Su carrera se fue forjando desde sus estudios de diseño gráfico en Tokio. Un tiempo de búsqueda de nuevos referentes en los que desde el principio Issey Miyake buscó nuevos caminos como en su colección «Un poema de tejido y piedra» su primera exposición en Tokio en 1963, donde sus propuestas se presentaron acompañadas de un espectáculo multimedia. Una trayectoria en constante búsqueda e investigación que provocó que le echasen de la compañía de cosméticos Shiseido por realizar una «escandalosa» campaña «Let's Show more Skin» (Vamos a enseñar más piel) en la que una modelo se presentaba en bikini, detonante para su marcha a París.
A la búsqueda de referentes, continuó su formación en la Cámara Sindical de París, hasta su paso en los años 60, por los talleres de Guy Laroche y posteriormente de Hubert de Givenchy, pasando por su viaje a Nueva York en 1968, hasta abrir su estudio en 1970, como Taller de diseño Miyake (MSD) en Tokio.
Su formación en la alta costura no le impidió desde el principio apostar por la ropa sencilla y funcional, fabricada con costes ajustados, hibridando su conocimiento de los tejidos artesanales japoneses en la industria actual, comentaba que la moda debía ser «relajante, funcional y práctica»
Su trabajo se formó en un contexto de investigación en la que no fue el único en su país en indagar, en buscar nexos de conexión entre oriente y occidente, en investigar entre tradición y modernidad, como harían desde Sōfū Teshigahara a Kenzo Tange, una traslación de tradiciones formales y estéticas que se pueden referenciar en la Bauhaus, o en la obra de coetáneos como las esculturas de Ellsworth Kelly, el fotógrafo Irving Penn o el trabajo de Isamu Noguchi.
Su carácter experimental no solo se centró en cuestiones estéticas y también abordó desafíos en la producción textil, para insertar tradición en la industria actual.
Issey Miyake
Shrunk Kibira, Issey Miyake. Colección verano - otoño, 1993. Fotografía por Kazuai Kurigami, courtesy of Issey Miyake Inc.
Ideas y experiencias que tras un intenso trabajo de campo se cristalizaron en la recuperación de antiguos telares y fábricas que en una colaboración con la diseñadora Makiko Minagawa, le permitió crear tejidos extraordinarios. Un proceso que ha continuado en su trabajo y le ha permitido realizar acabados increíbles de tejidos naturales o tejidos artificiales como los de poliéster, en los que colocó una capa de titanio, cromo o aluminio para generar un amplio espectro de reflejos.
Su interés por fundir industria y el movimiento del cuerpo humano, sin olvidar la tradición, le supuso un acercamiento innovador que le permitió transformar la ropa en algo más, con reflejos, arrugas o superficies plegadas, desarrolladas por él y su equipo, un grupo de colaboradores y diseñadores a los que siempre agradeció su trabajo.
Cinco décadas de increíble trayectoria, de cuestionamiento sobre la naturaleza del vestir, la forma de presentar la moda, o sus investigaciones entre diferentes disciplinas y sus aportaciones a la producción contemporánea, hacen de Issey Miyake una figura imprescindible de nuestro tiempo.
Issey Miyake.