el entorno de proyecto, caracterizado por la indefinición formal del espacio público, la baja densidad edificatoria y la poca complejidad funcional, nos llevó a una estrategia de densificación del perímetro de parcela, introduciendo mayor diversidad de usos y una gama más amplia de características y transiciones del espacio libre.
Ideas y descripción del proyecto por Adria Guardiet.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Za Żelazna Brama era un barrio denso y activo. Durante el conflicto, los ocupantes alemanes situaron allí el gueto judío. En 1945 prácticamente toda la ciudad original había quedado arrasada. Ya en los años 60 se construyeron los 19 bloques residenciales idénticos de 16 plantas y 87 metros de largo que actualmente definen con absoluta rotundidad el carácter del lugar. La mala calidad de las viviendas, la excesiva uniformidad del espacio público, la falta de servicios, etc. han aislado progresivamente esta zona, relegándola a una condición semi-marginal. Un barrio residencial de mínimo interés a pesar de su proximidad al centro de la ciudad.
La parcela de concurso contiene 3 de los 19 bloques del barrio. Europan propone a los participantes la transformación, en primer lugar, del espacio público entre edificios, en segundo lugar, de los pequeños equipamientos que completan el conjunto y, finalmente, de las viviendas. Nos centramos en resolver los 2 primeros puntos, aquellos que afectan a la esfera pública de la ciudad ya que, creemos, una primera operación imprescindible de transformación del lugar pasa por recentralizar en términos de uso y reconfigurar su sistema de espacios libres.
El proyecto se aborda a distintas escalas…
A escala de ciudad, se proponen diversas actuaciones con el fin de reforzar los vínculos entre los principales centros de actividad de Varsovia y el barrio de Za Żelazną Bramą, actualmente aislado de las dinámicas cívicas y culturales más relevantes de la ciudad.
Las razones de este aislamiento son diversas. Algunas son físicas: vías de tráfico que interrumpen la continuidad con el centro urbano, grandes áreas de aparcamiento que cuartean el espacio público, etc. Y otras políticas o estratégicas: monocultivo residencial, déficit de equipamientos y activadores de barrio, etc.
Las actuaciones a esta escala se organizan en tres ámbitos.
Equipamientos culturales/memoriales.
Se propone la creación de una ruta cultural que refuerce la relación entre los principales centros de la memoria de los judíos de Varsovia.
Espacios libres.
Se conecta el sistema de parques existente mediante vías verdes para peatones y ciclistas que acercan el verde al conjunto de la ciudad, en particular a Za Żelazną Bramą.
Movilidad.
Se elimina gran parte del aparcamiento en superficie y se define una lógica de supermanzanas de dimensión variable, con plataforma única peatonal y restricción del paso de vehículos, multiplicándose la superficie pacificada en esta zona de la ciudad.
La estructura urbana de la Varsovia anterior a la destrucción nazi estaba definida por una serie de elementos muy claramente identificables: calles, patios, plazas,… Una concepción bien distinta del gran espacio libre, homogéneo y sin transiciones bien elaboradas entre público y privado que encontramos actualmente en el entorno de proyecto.
Se apuesta por una transformación radical de este modelo, sin anular la identidad de una urbanización que forma ya parte de la memoria colectiva de la ciudad.
Así pues, a escala de parcela, se plantea una operación conceptualmente sencilla pero que desata una interesante serie de consecuencias: la ocupación perimetral de la parcela mediante un volumen edificado de baja altura que conecta los bloques residenciales existentes.
Una operación que, por una parte, ordena el espacio público, otorgando a la calle un papel protagonista y ofreciendo una gama mucho más amplia de situaciones y transiciones entre público y privado, con espacios más humanos y mayor diversidad de ambientes; por otra parte, absorbe en sus plantas de sótano el aparcamiento actualmente disperso en superficie y, finalmente, alberga distintos usos (comercios, locales vecinales, pequeños equipamientos, etc.) que contribuirán a la reactivación del entorno, acercando Za Żelazną Bramą al modelo de ciudad abierta 24 horas 7 días.
La operación trata de ordenar el espacio público introduciendo diversidad de caracteres.
La calle es estructurador principal y protagonista absoluto del espacio público.
El interior de manzana tiene un carácter principalmente vecinal quedando, sin embargo, durante el día, abierto y accesible al resto de la ciudadanía.
El espacio intermedio, el perímetro, es la transición entre estos dos mundos: servicios y actividades que miran a ambos lados. En sus cubiertas se disponen huertos autogestionados por y para los vecinos de la comunidad.
También se ha tenido en cuenta la capacidad de adaptación del proyecto en el tiempo…
Definiendo un programa que mantiene la actividad 24 horas al día y 7 días a la semana:
guarderías y bares nocturnos, vivienda protegida y equipamientos culturales, oficinas y gimnasios para el vecindario.
Resolviendo los nuevos edificios con estructuras de grandes luces que permiten un alto grado de versatilidad y transformabilidad, admitiendo todo tipo de configuraciones internas más o menos provisionales.
Dejando intencionadamente indeterminados algunos ámbitos del proyecto para subrayar, precisamente, su condición mutable en el tiempo.
En definitiva, creando una estructura base, como un meta-proyecto, que admita todo tipo de transformaciones físicas y programáticas surgidas a partir de las necesidades en cada momento, que pueda evolucionar al ritmo de la sociedad sin quedar estancada en modelos obsoletos.