Constructivamente el nuevo proyecto se levanta sobre el antiguo esqueleto de las obras incompletas del Velódromo Luis Navarro Amorós, reciclando su estructura de hormigón, se construye el pabellón principal con unas gradas enfrentadas a los dos lados de la pista, y con un paso enterrado sobre el que se ha incluido un pabellón para escuela ciclista.
La gran pieza roja de «origami», que se pliega sobre la pista, genera la imagen protagonista del nuevo proyecto.
Descripción del proyecto por Crystalzoo
Novelda es una población del interior de la provincia de Alicante, que siempre ha contado con asociaciones ciclistas y con personajes relevantes dentro del mundo deportivo en esta disciplina. Una zona de pequeñas colinas, volcada a la explotación de las canteras de mármol cercanas, que la han hecho internacionalmente conocida.
En la década de los 50 el ciclista local Luis Navarro Amorós, ganó una etapa en la Vuelta Ciclista a España, siendo el impulsor de este deporte en la población, hasta que en la década de los 80 el ayuntamiento proyectó un velódromo, donde las jóvenes promesas locales pudiesen competir, pero cuyas obras nunca llegaron a acabarse, convirtiéndose en un esqueleto inconcluso de hormigón, de los muchos que jalonan el territorio español. Donde el medallista olímpico Julio Alberto Amores, todos los fines de semana, se colaba y tras limpiar y adecentar la pista de los botellones del fin de semana comenzaba a entrenar.
Para reactivar este proyecto nos planteamos en el estudio la forma en la que intervenir en la construcción existente, una estructura vandalizada y muy deteriorada, con restos de fogatas y atestada de grafitis. Debía ser un proyecto de mínimos y apostamos por no renunciar a la historia que se había vivido en este espacio. El proyecto incorpora el concepto de ruina, junto con el de reciclaje arquitectónico generando una nueva oportunidad a un edificio abandonado y olvidado, que se pone en valor mediante un proyecto ajustado debido a su escaso presupuesto.
Mostramos la realidad desnuda del tiempo que ha pasado por el velódromo, estos cuarenta años no debían obviarse y queríamos que formasen parte de la nueva realidad del proyecto. Una verdad, a veces incomoda pero que debe servir de ejemplo a futuras generaciones. Habilitamos los antiguos túneles que comunicaban el conjunto con la pelouse (zona central del velódromo).
El hormigón descarnado por el paso de los años y su posterior vandalización, pensado para ser recubierto, es mostrado aquí tal como es, poniendo en valor su materialidad. Se comisariaron los grafitis existentes y se trabajó encima de ellos, mediante velos y capas de pintura con motivos geométricos, generando nuestro propio grafiti que cubren parte de los espacios interiores, que nos acompañan en nuestro viaje interior.
Sobre el paso soterrado ubicamos un pequeño pabellón para los integrantes de la escuela de ciclismo. La pieza se plantea como un origami rojo que, como un juego, se pliega sobre la pista, generando un espacio de sombra que remarca la actuación magnificado la ruina existente.
Un pequeño icono, símbolo de la resiliencia de los ciclistas locales, que con su ejemplo han conseguido poner en valor la antigua ruina del velódromo, para futuras generaciones de deportistas y que gracias a su tesón han podido ver cerrado un oscuro capitulo de la historia del deporte de Alicante.