Nicolas Andreas Taralis boutique

Descripción del proyecto por Bernard Dubois

Haciendo frente a la planta triangular de la parcela, la identidad arquitectónica de NAT (Nicolas Andreas Taralis) y su expresión ortogonal necesitan un replanteamiento para encajar dentro de este contenedor. La solución fue introducir una nueva geometría radical, rompiendo con la linealidad del lenguaje de diseño desarrollado previamente. Por tanto, una pared blanca y curva interrumpe el rigor y la simetría de la planta, agregando una dinámica visual inesperada en el vocabulario arquitectónico de la marca.

Este segmento curvo también crea tensión con el techo de la caja de luz que cubre toda la superficie de la tienda, otro elemento inmediatamente identificable que define la marca. El ritmo de todas las paredes, espejos y rieles de ropa se rigen por la malla del techo. La dirección en 45° de la caja de luz de techo juega con la geometría ambigua del cuadrado y el rombo, reuniendo todos los elementos del diseño en un conjunto geométrico. Al acceder a la tienda, la red parece ser oblicua, mientras que según se avanza por la tienda, parece recta.

La profundidad de la planta se acentúa aún más por la pared curva continua que arranca en la parte delantera de la tienda y que guía al visitante hacia la zona más alejada del acceso en un solo movimiento ininterrumpido. El uso de un solo carril de 20 metros de longitud (que también avanza hacia el corazón de la tienda) subraya aún más la noción de profundidad y alienta al visitante hacia el espacio más íntimo. El resto de superficies verticales se dejan al descubierto, ya sea cubriéndolas con espejos de suelo a techo o enmarcadas en metal negro lacado satinado.

El blanco inmaculado de la pared curva contrasta marcadamente con unos monolíticos probadores negros situados justo enfrente y al lado de una ventana de 30 metros de largo que se abre hacia el centro comercial. Los probadores son dos habitaciones de 10 metros de largo cuya longitud otra vez se acentúa más a través de la colocación de un espejo de suelo a techo, ampliando la perspectiva de las habitaciones de 20 metros de largo (por un mero 1,5 metros de ancho). La interacción entre estas dos geometrías opuestas (pared y probador) crea una armonía inesperado y sorprendente.