Con la selección de la paleta de colores se busca asociar el espacio con la salud, belleza y bienestar, alejándose de la percepción de la farmacia como espacio «exclusivamente» de venta de medicinas. Se colocan luminarias en cada balda para iluminar el producto expuesto, además la nube de luminarias, que cuelgan del alto forjado a 3 m de altura, ayuda a «ocultar» los medicamentos almacenados en lo alto de las estanterías.
Farmacia Artilleros por Adam Bresnick. Fotografía por Amores Pictures
Descripción del proyecto por Adam Bresnick architects
La farmacia carecía de posibilidad de ampliarse a locales adyacentes y solo puede crecer optimizando su capacidad de almacenaje a través de un robot. Las grandes dimensiones del robot (9 m²) frente a las del local (40 m²) implican una reorganización de la distribución interior y la posición de la entrada.
Al modificarse el acceso se permite que este quede alineado con el recorrido peatonal y enmarcado por los setos de las zonas verdes adyacentes. Al mismo tiempo se prima la visión en escorzo de la farmacia haciendo protagonista de la fachada al volumen blanco que queda horadado por la gran cruz.
Este hueco en fachada de grandes dimensiones tiene como función permitir que la farmacia se reconozca como tal desde gran distancia ya que la esquina opuesta del cruce se encuentra a más de 60 metros. Al mismo tiempo la estantería de vidrio en ese mismo hueco permite que aquellos peatones que trascurran junto a la fachada puedan ver los productos expuestos.
Las bandas negras superior e inferior posibilita solucionar los encuentros del volumen blanco con unas aceras de notable pendiente sin que este pierda su pregnancia. También permite ordenar la relación entre los dos paños alicatados y la gran cruz.
Farmacia Artilleros por Adam Bresnick. Fotografía por Amores Pictures
La marquesina es un elemento original del inmueble que se ha buscado reforzar como elemento horizontal al situar una tipografía corpórea de proporciones muy verticales sobre ella.
La protagonista de la distribución interior es una doble dicotomía. Por un lado, se enfrentan la escasez de espacio de almacenamiento en el espacio congestionado de la rebotica frente a las necedades de una zona de venta ordenada y de colores atractivos. Al mismo tiempo se contraponen los requisitos impuestos por los dos propietarios: uno de ellos apuesta por mantener una mampara tras el mostrador de una manera tradicional mientras el otro quiere primar el contacto con el paciente. Cada uno de ellos cuenta con su mostrador fiel a sus características.
El hecho de contar con un mostrado exento y situado dentro de la zona de venta permite aumentar la superficie de esta área y así aumentar la percepción de amplitud por parte del paciente a pesar de las reducidas dimensiones del local.
Farmacia Artilleros por Adam Bresnick. Fotografía por Amores Pictures
El local cuenta con una altura de 3 m y se ha buscado aprovechar esta característica para el almacenaje. La nube de luminarias de la zona de venta tiene como función secundaría ocultar los productos en los altillos al encontraste estos a contraluz.
Con la selección de la paleta de colores se busca asociar el espacio con la salud, belleza y bienestar, alejándonos de la percepción de la farmacia como espacio (exclusivamente) de venta de medicinas.
La iluminación del producto se produce gracias a la colocación de luminarias en cada balda, primando el acento de la luz en el género.
Con todo ellos se logra organizar un espacio de exiguas dimensiones organizando la fachada a dos escalas y la atención al paciente desde dos concepciones opuestas.