Hoy compartimos en la octaba entrada de ésta sección, un extracto de Las Aventuras de Sherlock Holmes.

El escoces Arthur Conan Doyle nace en 1859 y muere en 1930. De sus muchas obras hemos seleccionado para compartir hoy con vosotros un extracto de Escándalo de Bohemia, uno de los relatos de Las aventuras de Sherlock Holmes. Las descripciones en sus libros son a una escala distinta a la que solemos ver en otros libros. De una habitación describe con importancia, si hay ceniza en el cenicero de la mesa, o si las paredes tienen humedad en ese momento y de qué color es la mancha que se está generando.

Una noche ––la del 20 de marzo de 1888–– volvía yo de visitar a un paciente (pues de nuevo estaba ejerciendo la medicina), cuando el camino me llevó por Baker Street. Al pasar frente a la puerta que tan bien recordaba, y que siempre estará asociada en mi mente con mi noviazgo y con los siniestros incidentes del Estudio en escarlata, se apoderó de mí un fuerte deseo de volver a ver a Holmes y saber en qué empleaba sus extraordinarios poderes. Sus habitaciones estaban completamente iluminadas, y al mirar hacia arriba vi pasar dos veces su figura alta y delgada, una oscura silueta en los visillos. Daba rápidas zancadas por la habitación, con aire ansioso, la cabeza hundida sobre el pecho y las manos juntas en la espalda. A mí, que conocía perfectamente sus hábitos y sus humores, su actitud y comportamiento me contaron toda una historia. Estaba trabajando otra vez. Había salido de los sueños inducidos por la droga y seguía de cerca el rastro de algún nuevo problema. Tiré de la campanilla y me condujeron a la habitación que, en parte, había sido mía. No estuvo muy efusivo; rara vez lo estaba, pero creo que se alegró de verme. Sin apenas pronunciar palabra, pero con una mirada cariñosa, me indicó una butaca, me arrojó su caja de cigarros, y señaló una botella de licor y un sifón que había en la esquina. Luego se plantó delante del fuego y me miró de aquella manera suya tan ensimismada.

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Lo único que queremos es que examine la máquina y nos diga lo que anda mal. »Subimos juntos al piso de arriba, primero el coronel con la lámpara, después el obeso administrador, y yo cerrando la marcha. La casa era un verdadero laberinto, con pasillos, corredores, estrechas escaleras de caracol y puertecillas bajas, con los umbrales desgastados por las generaciones que habían pasado por ellas. Por encima de la planta baja no había alfombras ni rastro de muebles, el revoco se desprendía de las paredes y la humedad producía manchones verdes y malsanos. Procuré adoptar un aire tan despreocupado como me fue posible, pero no había olvidado las advertencias de la mujer, a pesar de no haber hecho caso de ellas, y no les quitaba el ojo de encima a mis dos acompañantes. Ferguson parecía un hombre huraño y callado, pero, por lo poco que había dicho, pude notar que por lo menos era un compatriota.»Por fin, el coronel Lysander Stark se detuvo ante una puerta baja y abrió el cierre. Daba a un cuartito cuadrado en el que apenas había sitio para los tres. Ferguson se quedó fuera y el coronel me hizo entrar. »––Ahora ––dijo–– estamos dentro de la prensa hidráulica, y sería bastante desagradable que alguien la pusiera en funcionamiento. El techo de este cuartito es, en realidad, el extremo del émbolo, que desciende sobre este suelo metálico con una fuerza de muchas toneladas. Ahí fuera hay pequeñas columnas hidráulicas laterales, que reciben la fuerza y la transmiten y multiplican de la manera que usted sabe. La verdad es que la máquina funciona, pero con cierta rigidez, y ha perdido un poco de fuerza. ¿Tendrá usted la amabilidad de echarle un vistazo y explicarnos cómo podemos arreglarla?

 

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Publicado en: 6 de Diciembre de 2012
Cita: "LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES" METALOCUS. Accedido el
<http://www.metalocus.es/es/noticias/las-aventuras-de-sherlock-holmes> ISSN 1139-6415
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