La primera decisión estructurante de la casa, puso atención al soleamiento y al carácter de la calle de acceso, lo que condicionó la orientación situando las zonas de día al sur y los dormitorios a la fachada norte. Las zonas de estar y cocinas se nutren del sol y de las vistas interiores, disfrutando además cada nivel de un amplio espacio exterior soleado: un patio en planta baja y dos amplias terrazas en planta primera y tercera.
Descripción del proyecto por Taller Abierto
Tras la demolición de una casa sin valor histórico, situada en el centro de Guadalajara, se proyecta una vivienda que se alza entre medianeras, adaptada a un escenario urbano complejo y diverso.
La propuesta debía dar respuesta al programa doméstico de una familia, integrada por una pareja de mediana edad y sus dos hijos. El punto de partida, que en la misma casa se reconocieran tres casas diferentes, cada una con sus particularidades funcionales, estableciendo una relación de convivencia pero conservando cada una un cierto grado de independencia.
Se consideró como la solución más natural el asignar a cada unidad un nivel del edificio, tratando de aprovechar las ventajas que cada altura ofrecía. Sin dejar de relacionar las partes de la intervención con el conjunto, con el propósito de no perder la unidad de la propuesta. Algo similar al sentido del juego de las “muñecas rusas”, en el que cada elemento es independiente pero conserva una íntima relación geométrica con el conjunto.
La orientación con respecto al sol y la limitación urbana de tener un frente de fachada reducido, supusieron ingredientes de partida determinantes. Por un lado, la parcela presenta dos caras muy diferenciadas: al noreste se encuentra la calle de acceso, de carácter tranquilo, y al suroeste los patios abiertos de la manzana en la que se incluye la parcela. En cuanto al condicionante dimensional de un solar relativamente estrecho, fue aprovechado para caracterizar la distribución de las estancias interiores.
La primera decisión estructurante de la casa, teniendo en cuenta el soleamiento y el carácter de la calle de acceso, pasó por orientar las zonas de día al sur y los dormitorios a la fachada norte. Las zonas de estar y cocinas se nutren del sol y de las vistas interiores, disfrutando además cada nivel de un amplio espacio exterior soleado: un patio en planta baja y dos amplias terrazas en planta primera y tercera. Con el propósito de poder utilizar estos espacios exteriores como una estancia más de la casa, se proyectaron una sucesión de estructuras ligeras a modo de pérgolas, soporte de superficies textiles que ofrezcan sombra durante el verano. La casa se podría explicar sintéticamente atendiendo a su sección: una sucesión en cascada de espacios exteriores abiertos al sur, relacionados visualmente entre sí y que disfrutan del soleamiento, a los que se abren las zonas de día, y una espalda que mira al norte, a la calle de acceso, donde se sitúan las zonas de noche.
La fachada norte se define geométricamente atendiendo a los ritmos y tipo de huecos propios de la escena urbana, tratando de armonizarse con los alzados de las casas vecinas. Un zócalo pautado por puertas de paso y superficies lisas de chapa de acero y vidrio, define los accesos a la casa y a un local comercial proyectado en planta baja. Los balcones de planta primera y segunda se protegen de las vistas y del sol de la mañana mediante unas persianas alicantinas de madera, respondiendo igualmente al carácter urbano del entorno. Al sur la casa se abre de modo muy diferente. La heterogeneidad de las fachadas traseras del resto de la manzana y la posibilidad de aprovechar el soleamiento, son razones para que se proyecten ventanas corridas, aprovechando todo el frente de fachada, y posibilitando una relación más permeable entre interior y exterior.
El color blanco del revoco exterior, la elección de materiales interiores y el sistema de acondicionamiento, responden al requerimiento de que la casa fuera fresca durante el verano y cálida en invierno. El pavimento interior cerámico, bajo el que discurre un circuito de suelo refrescante y radiante, y la búsqueda de un equilibrio entre paramentos revestidos de yesos blancos y de madera de roble, tratan de lograr un ambiente interior confortable durante todo el año.
La condición de sostenibilidad energética está muy presente en las decisiones de proyecto. Se optó por luces estructurales reducidas y por el uso de un tipo de materiales que fueran habituales para la constructora, facilitando así el proceso de obra. El sistema de producción de energía se basa en la aerotermia, optimizando el gasto en calefacción y refrigeración. Igualmente la orientación de las estancias y el carácter pasante de la planta garantizan una iluminación y ventilación cruzada que contribuyen al control energético. La elección de revestimientos continuos de color blanco, confiados a materiales de composición natural, sumada a la protección que ofrece la familia de pérgolas exteriores, hacen que el control del sol y de la sombra se convierta en parámetro de proyecto, tanto en el interior como en el exterior de la casa. Hay por tanto una familia de “herramientas” de proyecto, no materiales, que desde el principio ayudaron a conseguir la sostenibilidad y el buen funcionamiento de una casa familiar en el centro de una pequeña ciudad. Nos gusta pensar que las cualidades espaciales que hayan podido resultar en esta propuesta fueran el resultado de adecuar una secuencia de espacios en sección a las condiciones del entorno y a las necesidades de sus propietarios.