El área de la panadería se caracteriza por el orden y el rigor formal, con líneas rectas y contención cromática. Los motivos geométricos del pavimento de baldosas encáusticas, las estanterías metálicas ortogonales fijadas al techo o la baldosa vidriada que cubre todas las superficies contribuyeron a esta idea.
Descripción del proyecto por Jordi Ginabreda
Al restaurante de estrella Michelin “les Magnòlies” de Arbúcies (Girona) le ha brotado un pequeño vástago en el casco antiguo de Girona. Buttercup (by les Magnòlies) es una cafetería degustación delicatessen que, igual que su hermano mayor, toma el nombre de una flor, e igual que estas, se despliega para mostrarse al público como nuevo lugar de referencia para foodies en busca de los dulces más exclusivas y elaborados.
Buttercup se planta en un local estructurado en tres crujías paralelas cuya fachada principal se abre totalmente a una céntrica plazoleta del barrio viejo. La crujía central acoge a los visitantes y se convierte en eje de simetría del proyecto de interiorismo. En ella se ubican el mostrador de atención y la cocina-obrador abierta al público donde se preparan todos los productos que sirven en el establecimiento. A ambos lados de esta se ubican las áreas de degustación, en dos salas con carácter propio pero un mismo lenguaje proyectual.
Así como las flores parten de una semilla que concentra en una forma pura toda la belleza posterior, el proyecto se nutre también de esta dualidad, y muestra una clara distinción entre la crujía central, dónde la exactitud de la pastelería tiene lugar y las zonas colindantes dónde se disfruta de las elaboraciones.
El espacio que ocupan el obrador visto y el mostrador se caracteriza por el orden y la rigidez formal. Aquí dominan la línea recta y la contención cromática. El pavimento hidráulico de motivos geométricos, las estanterías metálicas ortogonales ancladas al techo o los alicatados que recubren las distintas superficies redundan en la idea. Los materiales presentan acabados brillantes y tacto frío: acero inoxidable, cristal y azulejos. Todo el espacio se erige en una suerte de laboratorio donde ocurre la ciencia de la pastelería.
Los dos comedores laterales se convierten en la otra cara de la moneda. La ciencia da paso a la magia. La semilla da su fruto. Del lugar donde se trabaja pasamos al lugar donde se disfruta. La carta de color se torna audaz, azul oscuro y amarillo chillón, como el de la flor que da nombre al establecimiento. Las líneas se curvan y los materiales se vuelven mates y cálidos. Madera de roble y acolchado de fieltro para el mobiliario. Pavimento continuo en los suelos. Y como elemento estrella las lámparas diseñadas específicamente para la ocasión, ligeros arcos de circunferencia suspendidos sobre los comensales.
Pese a compartir el mismo lenguaje, cada una de las salas laterales presenta una identidad propia. Una gran mesa compartida o una barra alta con vistas a la plaza por un lado y sofás acolchados, mesas de distintas formas y tamaños o barras bajas enfocadas al exterior por el otro, añaden versatilidad y ofrecen a los clientes distintas formas para apropiarse del espacio.
Para rematar el conjunto, la flor hace su primera y única aparición literal en forma de neón que tiñe de amarillo corporativo la totalidad del baño. Guiño definitivo al nombre del establecimiento y elemento de rabiosa actualidad. Al restaurante de estrella Michelin “les Magnòlies” de Arbúcies (Girona) le ha brotado un pequeño vástago en el casco antiguo de Girona. Buttercup planta ahí sus raíces para crecer vigorosamente y poder dar sus frutos por mucho tiempo.