La actuación de Ingo Maurer consiste en el proyecto de iluminación de la Torre Velasca, que se complementa con el diseño de una instalación para una conocida marca automovilística a los pies de la misma. El edificio, entendido como una antorcha que ilumina la ciudad, se ilumina como lo harían las ascuas. En la parte más baja de la torre, además, cuatro círculos blancos están en movimiento continuo, contrastando con el rojo de fondo. La elección de colores del artista queda a interpretación del visitante.
La torre, que aprehende elementos clásicos de la ciudad de Milán y los reinterpreta en el lenguaje del momento, se divide verticalmente en las plantas del arranque de la torre, que alojan espacios comerciales; en las plantas intermedias, con viviendas; y en las plantas superiores, que se asemejan formalmente a las torres vigías medievales de la zona.
La torre, que aprehende elementos clásicos de la ciudad de Milán y los reinterpreta en el lenguaje del momento, se divide verticalmente en las plantas del arranque de la torre, que alojan espacios comerciales; en las plantas intermedias, con viviendas; y en las plantas superiores, que se asemejan formalmente a las torres vigías medievales de la zona.