La intervención mantiene los pavimentos originales en todas las estancias en las que no se había perdido, tratándolos con un nuevo pavimento de microcemento con un acabado blanco ligeramente roto. Gracias a la nueva organización, se genera un pasillo desde la entrada que permite tener visión completa de la vivienda, singularizando en el salón un lienzo de muro entre dos huecos de paso a la galería que se revistió de pan de oro, otorgándole una presencia más simbólica y abstracta
Apartamento Rosegold por Raúl Sánchez. Fotografía por José Hevia.
Descripción del proyecto por Raúl Sánchez
Este proyecto parte de un apartamento de 85 m², proveniente de la división en dos de un piso pasante con salida a la calle Enric Granados y a un generoso patio de manzana del Ensanche Derecho de Barcelona. El resultado de la partición desvirtuó el piso original, que disponía el acceso en el centro del mismo. Ahora, el acceso queda situado en el extremo interior del apartamento, encaminándose el flujo natural hacia la salida a una espaciosa galería interior con vistas al patio de manzana. El piso sí conservó una rica variedad de pavimentos de mosaico de nolla con dibujos y colores de gran valor.
En una crujía de poco más de 6 metros, se decidió ubicar dos dormitorios en la parte interior del piso, con luz y ventilación a dos patios interiores, para dejar los espacios de salón, cocina y comedor disfrutar de la salida más generosa al patio de manzana. Así, desde el acceso, dos frentes panelados metálicos con un acabado rosegold, dirigen el camino hacia las zonas de día, siendo interrumpidos sólo por dos estanterías de madera con un acabado en laca azul oscuro. Estos panelados marcan una diferenciación en sección, llegando hasta la altura del techo del pasillo; una vez se desemboca en el salón y se descubren las vigas originales de madera, esta línea de altura continúa marcada en unos trasdosados que se cuelan incluso en la galería. Esta diferenciación en altura se acentúa también mediante un sutil cambio de color.
Apartamento Rosegold por Raúl Sánchez. Fotografía por José Hevia.
Todos los pavimentos originales se mantuvieron y se trataron al final de obra para devolverles su esplendor. Sólo en aquellas estancias que habían perdido el mosaico se implementó un nuevo pavimento de microcemento con un acabado blanco ligeramente roto. El motivo del rosegold se recupera en la piedra escogida en la cocina, un mármol rosa portugués con piezas procedentes de descartes, de ahí su despiece.
Los dos dormitorios se resuelven con un pequeño anexo a modo de vestidor y con su propio baño (uno de ellos accesible también desde el pasillo), con muebles en tableros de DM hidrófugo barnizados, material que se repite en estanterías y tiradores de armarios.
En el salón, un lienzo de muro existente entre dos huecos de paso que lo conectan con la galería, se revistió de pan de oro, desdibujando su misión portante, otorgándole una presencia más simbólica y abstracta como elemento de unión con el exterior, para reflejar la luz que incide sobre él desde el patio de manzana. No casualmente, al embocar el pasillo desde la entrada, la visión al otro extremo es la del exterior junto al pan de oro.