El complejo consta de 16 residencias de 150 m² más la terraza de 70 m² sobre la unidad inferior. El proyecto tiene un patrón replicable estándar, lo que permite vistas de 180 ° y mucha luz natural y ventilación en cada unidad.
Descripción del proyecto por Francisco Pardo Arquitecto
Ubicado entre vegetación, el proyecto respeta el medio ambiente reflejando la pendiente del sitio con su inclinación de 20° a 40°, a través de una secuencia de escalonamientos, rotaciones y patios intermedios. Se establece un patrón replicable estándar, que permite vistas de 180° y mucha luz natural y ventilación en cada unidad, gracias a un diseño complejo y alternativo que ofrece a los residentes una experiencia única.
“Esta disposición de vivienda se adapta naturalmente a la topografía existente. Las villas buscan generar una simbiosis armónica entre la arquitectura, el océano Pacífico y los habitantes, realzada por extraordinarias vistas panorámicas de los alrededores”.
Francisco Pardo, fundador del estudio.
El complejo consta de 16 residencias de 150 m² más la terraza de 70 m² sobre la unidad inferior. A pesar de la alta densidad del lugar, los apartamentos, incrustados en la ladera de varias formas, se sienten más como villas que como apartamentos.
Cada unidad consta de dos o tres dormitorios, una sala de estar y comedor de planta abierta y una terraza privada, que enmarca el paisaje idílico y el horizonte del mar, al tiempo que garantiza la máxima privacidad a través de las extensas plantas estratégicamente ubicadas alrededor de sus perímetros.
Cada apartamento tiene una pequeña piscina privada, y tres tipos de áreas comunes se encuentran en las azoteas superiores: al Este (la más alta), un bar y área de descanso; en el centro, la piscina principal con solarium; y al oeste, una piscina más pequeña para niños.
Se accede a los apartamentos a través de un sistema de calles naturales y dos jardines que reproducen la pendiente natural del terreno y se extienden hasta el mar. La brisa del mar, en sinergia con la sombra que brindan los techos en voladizo y la ventilación cruzada generada por la terraza y los muros laterales, brinda opciones de enfriamiento pasivo.
En el interior, las unidades ofrecen un lugar confortable para relajarse y refugiarse del sol. La madera de tonos naturales envuelve los interiores exquisitamente hechos a medida, agregando calidez visual y reforzando la conexión con el contexto natural.
Las Villas de La Escondida están construidas íntegramente con una estructura simple de hormigón armado, muros de bloques, cemento, arena y losas nervadas. Este sistema ha permitido una construcción flexible y una estructura sólida, resistente a los sismos característicos que afectan la zona. Los principales acabados de las fachadas externas e interiores están realizados con Chukun, aplanado con cemento de arena fina y la sugerente madera local “Macuil”.
En lugar de invadir el paisaje, este proyecto original que desciende hacia la playa para atrapar la brisa del océano, está destinado a integrarse en el sitio cubierto de vegetación, enfatizando la conexión de la arquitectura con su entorno natural.