A la calle Alcalá la fachada es ordenada, siguiendo la tradición de vano-macizo de Madrid, con grandes ventanas correderas y elevables de altas prestaciones. Mientras que, en la fachada a Francisca Moreno el edificio se retranquea en un patio abierto a la calle de paños acristalados, que maximiza la luminosidad en las viviendas y potencia los efectos de matices, trampantojos y profundidad.
Descripción del proyecto por De Lapuerta + Campo Arquitectos
Un nuevo edificio en el Barrio de salamanca tiene que estudiar los existentes, respetarlos, enmarcarlos. Pero, sobre todo, mejorarlos.
Se trataba de diseñar un edificio dando a dos calles muy diferentes, por un lado, la calle Alcalá y por otro lado la calle Francisca Moreno, una de las más estrechas calles del Barrio Salamanca, más tranquila y recóndita. Soñamos con jardines elevados, con un corazón de cristal que se abría mostrando un jardín luminoso en su interior… Nos convencimos de que habíamos llegado a la mejor solución cuando a todo el equipo del estudio nos parecían igual de fantásticas las viviendas que daban a las dos calles. Todas las viviendas tenían que ser las mejores.
A la calle Alcalá la fachada es ordenada, obediente de la tradición vano-macizo de Madrid. Las ventanas son grandes correderas elevables de altas prestaciones y bastante sofisticadas en cuanto a su aislamiento y facilidad de apertura, que ocultan el marco desde el exterior, dando la sensación de un vidrio que desliza sobre la fachada de piedra. Por dentro, cuentan con un balcón, re-edición del balcón madrileño con cerrajería y pasamanos de madera.
En la fachada a Francisca Moreno la edificación se retranquea en un patio abierto a la calle de paños acristalados, una “geoda” tallada, que maximiza la luminosidad en las viviendas y potencia los efectos de matices, trampantojos y profundidad. Todas las viviendas, todas las habitaciones, son exteriores … la calle es ahora más soleada, más luminosa.
Los matices de colores y reflejos de los vidrios no son caprichosos. Los situados en la fachada sur están retranqueados y protegidos del sol directo de verano, mientras que los situados a norte se asoman hacia afuera, buscando la luz. Los vidrios curvos siguen la tradición de las bow-windows que conseguían maximizar el espacio y la luz natural en el interior y en las fachadas superiores expuestas a oeste, se plantea una doble piel de lamas de vidrio con control solar, permitiendo las vistas de los tejados de Madrid.
La fachada es entonces un jardín muy cuidado, con vegetación elegida para aportar color todo el año, una fuente, zonas estanciales, árboles adultos plantados como “ejemplares” de hoja caduca que protegen del sol en verano, matizan vistas, y permiten el sol en invierno.
El conjunto contempla superar los estándares habituales de sostenibilidad, uso de energías renovables, aislamiento y eficiencia energética, tanto en las medidas pasivas de aislamiento como en las tecnologías de calefacción, climatización, etc. Cuenta con nivel de calidades altas en los acabados interiores y una altura libre de techo muy superior a la habitual.