Tras sucesivas visitas a la nave, Elena Alonso comenzó a fijarse en toda las trazas y restos que a modo de escritura había quedado plasmada en el lienzo de paredes y techos. Llamó su atención una serie de agujeros repartidos por la cubierta de las naves laterales, tapados en la última reforma y cuya reapertura se ha convertido en los iconos de luz a través de los que se articula su intervención.
La intervención propone un recorrido por la nave utilizando como guía un pasamanos. Una línea trazada en el espacio, que en esta ocasión toma forma escultórica a través de la utilización de diferentes materiales. Su elaboración con madera, cemento, corcho, escayola pintada o cobre, pone de manifiesto el interés de la artista por la artesanía y el diseño, permitiendo que el visitante recorra la sala acompañado por la percepción tactil de los materiales trabajados.
La intervención propone un recorrido por la nave utilizando como guía un pasamanos. Una línea trazada en el espacio, que en esta ocasión toma forma escultórica a través de la utilización de diferentes materiales. Su elaboración con madera, cemento, corcho, escayola pintada o cobre, pone de manifiesto el interés de la artista por la artesanía y el diseño, permitiendo que el visitante recorra la sala acompañado por la percepción tactil de los materiales trabajados.
En la penumbra de la nave podemos encontrar esta particular guía que nos conduce a través de una nueva percepción del espacio. Los agujeros han sido reabiertos, por ellos entra la luz y se vislumbra otra espacio abierto y superior, que antes estaba oculto a la mirada del visitante.
En esta intervención encontramos un juego de contrastes, de límites y de posibilidades. Por un lado nos recuerda los recorridos en las cuevas visitables donde nos van mostrando la particular geomorfología natural que conserva el interior. En este caso, el contraste entre unos restos brutalmente antropizados, recuerda esas naturalezas desgastadas que se nos van mostrando, y la cuidada elaboración del pasamanos.
El pasamanos es a su vez una guía y una barrera, una línea que sortea y constrata con la arquitectura desgastada de la nave. Una pieza que podemos ver y tocar, y que nos lleva a intuir un espacio inesperado sobre nuestras cabezas, la imagen de un lugar tan solo intuido.