Los intereses creativos de Ding Musa (1979, Sao Pablo), se centran en conceptos como la luz, la percepción, el espacio, o la forma geométrica. Cuando nos fijamos en una imagen sabiendo que es una fotografía, habitualmente nos lleva a tratar de entender qué realidad está representada. Este es un proceso natural por el cual tratamos de comprender el mundo que nos rodea, atendiendo a la necesidad de conocer su origen de procedencia. En el trabajo de Ding, este proceso parece ser menos directo y menos evidente, en un camino que conduce al espectador a reflexionar sobre la naturaleza y las cualidades intrínsecas de las obras a las que se enfrenta.
Con el intento de cuestionar la función y la utilidad de las imagenes existentes, y con la inquietud de buscar otras formas posibles de relacionarse con ellas, el artista propone una nueva construcción visual del mundo, de las posibilidades de representarlo y de relacionarse con él desde lo fotográfico. En ese sentido, busca expandir la concepción tradicional, y proponen una experiencia contemplativa, un retorno a la unidad estructural de la imagen y la materia de la que se compone, enlazando con preocupaciones quizá más propias de otras disciplinas del arte contemporáneo.
Ding Musa hace un recorrido de ida y vuelta, de la pared al espacio volumétrico y viceversa, resuenan en sí mismas, y entre ellas, se llaman unas a otras, se enfrentan y se complementan. Inevitablemente, hacen referencia a la realidad, aunque tienen como punto de partida la abstracción. En este sentido, hay también un interés político manifiesto más allá de una lectura evidente. El proceso de representación al que está sometido la imagen, así como la voluntad de retornar a una unidad visual elemental, nos obliga a repensar la amnera en la que nos relacionamos con el entorno que nos circunda y a analizarlo desde una perspectiva crítica.