En colaboración con el Ministerio de Fomento, la Fundación Alejandro de la Sota celebrará el próximo mes de mayo de 2017 el IV Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española que llevará por título: “La arquitectura como obra integral”.
Ya está además abierto el plazo para participar en el congreso hasta el 14 de Diciembre de 2006. Los autores de los artículos seleccionados participarán en un debaté que contará con unos moderadores e invitados de lujo: Juan Navarro Baldeweg, Enrique Granell, Carmen Díez Medina, Carlos Quintans.
El concepto de Gesamtkunstwerk (obra de arte total) se ha ido afianzando desde finales del siglo XIX, a partir de las primeras aportaciones del movimiento arts & crafts inglés, que derivó en las diferentes formas en la que se manifestó el art nouveau en Europa y que, pasado ya por el filtro de la industria que abogaba el Deutscher Werkbund, acabó recogiendo perfectamente el ideario de la Bauhaus. Este concepto moderno se tradujo tardíamente en una España pobre y poco industrializada, recién salida de una guerra, en la que ciertas obras imbuidas en este espíritu intentaban conseguir con los escasos recursos disponibles, grandes dosis de ingenio y una artesanía todavía viva, lo que no podía suministrar una industria de la construcción pobre y muy poco evolucionada. En numerosas ocasiones, sobre todo en cierto tipo de edificios públicos, los arquitectos tenían la libertad (o se la tomaban) de poder pensar sus propuestas como un todo, entregando a sus clientes obras ricas cargadas de todo tipo de elementos singulares o trabajos en colaboración con artistas. Enlazando con la idea de la Gesamtkunstwerk, la convocatoria de este Congreso pretende impulsar el análisis de obras en las que el arquitecto haya conseguido pensar, proyectar e incorporar tanto elementos propiamente arquitectónicos como aquellos pertenecientes a otras disciplinas, siempre con la intención de construir una arquitectura entendida como una obra de arte integral.
El Congreso propone el análisis una obra de arquitectura concebida como un todo, que no se centre en los detalles constructivos, en el equipamiento o en los elementos decorativos incorporados posteriormente en la obra, sino en aquellos componentes esenciales intrínsecos e inseparables a la obra misma y que están al servicio de la arquitectura en su conjunto. El tema del Congreso ofrece la oportunidad de poner en valor el bagaje cultural y artístico de esa generación de arquitectos y permitir el descubrimiento de sus obras desde un punto de vista más amplio y enriquecedor.
Existen numerosos ejemplos en la arquitectura moderna española que reflejan este concepto. En buena parte de las obras realizadas en esta época podemos comprobar cómo el pensamiento del arquitecto interviene en todas las escalas de la obra incluyendo objetos, muebles u otros elementos como parte indisoluble de las mismas. Se pueden citar como ejemplos algunas de las que ya se han analizado en anteriores Congresos, como la casa Varela de Alejandro de la Sota, en la que las puertas armario, las literas o los paneles contraventanas forman parte inseparable de la propia arquitectura; o la basílica de Aránzazu de Francisco Javier Sáenz de Oíza, en la que el trabajo escultórico de Jorge Oteiza no puede disociarse de la obra en sí.
Ya está además abierto el plazo para participar en el congreso hasta el 14 de Diciembre de 2006. Los autores de los artículos seleccionados participarán en un debaté que contará con unos moderadores e invitados de lujo: Juan Navarro Baldeweg, Enrique Granell, Carmen Díez Medina, Carlos Quintans.
El concepto de Gesamtkunstwerk (obra de arte total) se ha ido afianzando desde finales del siglo XIX, a partir de las primeras aportaciones del movimiento arts & crafts inglés, que derivó en las diferentes formas en la que se manifestó el art nouveau en Europa y que, pasado ya por el filtro de la industria que abogaba el Deutscher Werkbund, acabó recogiendo perfectamente el ideario de la Bauhaus. Este concepto moderno se tradujo tardíamente en una España pobre y poco industrializada, recién salida de una guerra, en la que ciertas obras imbuidas en este espíritu intentaban conseguir con los escasos recursos disponibles, grandes dosis de ingenio y una artesanía todavía viva, lo que no podía suministrar una industria de la construcción pobre y muy poco evolucionada. En numerosas ocasiones, sobre todo en cierto tipo de edificios públicos, los arquitectos tenían la libertad (o se la tomaban) de poder pensar sus propuestas como un todo, entregando a sus clientes obras ricas cargadas de todo tipo de elementos singulares o trabajos en colaboración con artistas. Enlazando con la idea de la Gesamtkunstwerk, la convocatoria de este Congreso pretende impulsar el análisis de obras en las que el arquitecto haya conseguido pensar, proyectar e incorporar tanto elementos propiamente arquitectónicos como aquellos pertenecientes a otras disciplinas, siempre con la intención de construir una arquitectura entendida como una obra de arte integral.
El Congreso propone el análisis una obra de arquitectura concebida como un todo, que no se centre en los detalles constructivos, en el equipamiento o en los elementos decorativos incorporados posteriormente en la obra, sino en aquellos componentes esenciales intrínsecos e inseparables a la obra misma y que están al servicio de la arquitectura en su conjunto. El tema del Congreso ofrece la oportunidad de poner en valor el bagaje cultural y artístico de esa generación de arquitectos y permitir el descubrimiento de sus obras desde un punto de vista más amplio y enriquecedor.
Existen numerosos ejemplos en la arquitectura moderna española que reflejan este concepto. En buena parte de las obras realizadas en esta época podemos comprobar cómo el pensamiento del arquitecto interviene en todas las escalas de la obra incluyendo objetos, muebles u otros elementos como parte indisoluble de las mismas. Se pueden citar como ejemplos algunas de las que ya se han analizado en anteriores Congresos, como la casa Varela de Alejandro de la Sota, en la que las puertas armario, las literas o los paneles contraventanas forman parte inseparable de la propia arquitectura; o la basílica de Aránzazu de Francisco Javier Sáenz de Oíza, en la que el trabajo escultórico de Jorge Oteiza no puede disociarse de la obra en sí.