FORMA, ENERGÍA Y FLORES
Sí, podríamos empezar por ejemplo desde aquí, refiriéndonos al proyecto como un espacio circular, un espacio donde uno puede entrar y simplemente experimentar con diferentes sensaciones a través de la vista, el tacto y el olfato. Podríamos explicar que fue construido para un festival de arquitectura en Barcelona, aunque eso no fuera lo importante, pero sí que duró tan solo tres días, porque al contrario de lo que parecía un impedimento, el hecho de que fuera a existir durante un plazo tan corto de tiempo y rodeado de elementos tan dispares, en realidad se convirtió en una oportunidad de trabajar con cosas a las que no estamos acostumbrados, cosas leves y ligeras, casi evanescentes.
Podríamos entonces decir también que el proyecto se configuró a través de la articulación de tres espacios de los cuales acabó emergiendo la volumetría final del proyecto. Una persona que se acercara, primero vería una forma ovalada, estirada desde uno de sus extremos, y una vez dentro, se encontraría con otra, también circular pero más pequeña percatándose entonces de que entre medias había un tercer espacio que absorbía las diferencias. Exlicaríamos que ese espacio intermedio contenía las especies aromáticas y el olor que lo envolvía todo, y que también gracias a ese espacio la luz inundaba el interior, de manera que no sabías muy bien por donde entraba por que como sucede en Borromini, parecía que entraba por todas partes, y entonces podríamos explicar que esto sucedía porque en realidad todo el proyecto no era más que un tejido a partir de pequeñas piezas iguales que repetidas de una cierta manera creaban una piel calada con tendencia a cerrarse sobre sí misma.
Podríamos decir también cómo lo construimos. Durante una semana mezclando la fabricación manual, con la fabricación digital, y que gracias a ello pudimos trabajar sobre lo específico, de manera más libre, para finalmente acabar de la misma manera que empezamos la memoria, refiriéndonos a la circularidad del proyecto, circularidad que define la propuesta y que permite llegar a un punto en el que acaba difuminándose que es lo que fue antes, si forma o uso, si espacio o estructura, o si interior o exterior.
Hay muchas maneras de hacer arquitectura, -igual que de empezar y acabar una memoria-, pero en este caso lo importante es precisamente eso, que como este texto, sea circular.
CRÉDITOS.-
Arquitectos: takk // mireia luzárraga + alejandro muiño.
DESCRIPCIÓN TÉCNICA.-
The walls are coming down es una doble piel de 5 553 piezas de foam blanco hechas mediante más de 35 000 cortes y puntos de unión colonizadas por 3 variedades de flores diferentes: 350 margaritas, 60 liliums y 150 claveles tejidos mediante 50m de hilo de nailon y cosidos alrededor de una estructura de 48 piezas de DM lacadas en blanco ensambladas en 6 secciones verticales y 6 horizontales.
Agradecimientos: Alberto T. Estévez, Enric Ruiz-Geli, y el Laboratorio de Fabricación Digital ESARQ-UIC.