Seguramente lo primero que nos viene a la cabeza de Tokio son imágenes de multitudes aparentemente caóticas y de autopistas urbanas que discurren entre rutilantes y altivos rascacielos. Pero hay otra realidad que pasa casi desapercibida a simple vista; donde el silencio, la quietud, el respeto por los demás y por la comunidad, están presentes permanentemente.
¿por qué un proyecto sobre la “intimidad”?
Quizá por el momento social o económico que estamos viviendo, o quizá por el momento de mi vida en el que me encuentro, cada vez estoy más sensibilizado frente a lo que podríamos llamar contaminación “sensorial” o “emocional”; que se podría definir como esas incontables interferencias o violaciones que, nuestra “intimidad”, nuestro “espacio privado”, sufre a diario sin que podamos hacer nada para evitarlo.
¿por qué en Tokio?
La idea de este proyecto se gestó en la capital japonesa entre los años 2007 y 2009, mientras estaba desarrollando dos proyectos anteriores: Ashimoto y Kagami. Viviendo en la megalópolis experimenté un grado de “intimidad” inimaginable antes para mí, y algo que todavía hoy no deja de sorprenderme: Mi “espacio íntimo” se mantuvo intacto durante todos los meses que pasé allí. Nadie lo atravesó sin mi permiso. Ni un solo día, ni un solo instante.
Una sensación muy alejada del concepto de soledad, que poco a poco me fue cautivando, se convirtió en un sentimiento cada vez más profundo, y motivó mi vuelta a Tokio para intentar expresar esa emoción en imágenes. Las imágenes del proyecto que ahora presento.
César Ordóñez.