Un vacío dentro de una ciudad muy densa, rodeado por viejos y nuevos espacios públicos. Se crea un anillo verde divisor a modo de transito entre la densa ciudad y la plaza. La monumentalidad de la arquitectura comunista se contrasta con la amplia y baja piramide formada por la plaza, abrazando la nueva y antigua arquitectura existente.
Despues del inicio de trabajo en 2010 se produjo una detención abrupta debido al cambio de administración. Una nueva elección puso en marcha de nuevo el proyeto. Se produjo una oportunidad de refinar la propuesta. El paisajismo del proyecto se estudió nuevamente y se convirtió en un ecosistema local que anticipa la creación de una nueva ecología urbana para la ciudad. Se combinaron árboles, arbustos y plantas perennes para fomentar la biodiversidad urbana y controlar el microclima del centro de la ciudad. El cinturon verde se compone de 12 jardínes vinculados a una o más instituciones públicas.
Se ha proyectado un espacio subterráneo multifuncional que atiende a cuestiones de movilidad, contexto y ampliación.
Se usaron materiales locales que llevaron a la reactivación de las canteras locales.
Descripción del proyecto por 51N4E
Este proyecto para la reestructuración de la Plaza Skanderbeg es el resultado de un concurso internacional de arquitectura ganado por 51N4E en 2008. La propuesta del concurso, concebida en colaboración con el artista albanés Anri Sala, reorganiza la plaza central de Tirana, un vasto espacio ex comunista, de una manera sencilla. Sin embargo, de manera radical. En un contexto urbano complejo y denso, en este sitio que es el centro de la capital albanesa y un símbolo para todo el país, el proyecto instala una generosa área peatonal.
La plaza se presenta como un vacío en el caos de la ciudad, una pirámide plana bordeada por una periferia densamente plantada, formada por una colección de viejos y nuevos espacios públicos y jardines. El cinturón verde resultante actúa como una antecámara que negocia la transición entre la ciudad congestionada y la plaza. La monumentalidad opresiva de la arquitectura comunista es contrarrestada por la amplia y baja pirámide que forma la plaza: cuando se encuentran en su extremo, los ciudadanos se encuentran a la par con la arquitectura autoritaria del pasado. Pueden contemplar los edificios que definen el pasado de Albania, abrirse repentinamente a nuevas formas de lectura, y abrazarlos como una historia sobre la cual construir.
Después del inicio de los trabajos en 2010 y después de un cambio en la administración, la implementación del proyecto se detuvo abruptamente. Sin embargo, una nueva elección relanzó el proyecto a fines de 2015. La evolución del contexto urbano, así como una reevaluación de las ambiciones de durabilidad, ofrecieron una oportunidad para refinar la propuesta y mantener intacta la esencia del concepto.
El paisajismo del proyecto se estudió nuevamente y se convirtió en un ecosistema local que anticipa la creación de una nueva ecología urbana para la ciudad. Las especies locales fueron elegidas para aumentar la resistencia natural del sistema al reaccionar ante el cambio climático en curso. Se combinaron árboles, arbustos y plantas perennes para fomentar la biodiversidad urbana y controlar el microclima del centro de la ciudad. La riqueza de la naturaleza de Albania en diversas especies y variedades se valora así, permitiendo que el espacio público asuma funciones recreativas y educativas.
El cinturón verde alrededor de la plaza se compone de 12 jardines, cada uno de ellos vinculado a una o más de las instituciones públicas o privadas que bordean la plaza. La organización espacial de estos jardines, así como sus aspectos técnicos, se estudiaron en diálogo con todos los actores principales del proyecto a lo largo de varios talleres. El resultado es un conjunto de intervenciones contextualizadas, que invitan a funciones vecinas públicas y semipúblicas a expandirse en el espacio exterior.
En el marco del reajuste del proyecto, se prestó atención específica a las cuestiones de movilidad e inversiones en el contexto inmediato y más amplio de la plaza. Un estacionamiento subterráneo, capaz de albergar múltiples funciones, fue desarrollado en colaboración con los servicios de movilidad de la ciudad. Del mismo modo, se establecieron conexiones para peatones y bicicletas y enlaces a la red de transporte público.
Finalmente, se prefirieron los materiales locales, tanto por razones logísticas como simbólicas, que llevaron a la reactivación de las canteras locales y convirtieron el proyecto también en este nivel en un revelador de la riqueza del contexto albanés y la estimulación de su capacidad de producción.