Ordenado mediante una escalera radial que da paso a tres extensiones de forma orgánica, el proyecto desarrollado por JSa y mta+v cuenta con 14 plantas sobre rasante donde encontramos dieciocho tipologías de vivienda diferentes. De una forma orgánica y según la diversidad de viviendas, se van formando los diferentes espacios interiores, el ritmo, proporción y escala del proyecto.
Un juego de llenos y vacíos da forma al edificio acompañado por la presencia de vegetación endémica y materiales respetuosos que integran la nueva construcción en la zona. Los materiales y acabados empleados en el proyecto dialogan con el entorno, generando una construcción sobria, discreta y elegante gracias al hormigón visto, aluminio y vidrio.
PEDRE por JSa y mta+v. Fotografía por Rafael Gamo.
Descripción del proyecto por JSa y mta+v
PEDRE encarna el ensamble armónico de una arquitectura cuyos pliegues componen estructuras funcionales, construcciones sólidas, materiales óptimos, interiores que se convierten en exteriores, mobiliario a la medida y vistas panorámicas del paisaje que dialogan con el territorio. Ubicado en las inmediaciones de la Reserva Ecológica Pedregal de San Ángel, el proyecto no sólo reconoce el valor ambiental de la zona al integrarse a la periferia ya desarrollada que lo rodea, sino que también se complementa con la arquitectura contemporánea del campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el pasado industrial de las colonias de San Ángel y Loreto.
El proyecto arquitectónico teje un balance entre densidades; un balance positivo entre área construida y permeable. El 30 por ciento del área libre corresponde a espacios abiertos, circulaciones, vestíbulo y áreas de recreación. La densidad promedio del edificio es congruente con la visión respetuosa del entorno circundante, la historia de El Pedregal, así como el patrimonio industrial, artístico y cultural de la zona, su permanencia y transformación.
La diversidad de viviendas es sumamente relevante, tanto por la solución de espacios interiores como por el ritmo, proporción y escala del proyecto. Distribuidos en 14 pisos, 112 departamentos —de 18 tipologías diferentes desde 90 a 300 m2 en promedio— constituyen la estructura principal del edificio. El núcleo radial es la columna vertebral del espacio, dando paso a tres cuerpos con diferentes proyecciones orgánicas que se despliegan y se acercan a la ciudad.
Acabados y materiales en hormigón visto, aluminio y vidrio fusionan arquitectura con ingeniería estructural, convirtiendo mínimos en máximos, privilegiando una construcción sobria, discreta y elegante con una proporción cuidada entre vanos y sólidos. En respuesta al contexto físico y natural, el proyecto exalta los depósitos naturales de la región con un basamento de piedra y vegetación endémica. Accesos, veredas, crujías, vestíbulos y espacios públicos pertenecen a la construcción pública de la memoria colectiva de la región.
La morfología, los pliegues, los remates, las columnas, los balcones, las ondulaciones y la simbiosis entre verticales y curvas, apuestan por un edificio emblemático con significados y significantes más allá de lo construido. Una arquitectura para el lugar, específicamente proyectada como respuesta al origen y evolución de un territorio fértil para el crecimiento del PEDRE como conjunto urbano a escala social.