El conjunto destaca por la utilización de líneas y ángulos rectos, presentes en su estructura y en todos los elementos compositivos. Las cubiertas se han realizado a dos aguas excepto en el volumen más alto que cuenta con cubiertas planas que se pueden utilizar a modo de terraza. A todo ello se une el uso de los espacios comunes como espacios abiertos que hacen del complejo una pequeña ciudad.
Oficinas Mas de Roda por Garcés-de Seta-Bonet Arquitectes. Fotografía por Adrià Goula.
Descripción del proyecto por Garcés-de Seta-Bonet Arquitectes
La actuación se refiere a la zona de una antigua fábrica construida en 1916, que formaba parte de la conocida «Companyia d'Indústries Agrícoles S.A.» de Josep Suñol y Jaume Carner, lugar conocido popularmente como «Pasaje del Azúcar». De acuerdo con el plan elaborado en 2003, que incluía la totalidad de la antigua fábrica a ambos lados de la carretera, en 2008 las antiguas naves industriales del lado norte, con una superficie construida de 4.500 m², se convirtieron en 29 viviendas no convencionales o lofts.
Una vez rehabilitados los espacios de la antigua fábrica para proyectar las viviendas y sótanos necesarios, quedaron sin construir otros 4.500 m² previstos sobre rasante en el lado sur del Pasaje. Estos fueron objeto del proyecto de oficinas de nueva construcción (2019), realizado para un nuevo promotor, para el que se revisó y optimizó el plan original y se amplió la superficie originalmente asignada.
El proyecto de oficinas continúa el dibujo de los antiguos volúmenes al otro lado del Mas de Roda, de manera que el conjunto define un ecosistema urbano coherente con sus calles y edificios a los que se accede desde la calle Ramon Turró por el lado norte y desde dos puntos, situados uno frente al otro, en el Pasaje Mas de Roda.
En lugar de pensar en un edificio clásico de oficinas agrupadas en un único volumen, este proyecto se basa en un modelo similar al de una ciudad, como una especie de avenida más porosa, para la que se han construido diversos volúmenes de diferentes alturas y niveles. El volumen más alto tiene cubiertas planas utilizadas como terrazas, mientras que las construcciones más bajas se caracterizan por una cubierta a dos aguas. Esta distribución permite que los espacios abiertos y cerrados, públicos o semipúblicos y privados, coexistan de forma flexible como una pequeña ciudad dentro de la ciudad.
Con un lenguaje arquitectónico más abstracto, y sin recurrir al mimetismo literal, las nuevas oficinas crean una continuidad con los antiguos edificios rehabilitados en cuanto a la masa, la materialidad, la forma y la disposición repetida de las ventanas en las nuevas fachadas.
En la planta baja de los nuevos edificios, el uso del ladrillo visto de color antracita añade mayor precisión al contacto entre el edificio y la calle y agrupa con mayor eficacia los numerosos incidentes que se producen en este nivel. Esta relación con el exterior se contempla también en los suelos, con un material que se extiende al interior de los volúmenes, sugiriendo continuidad.
Esta distribución y materialidad permiten que la parte antigua de la fábrica se rehabilite para viviendas y que la parte de oficinas de nueva construcción conserve de forma armónica la identidad industrial del barrio del Poblenou.
El Entorno
El proyecto se ubica en el 22@ de Barcelona, un área de doscientas hectáreas de suelo industrial del histórico barrio fabril de Poblenou, en Barcelona, que se prevé transformar en un distrito innovador que ofrece espacios modernos para la concentración estratégica de actividades intensivas en conocimiento. Esta iniciativa es también un proyecto de rehabilitación urbana y un nuevo modelo de ciudad que da respuesta a los retos que plantea la sociedad del conocimiento. Es el proyecto de transformación urbana más importante de la ciudad de Barcelona de los últimos años y uno de los más ambiciosos de Europa de estas características, con un alto potencial inmobiliario y una inversión pública del plan de infraestructuras de 180 millones de euros.
Principios del proyecto
Parece que nunca antes fue tan necesario reflexionar sobre la relación que establecemos con los lugares que habitamos. Crisis climática, fenómenos de gran transformación social, burbujas inmobiliarias, grandes desastres especulativos que han alterado el paisaje y el ecosistema oro hidrográfico son solamente algunos de los indicadores de que la arquitectura se está convirtiendo cada vez más en un campo obligado de experimentación para nuevas políticas más sostenibles.
Estas consideraciones son la base de tres principios fundamentales que caracterizan el enfoque de este proyecto y del estudio Garcés de Seta Bonet. El primero de ellos, la atención al lugar. Tal como indica Jordi Garcés «la transformación del lugar y su entorno producido por la intervención arquitectónica se convierte en una oportunidad preciosa para volver a leer, adaptar y realzar las riquezas del contexto.»
El segundo, el diálogo entre lo existente y lo nuevo. En el caso de estas oficinas, Daria de Seta apunta que «el proyecto propone soluciones que hablan el idioma de quienes habitan el espacio hoy. Se ha operado en un lugar histórico, pero se ha hecho en clave contemporánea.»
Y el tercero, preguntarse qué es realmente necesario. En palabras de Anna Bonet, el estudio considera que «lograr el mayor impacto expresivo y conceptual es fundamental para entender lo que es estrictamente necesario, no solo en términos de reducción de impactos y costos, sino sobre todo en términos de rigor y precisión.»