La materialización constructiva acompaña la idea del proyecto utilizando una base de caliza blanca: la piedra Campaspero, material protagonista del bar utilizado para el suelo y la barra. Para las paredes y el techo se utilizó un mortero continuo.
Otros materiales usados para el proyecto son unos estores de lino que ayudan a regular la relación del bar con el exterior, creando un ambiente amable que dialoga con el mobiliario, de contrachapado de abedul revestido en blanco. Las sillas amarillas aportan un cierto carácter desenfadado, en sintonía con la imagen de la marca. Las zonas de servicio se resuelven con suelos vinílicos, paredes cerámicas y mobiliario de acero inoxidable, que favorecen su durabilidad y limpieza.
Karmen por Enrique Jerez Abajo y Rebeca Piedra Dueñas. Fotografía por Iñaki Bergera.
Descripción del proyecto por Jerez arquitectos
El proyecto ocupa la esquina de un gran edificio de viviendas de reciente construcción y pretende dar servicio a la amplia y joven población de esta zona de la ciudad. Con una clara vocación de hacerse presente, este pequeño local aprovecha tanto su ubicación en esquina como su materialidad para significarse en el edificio y el barrio que lo acogen.
En primer lugar, la esquina se rompe mediante la utilización de un cerramiento de vidrio que expone al exterior el espacio de la barra y las mesas. En segundo lugar, el interior se concibe como un escenario limpio de fondo blanco, que genera una cierta profundidad y se prolonga hacia la terraza y la zona ajardinada situadas al sur. Esta última sirve de filtro respecto al tráfico de la Avenida de Castilla y León. Dichas estrategias adoptadas en el bar se contraponen con la materialidad pesada y el color oscuro del edificio que lo envuelve.
Karmen por Enrique Jerez Abajo y Rebeca Piedra Dueñas. Fotografía por Iñaki Bergera.
El local tiene forma de L. La zona pública ocupa el ala mayor y se abre totalmente a la calle mediante un muro cortina de vidrio transparente, cuyo ritmo pauta el orden del espacio. La zona de servicio ocupa el ala menor y se oculta mediante vidrio blanco. Este paño de vidrio blanco de la fachada se pliega para continuar en el interior y generar una caja que acoge los aseos y otras instalaciones, a la vez que articula ambas zonas del bar. Un plano espejado, situado en posición retranqueada sobre dicha caja, multiplica la percepción del espacio en su dirección longitudinal.
El suelo, la barra, las paredes y el techo se materializan con una base caliza blanca: piedra de Campaspero en el suelo y la barra, mortero continuo en las paredes y el techo. Esta mono-materialidad se complementa con una doble capa textil de estores (de lino y opacos) que regula la relación del bar con el exterior y el sol según el tiempo y las necesidades, a la vez que aporta una materialidad cambiante, próxima y amable. El mobiliario, de contrachapado de abedul revestido en blanco, también fomenta esa proximidad táctil con los usuarios, mientras las sillas amarillas aportan un cierto carácter desenfadado, en sintonía con la imagen de la marca. Las zonas de servicio se resuelven con suelos vinílicos, paredes cerámicas y mobiliario de acero inoxidable, que favorecen su durabilidad y limpieza.