El proyecto desarrollado por Arquitectura Spinetta ordena la vivienda en torno a un gran espacio continuo, al mismo tiempo que permite subdividirse para ser utilizado de manera simultánea. Mediante un juego de volúmenes, el proyecto ubica las zonas privadas del programa en unos volúmenes opacos revestidos en ladrillo rojo, y entre ellos, los espacios de encuentro social abiertos hacia el paisaje.
La vivienda intercala espacios construidos con un total de siete patios repletos de vegetación, en medio de un constante juego de alturas, ventanas y aleros que reflejan el espacio-tiempo en el que se encuentran. Vigas, tabiques y losas le aportan dinamismo y riqueza espacial al conjunto, al mismo tiempo que mediante la apertura de huecos a distintas alturas, la luz y ventilación natural acceden al interior desde ángulos diferentes.
La casa de los siete patios por Arquitectura Spinetta. Fotografía por Ramiro Sosa fotografía.
Descripción del proyecto por Arquitectura Spinetta
«La casa de los 7 patios» está ubicada en un terreno de amplias dimensiones en Funes, una localidad aledaña a Rosario que tuvo un crecimiento acelerado en los últimos años y se caracteriza por terrenos amplios con vegetación y baja densidad de población.
El proyecto tuvo la complejidad de ser construido a lo largo de 4 años en 3 etapas, atravesando una pandemia mundial, con una familia habitando la casa existente ubicada en el mismo lugar de emplazamiento del nuevo proyecto. En cada fase se debía garantizar la existencia de un programa de necesidades para el habitar, asegurando además un vínculo amable entre la construcción de la nueva casa y la vida cotidiana para garantizar la buena convivencia familiar.
El lote tiene la particularidad de estar emplazado enfrente de la pista del aeropuerto de Rosario y de las vías del tren con lo cual presenta una constante circulación de trenes y aviones que seducen y atraen la atención. Ambas preexistencias presentan una fuerte horizontalidad como elementos del entorno y fue una decisión tomarlas y potenciarlas en el proyecto mediante las visuales. Había además razones de índole sentimental debido a que ese lugar contenía la casa de los abuelos, lugar de encuentro familiar de infancia y verano, muy vinculados al aeromodelismo y aficionados a la fabricación de aviones en madera balsa, de manera que la presencia de los aviones en la vida cotidiana y el disfrute de verlos pasar, serían un fuerte legado familiar a tener presente en el proyecto.
La casa se implanta en el terreno de forma horizontal y extendida en todo su ancho. En el proyecto se intercalan espacios construidos con un total de 7 patios con vegetación. Se alojan los ambientes más privados en volúmenes opacos revestidos en ladrillo rojo ubicados en los dos extremos del lote hacia las medianeras, y entre ellos, los espacios de encuentro social abiertos de manera franca hacia el paisaje. El programa se desarrolla casi en su totalidad en planta baja, solamente se ubica el escritorio de trabajo en planta alta para mayor privacidad.
Se decide incorporar como fundamento de proyecto la posibilidad de tener las dos miradas: una introspectiva que permiten los patios para resguardo de la intimidad, y otra mirada vasta y ancha del paisaje a través de las grandes superficies vidriadas que dan a las galerías. Esta dualidad se ve fortalecida por el equilibrio entre ambos: lo más cerrado para momentos de descanso y privacidad conviviendo con lo abierto y transparente en espacios preparados para alojar las distintas actividades familiares de encuentro social.
Los ambientes de estar, comedor, cocina y cobertizo se alojan en un gran espacio continuo que al mismo tiempo permite subdividirse para ser usado de forma simultánea. Dimensiones generosas, aberturas a distintas alturas que permiten ingreso de luz desde ángulos diferentes y el diseño de vigas y losas que bajan y suben, le confieren dinamismo y riqueza espacial. Desde el interior de ellos es posible ampliar la mirada en la percepción del paisaje: la pista del aeropuerto, aterrizaje de aviones, el tren que pasa, el jardín y los árboles del centro de manzana. Es el exterior que se interioriza y forma parte del habitar en la casa. Esta transición entre interior y exterior tiene un espesor sensorial al estar mediada por patios con vegetación, aleros, galerías, persianas y cortinas móviles, que a modo de filtros y acondicionamiento climático permiten experiencias espaciales únicas en donde están en juego los sentidos y las emociones. Los cerramientos de las galerías consisten en cortinas levadizas (abiertas tipo rejas o ciegas en cocheras) y en persianas metálicas rescatadas de demoliciones, diseñadas con un sistema rebatible-corredizo que permite el cierre total por seguridad o su apertura para disfrutar del entorno.
En cuanto a la materialidad del proyecto, se dispone un sistema de losas, tabiques y vigas de hormigón visto, generando distintos planos horizontales con desplazamiento de algunas losas e interrupciones de huecos para patios, provocando aperturas superiores para ingreso de luz/sol y dobles alturas. La losa de hormigón en el nivel 2,70m parece estar como apoyada sobre los muros rojos que esconden en su interior la calibración de columnas de la estructura portante. Estos muros se materializan con cuatro capas: doble ladrillo hueco con cámara de aire en el medio que luego van revestidos a ambos lados por muros panderetes de ladrillos sin junta. Se utilizan materiales nobles como son los ladrillos comunes y el hormigón visto que conllevan bajo mantenimiento y un envejecimiento digno a largo plazo.
Los patios -según J.L.Borges «aquellos cielos encauzados»- introducen los niveles de intimidad requeridos para cada sector de la casa. Permiten el ingreso de sol y ventilación a todos los ambientes mediante el diseño de aleros y orientación de aberturas, de modo que es posible digitar las necesidades de acuerdo a las estaciones del año. Al mismo tiempo resuelven la cuestión de la seguridad: los cerramientos metálicos en la parte superior no interrumpen la visión de la vegetación a nivel de las miradas. Cada uno de los patios posee un diseño particular que le confiere una identidad propia. El Patio Sur cubre la intimidad del dormitorio de adultos y es microclima para picaflores, abejorros y mariposas que buscan la salvia guaranítica y las asclepias. El Patio Lateral apuesta a ser tropical con el agua de lluvia que junta la gárgola y su variedad de palmeras y papiros. El Patio Norte que enmarca los dormitorios de los hijos, aprovecha la larga floración del jazmín plumbago que se entreteje con el muro cribado de ladrillos, para proteger de la calle la privacidad necesaria. Tiene ingreso de sol del Norte en invierno que el alero impide en verano. Los dos Patios Centrales a ambos lados del estar poseen vegetación basada en pastizales pampeanos y en enredaderas nativas que trepan y cuelgan conformando una espacialidad con espesor vegetal. Son especies recolectadas del ecosistema circundante que en conjunto generan una continuidad del hábitat hacia el interior de jardines domésticos y brindarán refugio y alimento para insectos, invertebrados, aves y pequeños animales.
Las estrategias bioclimáticas adoptadas responden a la necesidad de promover ciertas prácticas sustentables como son ventilación cruzada, aleros de protección del sol en verano, muros dobles y vidrios DVH para aislación térmica, recolección de agua de lluvia para riego, termotanque solar para agua caliente, vegetación nativa en los patios como extensión de los corredores biológicos, separación de residuos para reciclado y armado de compost en el terreno.
La unidad de esta obra se presenta con la presencia de la luz en todos los ambientes. En invierno es el sol franco como manta. En verano la luminosidad del día sin el rayo sofocante. Un conjunto de patios, juego de alturas, de ventanas y aleros para que en cada estación pase sólo lo deseado. Una sucesión de microcosmos que permiten habitar la casa deteniendo el paso, mediante experiencias sensoriales de aprehensión del entorno. El desplazamiento en el espacio-tiempo se enriquece a través de los sonidos y olores, texturas y temperatura de los materiales, el viento en las plantas, la luz que ingresa tamizada por la vegetación o contundente por las aberturas, colibríes y mariposas que sorprenden, los colores que acompañan las estaciones del año, todo se ensambla en los distintos escenarios que consolidan el universo interno de la casa y de sus habitantes. La arquitectura se presenta como un dispositivo mediante el cual se pueden regular los intercambios entre el clima, la naturaleza y las personas, invitándonos a participar en la construcción cotidiana de un escenario doméstico comprometido con el medio que habita.