Sandra Pereznieto, como ella mismo comenta, es pequeñita y sin embargo por lo que hemos podido notar en la realización de este artículo es un verdadero torbellino. Tan pronto está a este lado del Atlántico como se encuentra al otro en el norte o en el sur.
Apasionada por su trabajo de fotógrafa, le gusta hablar del ensimismamiento que le producen las tomas de los espacios que fotografía, de dejarse llevar por el tiempo a solas con el espacio que tiene enfrente, algo que nos podría hacer pensar que se olvida de la gente que los habita. Sin embargo, aunque ella no se dé cuenta o no quiera decírnoslo, sus fotografías siempre tienen personas o reflejan la presencia de personas. Sus fotografías muestran la transformación de los espacios en lugares gracias a los restos, a las huellas dejadas por sus habitantes cuando su presencia no es explícita, o cuando la presencia de personajes es intencionadamente lejana, como si de una sombra imposible de evitar se tratase.
Sandra toma como referencia clásicos impresionantes de la fotografía como Ezra Stoller y Julius Shulman, y ella es desde hace tiempo un clásico en numerosos medios de comunicación. Tiene una trayectoria profesional muy amplia, de casi 30 años, que le ha permitido publicar sus fotografías en multitud de revistas internacionales, compaginando los proyectos de encargos con otros más comprometidos y personales.
Es posible que, como ella comenta, sus manos sean pequeñas como ella, y por eso para algunos trabajos le guste su querida máquina Fuji. En cualquier caso es algo que no le impide realizar grandes y magníficas tomas de fotografía. Representa una verdadera muestra de pasión por la fotografía.
Apasionada por su trabajo de fotógrafa, le gusta hablar del ensimismamiento que le producen las tomas de los espacios que fotografía, de dejarse llevar por el tiempo a solas con el espacio que tiene enfrente, algo que nos podría hacer pensar que se olvida de la gente que los habita. Sin embargo, aunque ella no se dé cuenta o no quiera decírnoslo, sus fotografías siempre tienen personas o reflejan la presencia de personas. Sus fotografías muestran la transformación de los espacios en lugares gracias a los restos, a las huellas dejadas por sus habitantes cuando su presencia no es explícita, o cuando la presencia de personajes es intencionadamente lejana, como si de una sombra imposible de evitar se tratase.
Sandra toma como referencia clásicos impresionantes de la fotografía como Ezra Stoller y Julius Shulman, y ella es desde hace tiempo un clásico en numerosos medios de comunicación. Tiene una trayectoria profesional muy amplia, de casi 30 años, que le ha permitido publicar sus fotografías en multitud de revistas internacionales, compaginando los proyectos de encargos con otros más comprometidos y personales.
Es posible que, como ella comenta, sus manos sean pequeñas como ella, y por eso para algunos trabajos le guste su querida máquina Fuji. En cualquier caso es algo que no le impide realizar grandes y magníficas tomas de fotografía. Representa una verdadera muestra de pasión por la fotografía.
¿Qué te llevó a la fotografía?
Cuando tenía 13 años tomé un curso de foto en la escuela, y la primera vez que vi la imagen aparecer en el papel fotográfico dentro del cuarto oscuro, sentí las mismas mariposas en el estómago que cunado me dieron mi primer beso, así que fue un flechazo que ha durado toda una vida.
¿Por qué fotografía de arquitectura?
Por casualidad. Estaba trabajando de asistente de un fotógrafo de arquitectura, para una cuenta que tenía en ese momento de fotografía comida para una agencia de publicidad, y cuando acabó el trabajo de esa cuenta, continué con él aprendiendo fotografía de arquitectura. Con el tiempo, y revisando mis primeras fotografías durante mis estudios de foto, me di cuenta de que casi todas ellas eran de arquitectura, casas, puertas, ventanas, escaleras, espacios vacíos, paredes con personalidad, así que aunque conscientemente no escogí la arquitectura como sujeto, supongo que me quedé maravillada por una afinidad que ya llevaba dentro.
¿Una fotógrafa/o que consideres un referente?
Me maravillan las fotografías de Ezra Stoller y Julius Shulman de la época de la modernidad americana. Tengo sus fotografías grabadas en mis recuerdos y muchas veces reconozco su influencia en mi trabajo, sobretodo en mi trabajo más personal, también de fotografía de arquitectura, y en mis imágenes siempre busco esa sencillez que tanto admiro en su trabajo.
¿Construir la fotografía, ideas, inspiración? ¿Qué prefieres captar espacios o crear lugares?
Supongo que me acerco a la fotografía siempre desde un sitio muy emocional. Busco el silencio en los espacios, el vacío y encontrar la forma de fotografiarlos. Siempre se piensa que la arquitectura es la forma, pero, para mi, es el espacio vacío que contiene y su capacidad de hacer de ese espacio vacío uno agradable. Y dentro de ese espacio busco la luz, y cómo juega un papel imprescindible en la arquitectura.
Llevo casi 30 años dedicada a la fotografía de arquitectura y siempre me enfrento a cada proyecto como si fuera una hoja en blanco, y nunca sé qué es lo que voy a fotografiar. Es el espacio y la luz quien me lo desvela, pero para ello tengo que pasar un rato en los espacios, no es tan evidente ni inmediato, sino que las fotos van apareciendo en la medida en que la luz va dibujando su paso en el vacío. Y ese proceso me fascina. Una vez que entro en él, puedo estar horas interminables sin parar, esa parte de mi trabajo es una de las cosas que más me gusta, sentir como todo desaparece, el tiempo, el mundo, las preocupaciones, las prisas, y sólo queda ese instante, esa luz, ese espacio, sin limites y sin barreras. Podrías desaparecer en él por días. Lástima que no siempre puedo por cuestiones de horarios. Pero me siento feliz cuando estoy ahí: desaparece el cliente, las expectativas y lo urgente, y sólo queda lo imprescindible, lo que para mi es importante: el tiempo, el espacio y el estar ahí. Si el espacio está logrado, el disfrute el impresionante, si no, se convierte en un reto también muy interesante.
¿Tu primera cámara?¿Y ahora?
Una Yashica que mi madre me compro cuando tenía 13 años. Una Canon 5D con unos maravillosos lentes de arquitectura y una Fuji XT-1 (que recuerda a mi FE2 de Nikon que durante años fue mi preferida) y que ahora me llevo al cuello tanto como puedo. La Canon es una maravilla,pero yo soy muy pequeña y tengo unas manos de niño de 10 años y me pesa un poco y los lentes son muy grandes para mis manos y así que la uso para arquitectura que me funciona increíblemente bien, mientras que la Fuji es una joyita, ligera, pequeña y no intimida a la gente cuando la usas, cosa que en mi caso es muy importante, porque trabajo mucho en el Valle Sagrado y en Brasil en proyectos de fotografía más social.
¿Hay alguna fotografía que te hubiera gustado o te gustaría hacer?
Ninguna en particular, admiro las fotografías de tantos fotógrafos, algunos desconocidos y otros famosos, y siempre me maravilla su mirada, así como la foto de algunos de mis colegas, de las que también aprendo mucho, pero la única foto que quiero hacer es la próxima, y siempre me siento feliz de haber elegido este rumbo en mi vida, ya que estudié Comunicación y Cine y estuve muy cerca de dedicarme al cine que me fascina y disfruto incansablemente en las salas de cine, pero creo que he sido mucho más feliz como fotógrafa fija, y sobretodo, mucho más libre.