El pabellón desde el principio quería romper las barreras con el exterior. Lo consigue mediante una estructura metálica ligera, acompañada de un cerramiento contínuo de vídrio a nivel calle. Los alzados principales, con una cubierta dentada, consiguen que se integre en el entorno y aporta luz natural al interior, lo que hace mínima la iluminación artificial.
Descripción del proyecto por Quirós Presa
“Un pabellón cerrado que conserve las sensaciones de jugar al aire libre: disfrutar la luz natural, permitir las vistas, diluir la frontera interior-exterior”.
A esta idea inicial se sumaban dos retos fundamentales: diseñar un volumen que, pese a las grandes dimensiones, se integrase en la escala del entorno rural; y el requisito de cumplir con un presupuesto muy limitado.
La propuesta se materializa en un esqueleto visto de cerchas metálicas que resuelve todo: estructura, espacio, fachadas y accesos. Al exterior, un cascarón de chapa minionda parece flotar sobre el zócalo acristalado, limitando el impacto visual del volumen y dejando pasar las vistas. Al interior, la cristalera continua diluye el límite interior-exterior, y la cubierta en forma de diente de sierra desvela los grandes lucernarios de policarbonato que bañan de luz natural el espacio y limitan su consumo energético.
El pabellón, inaugurado en 2016 con un coste final de 275€/m², acoge eventos desde torneos de balonmano federado hasta el baile de las fiestas patronales, consolidándose como nuevo motor de actividad para los vecinos y vecinas de Villacelama.