«El proyecto es la materialización de la arquitectura con la que me siento cómodo y con la que me gusta avanzar: figuras geométricas sencillas que en su composición espacial crean ambientes complejos, en los que la construcción, junto a los códigos materiales, termina de definir y completar los espacios, desdibujando sus límites.»
Los diferentes materiales adoptados en la reforma multiplican las sensaciones y aumentan la complejidad espacial. Una cinta corrida de madera de roble teñida de negro recorre varias paredes de la vivienda, hasta la altura del triángulo, introduciéndose en este y rematando la parte inferior de la cocina. Así, el material conecta los espacios y asimila distintas funciones con una misma textura.
Descripción del proyecto por Raúl Sánchez Architects
Residencia 0110 es la reforma de mi propio apartamento. Se halla en el barrio del Poble Nou, en Barcelona, donde el eixample de Cerdá empieza a desfigurarse, y donde recientemente el distrito del 22@ está introduciendo una arquitectura contemporánea en claro contraste con el pasado industrial de la zona.
El apartamento se encuentra en una planta alta de un bloque en chaflán, con orientación sur-este, el cual se beneficia de la proximidad de las vías del tren para extender sus vistas hasta la montaña de Montjuic. El estado existente presentaba una vivienda desarrollada según dos crujías paralelas a fachada, muy estrechas, de apenas 3m, con una secuencia de habitaciones muy pequeñas en cada crujía, sin ningún interés, y de imposible adaptación a los hábitos de vida contemporáneos.
El proyecto es la materialización de la arquitectura con la que me siento cómodo y con la que me gusta avanzar: figuras geométricas sencillas que en su composición espacial crean ambientes complejos, en los que la construcción, junto a los códigos materiales, termina de definir y completar los espacios, desdibujando sus límites.
Así, el proyecto es un cuadrado perfecto, de 6.15m de lado, y un triángulo rectángulo que hace la transición/giro del chaflán. Sólo hay cuatro habitaciones, como en las villas de Palladio, quien consideraba que cuatro habitaciones eran suficientes para una casa.
El cuadrado es el espacio central de la residencia, el cual aglutina la cocina, el salón y el comedor, y espacios más libres para biblioteca, zona de lectura, zona de juegos… Es el espacio que se pretende corazón de la casa. Esta figura se inserta derribando los muros estructurales de la casa, realizando una importante labor de refuerzo estructural, de la cual queda patente una esquina de los antiguos muros, casi centrada, necesaria por motivos estructurales, pero también por razones espaciales. Esta esquina/pilar es una sutil división entre la zona de cocina/comedor y el resto del espacio, es un límite muy pequeño, pero suficiente para insinuar un posible uso de los espacios. Adyacente al cuadrado está el triángulo, sin separación física entre ambos, pero el techo, más bajo, indica una transición de espacios. Este espacio triangular da acceso directo al resto de habitaciones: los dos dormitorios (uno con baño en suite) y un segundo baño.
Dada la sencilla distribución espacial, los materiales entran en juego para multiplicar las sensaciones y aumentar la complejidad espacial. Una cinta corrida de madera de roble teñida de negro con el poro abierto recorre varias paredes del espacio cuadrado, hasta la altura del triángulo, introduciéndose en este y rematando la parte inferior de la cocina. Así, es el material quien une espacios en principio separados, y asimila distintas funciones con una misma textura. Esta cinta de madera se interrumpe con las puertas de las habitaciones, de acero inoxidable, enrasadas con la madera, y este mismo material remata las partes superiores de la cocina. El resto del ambiente del espacio central está mayormente pintado de blanco, a excepción de la pared de la librería, con un fondo recortado de rosa pálido, que es el mismo color que se encuentra en el suelo y el techo del triángulo. Como resto/vestigio del sistema estructural existente, el pilar central se recubre de latón, de nuevo hasta la altura del falso techo del triángulo, resaltando la importancia de este elemento como configurador del espacio, pero también como soporte estructural de los refuerzos ejecutados.
A los dormitorios se accede al atravesar las puertas de acero inoxidable, y se entra en espacios donde el blanco es protagonista, junto al suelo de madera de roble natural. Los baños juegan con los materiales y texturas dominantes: revestimientos grises de microcemento, apuntes en rosa pálido, y mármol negro macondo.
Conceptualmente el triángulo es el generador de los espacios, estableciendo el giro de la planta, y esta idea formativa, el triángulo, la diagonal, se reproduce en multitud de detalles menores: el pilar central de latón es en realidad un trapecio con un lado en diagonal; muebles diseñados ex profeso en latón repiten el motivo del triángulo; la puerta de acceso al baño en-suite, una gran puerta pivotante de acero inoxidable cepillado, se divide en dos partes para aportar intimidad, mediante una diagonal que le dibuja un triángulo, al igual que ocurre con el despiece del mármol del mismo baño. Incluso el despiece de las baldosas de 60x60 del espacio central, para resolver la longitud de 615cm, dibujan una diagonal con piezas de 15cm intercaladas.
Gran parte del mobiliario ha sido diseñado para este proyecto, como las piezas de latón, el lavabo de mármol, o el propio sofá, en piel natural, el cual es un elemento arquitectónico más, resolviendo una esquina. El resto son piezas fetiche para mí, como la silla BKF, el sillón LCW de Vitra, los manillones de Knud Holscher, o algunas piezas de Arne Jacobsen.
Madera negra, latón, acero inoxidable, colores rosas, blanco, mármoles negros, piel, superficies cementosas, forman un universo sobrio y elegante, pero a la vez con contrapuntos lúdicos y frescos, reflectantes y mates, lisos y ásperos, sencillos y complejos.