La firma británica Casson Mann ha sido la encargada de diseñar la exposición permanente, la cual celebra la historia del vino a lo largo de 22 instalaciones. La ambiciosa visión escenográfica presenta una serie de exhibiciones espectaculares, innovadoras y lúdicas, que invitan a explorar los vínculos entre el vino, la cultura, la historia y la sociedad de esta zona de Francia junto a los países productores de vino de todo el mundo.
Repartidos en un espacio ovalado de más de 3.000 metros cuadrados, 22 expositores a pequeña y gran escala cuentan de manera interactiva estimulando los sentidos -vista, oído, tacto y olfato. Las instalaciones van desde espectaculares vistas aéreas de los viñedos más impresionantes del mundo, donde los visitantes pueden oler literalmente las vides en un perfecto día de primavera, galerías íntimas donde los visitantes pueden examinar al detalle documentos históricos a pantallas innovadoras que reconstruyen el proceso de fabricación del vino.
Estructurado por temas, ilustra la forma en que la historia, la geografía, la geología, la enología, las artes y el comercio han dado forma al paisaje y la cultura del vino a lo largo de los siglos, desde el año 7.000 AC hasta nuestros días.
Descripción del proyecto por X-TU
El objetivo inicial de la arquitectura del edificio era crear un vínculo entre La Cité du Vin y los espacios que la rodean a través del movimiento perpetuo. La forma muy particular de La Cité vuelve a conectar con sus musas: el remolino de vino creado en una copa, los meandros del Garona, las ramas retorcidas de una vid, cada detalle evoca el alma del vino y elementos líquidos.
Cambiando con la luz del sol o la hora del día, el edificio "responde" al río con sus reflejos: hay muy estrecho paralelismo con la apariencia que cambia constantemente de un vino. La forma característica hace que se observe el río desde una perspectiva diferente. las dos entradas del edificio crean una impresión de movimiento, flujo y reflujo entre el interior y el exterior. Una entrada se enfrenta a la ciudad y la otra frente al río. Más arriba, el mirador permite a los visitantes descubrir la ciudad iluminada y las tierras circundantes, casi como una torre de vigilancia.
A los ojos de Anouk Legendre, la propia exposición principal sigue estos flujos: el vino, el río, el flujo de visitantes. Se pasa por el edificio como un río, convirtiendo a los visitantes en navegantes que fluyen alrededor de la escalera central, perpetuando esta impresión de movimiento. Los visitantes se mueven constantemente a medida que experimentan un círculo virtuoso de descubrimiento. Cada persona descubre un nuevo mundo en un movimiento fluido y que conduce a un destino poco común, sin límite de rotación, como un viaje a través de los meandros de un paisaje cultural que alimenta la imaginación.
El objetivo inicial era que el programa de construcción se desarrollara en línea con la escenografía, haciendo de la arquitectur un viaje en sí mismo. Por tanto, la planta baja es un mundo oscuro, como un sótano, con las raíces de las vides. La planta baja está en carne viva - es un trampolín para la inmersión en el proyecto, un punto de cruce. Las reflexiones especulares son desorientadoras y anima a los visitantes a moverse hacia arriba, hacia la luz. Ellos sienten esta luz en el patio, siguiendo a través de la estructura hasta que finalmente explota. No hay una ruta fija a seguir, sólo mundos por descubrir. El objetivo de la experiencia es apelar a la imaginación. A veces, la arquitectura da un paso atrás y en otros lugares reaparece.
Las jácenas de madera de la exposición permanente, el área más fuerte de La Cité du Vin, representa el cielo. El cielo es todo en la elaboración del vino, la determinación de la cosecha. Este cielo de madera se eleva, ondula y tensa. Una vez más, esto tiene que ver con el movimiento. La estructura de madera es una reminiscencia de un marco de madera, de barcos, el vino en sus viajes. Se trata de una ruptura de inmersión con la realidad, un mundo de redondez, fluidez y la elevación se aproxima a la experiencia del vino. No siempre es claro y no todas las interpretaciones son las mismos, al igual que el vino. Los visitantes quieren aprender algo y experimentan en un descubrimiento provocado por la arquitectura, lo que crea las condiciones adecuadas para que puedan descubrir y completar esta inmersión.
Anouk Legendre concluye: "El edificio en construcción está muy cerca de mi imagen mental inicial. Su escala es aún más impresionante de lo que era en el papel. Se podría describir como un capullo con una suavidad que no quita nada de su poder".