se ancla en ningún trípode. Las imágenes, en muchos casos, son de una gran abstracción cuando tras tener abierto el diafragma durante unos segundos o minutos se convierten en notarios de un tiempo acumulado en diferentes capas. La luz, introducida maravillosamente por Reto en sus fotografías, no incide sobre los volúmenes, sino que los rodea, se evapora entre ellos, consiguiendo ser parte de la materia que construye el paisaje.
La realidad que nos muestra Reto Halme no son composiciones preparadas, la única composición depende del tiempo en que su ojo decide detenerse para mostrarnos una realidad rota, no edulcorada pero también una realidad caliente en la que se perciben lugares, o en las que la ausencia de los personajes no produce vacíos, sino tiempos. Sus ciudades y sus arquitecturas quedan tatuadas por los flujos, los tránsitos, las estelas de los personajes que las habitan, confiriéndoles identidad y transformando los espacios en lugares.
Sus imágenes también me inquietan pero en cambio son capaces de mostrarme una realidad en la que uno puede ser parte de ella y donde el frío distante que comentaba al principio, en el caso de Reto es roto por una hirviente realidad que te hace ser más que un mero espectador, actor partícipe de la realidad observada.
Texto.- José Juan Barba.
NOTAS.-
(1)_Andrew Wyeth "El mundo de Cristina" de 1948, se encuentra en el MoMA de Nueva York.
- Lugares En El Interior. New York - Los Ángeles. EE.UU. | Reto Halme.
publicado en: M-023 | A.09 | p.66.