Gracias a estos espacios el acceso, tras el umbráculo que protege el ingreso, se hibrida con una plaza donde se encuentra una cafetería, la biblioteca y un auditorio que puede abrirse al exterior. El resto de edificios y programas que componen el campus se organizan por un bulevar, del que nacen una serie de escaleras y plazas que artículan verticalmente el resto del programa.
Volumétricamente, el edificio consta de 2 elementos. El primero un zócalo de dos pisos donde se encuentran laboratorios de carreras científicas, con una cubierta es ajardinada, y sobre él hay diferentes aulas con vistas a la Panamericana. El segundo es la denominada torre horizontal de tres pisos y azotea, de la que se espera crezca con tres pisos adicionales, una situación de espera y transito cuya rotundidad formal se matiza mediante una piel metálica auto-portante que, además, también sirve para iluminar la fachada y darle mantenimiento.
Campus Universitario de la Universidad Científica del Sur por Plan A. Fotografía por Renzo Rebagliati.
Campus Universitario de la Universidad Científica del Sur por Plan A. Fotografía por Renzo Rebagliati.
Descripción del proyecto por Plan A
Esta sede universitaria se encuentra en el cono norte de la megalópolis en que se ha convertido Lima. A su alrededor hay desde barrios populosos a zonas más humildes, pasando por los cerros, producto de invasiones recientes y con abundante vivienda precaria. Una gigantesca extensión de ladrillo hasta donde alcanza la vista que llena el valle y rebosa en las colinas que lo jalonan. En este contexto, junto a la carretera Panamericana, el eje vertebrador del país, se sitúa este proyecto que, en primera instancia, quiere hacer ciudad y convertirse en catalizador del cambio.
El proyecto para la Universidad Científica del Sur conjuga los principios de una educación humanista e innovadora con unos compromisos innegociables con la ciudad y el medio ambiente. Entendiendo al aprendizaje como un proceso compartido —que va más allá del espacio jerarquizado de las aulas—, la propuesta considera clave la creación de ambientes comunes en los que el aprendizaje se produzca a otros niveles. Este espacio compartido se construye desde el mismo ingreso al campus, con una cesión de un 17% del lote en áreas públicas que mejorarán la calidad espacial del barrio aportando sombras, bancas, arbolado y espacios de reunión. Una decisión valiente por parte de la institución que pone de manifiesto su compromiso por contribuir a la mejora de la ciudad.
Campus Universitario de la Universidad Científica del Sur por Plan A. Fotografía por Renzo Rebagliati.
Abordándolo desde una perspectiva espacial, tras el umbráculo que nos protege en el ingreso, una pequeña plaza congrega cafetería, biblioteca y un auditorio que también puede abrirse hacia el exterior. En el sentido longitudinal un bulevar articula el campus. Mediante un sistema de escaleras, graderías y plazas colgadas se verticaliza y nos ofrece varias opciones de conexión entre el plano del suelo y la cubierta ajardinada que remata el zócalo. El espacio continúa después en el interior de la torre para llegar a la azotea a través de un lucernario-invernadero. Esta generosidad de espacios intermedios responde a la intención de construir un campus sostenible, sano, confortable, educativo e integrado.
Desde una óptica objetual, el edificio consta de 2 piezas: en primer lugar, un zócalo de dos pisos en el que se ubican los laboratorios de las carreras científicas y que se relaciona con la escala del barrio. Éste se remata con una cubierta ajardinada y sobre él se apoya un gran volumen de aulas que cuenta con un vacío central y se abre en su testero sobre la panamericana convirtiéndose en un referente. Actualmente esta “torre horizontal” cuenta con tres pisos y azotea, si bien se planea que crezca tres pisos adicionales. La rotundidad de la torre se matiza mediante una piel metálica autoportante que, además, también sirve para iluminar la fachada y darle mantenimiento. Con esta estrategia se pretende articular un cambio de escala que, de una parte, nos permite incorporar la gran cantidad de metros cuadrados necesarios y que, de otra, ya está presente en el lugar por tratarse de un borde de contacto entre la trama del barrio de Los Olivos y la carretera Panamericana.