Con un carácter sencillo, orientados siempre hacia el exterior, los volúmenes que compone el centro religioso generan un panorama fluido y nítido, donde una serie de huecos y espacios fungen como ampliación del espacio de oración al exterior.
Descripción del proyecto por Bevk Perović
La «especificidad» de la nueva ubicación del Centro Religioso y Cultural Islámico es precisamente su total falta de «especificidad»: una zona cercana al centro de la ciudad, pero abandonada y olvidada, en un frágil estado sin desarrollar, con un futuro urbano incierto. Al igual que sus predecesores históricos -el caso de las mezquitas de Sarajevo durante el siglo XIX es un ejemplo cercano, donde los complejos de mezquitas -construidos por donantes ricos- fueron los puntos de partida, las «semillas» para el desarrollo de las nuevas partes de la ciudad, el nuevo complejo se convierte en algo así para esta parte de Liubliana.
El programa del centro consta de un edificio de escuela religiosa, un programa cultural y de oficinas, un edificio de apartamentos para los empleados de la comunidad, un restaurante, así como la mezquita, la primera que se construye en Eslovenia, todo ello apoyado por un aparcamiento en el sótano.
Los nuevos edificios del centro se sitúan como entidades separadas, edificios autónomos que rodean la zona de la plaza central con la mezquita en el centro. Se trata de volúmenes sencillos, orientados siempre hacia el mundo "exterior" con sus respectivos programas, rodeando al mismo tiempo el edificio de la mezquita y permitiendo vistas hacia él desde todos los lados a través de los huecos entre ellos.
La mezquita, que se asienta y se abre completamente hacia la plaza para permitir la ampliación del espacio de oración en el exterior durante las grandes concentraciones de fieles, es el elemento central del nuevo complejo. En lugar de seguir los precedentes históricos obvios, así como los ejemplos iconográficos recientes, está concebida como una estructura de acero: una caja de 32/32/24 metros construida con una celosía de acero de 1 metro (45 cm) de profundidad y sólo 2 (8 cm) de grosor, rellena de hormigón blanco en la parte inferior y de vidrio transparente en la superior, lo que permite que el sol inunde el espacio interior.
La cúpula -el elemento central de la mezquita-, en lugar de rematar el espacio, cuelga suspendida en su interior. Como representación del cielo en los ejemplos históricos, está hecha de tejido azul transparente, el más frágil de los materiales, material que en el Islam tiene una larga y rica historia, desde la Kiswah de la Kaaba hasta las mezquitas-tienda portátiles de Irán.