La expansión de la ciudad ha provocado núcleos desestructurados y lugares abandonados, los polígonos industriales, son uno de ellos, caracterizados por ser areas de uso limitado. Sin embargo, el reclamo de nuevos espacios para la vida nocturna, con amplios aforos y que permitan una ventilación natural, han resultado ideales también para hacer uso de ellos. Generando así una fusion de materiales y técnicas industriales aplicadas a este un nuevo programa.
Descripción del proyecto por Tomás García Píriz Studio
En los alrededores de la ciudad de Granada, en el fértil vacío agrícola del entorno rural de la Vega, la periferia se muestra a través de sus otras “ciudades”: desarrollos urbanos salpicados y desestructurados, infraestructuras agrícolas, ruinas contemporáneas de granjas abandonadas, centros comerciales y, como no, los polígonos industriales. En uno de estos duros espacios fabriles se localiza la sala Industrial Copera, centro musical paradigmático dentro del panorama nacional y a la que la necesidad, resultado del COVID-19, de ampliar su oferta musical al aire libre le lleva a ocupar el aparcamiento adyacente para su conversión en espacio escénico.
El proyecto surge a partir de la fusión del vocabulario del jardín y el del polígono de periferia. Materiales y técnicas procedentes del ámbito industrial son desplazadas para construir una infraestructura musical a medio camino entre ciudad y campo: hormigón proyectado, aislamiento térmico de fachadas, prefabricados, armaduras metálicas, chapas de encofrado o pavimentos de aparcamiento son resignificados al asociarse a enredaderas, árboles y jardineras.
La distribución del programa requerido es bien sencilla. En la parte baja se ubican accesos y taquillas, barra y cocina, aseos, escenario, patio de butacas o pista de baile, así como el acceso y circulación independiente, en torno al perímetro, para artistas y trabajadores. Un nivel superior habilita un privilegiado palco, un espacio volcado sobre el escenario y las vistas. Ambos niveles aparecen conectados por una escalera descolgada que a su vez actúa como mueble de apoyo de la barra.
El resultado es un sintético paisaje híbrido, entre lo natural y lo artificial. Un paisaje que permite que el fértil sustrato de la vega rebrote de nuevo envolviendo una arquitectura sobre elevada que conforma un patio interior, un cráter, en el que aislarte del ruidoso espacio exterior. Un espacio protegido que queda así delimitado por una tapia oscura que subraya la presencia de la vegetación cercana y de la sierra y el cielo a lo lejos.
El jardín de la copera es un espacio escénico en el interior de un paisaje industrial. Un lugar sorprendente, pensado para provocar una experiencia musical única, entre la vega y la industria, entre lo natural y lo artificial.