El chaflán vacío, gesto urbano que poco a poco va desapareciendo en las manzanas del Eixample en Poblenou acoge el acceso al edificio, a través de un porche, un espacio de transición, de cortesía, que atraviesa el centro de la manzana y facilita llegar al vestíbulo de acceso. El volumen central acoge parte de la edificabilidad y permite diluir el volumen principal.
Pallars 180 por BAAS arquitectura. Fotografía por Gregori Civera.
El edificio cuida su permeabilidad tanto vertical como horizontalmente. Verticalmente todas las ventanas y puertas de la fachada se abren, facilitando la relación del usuario con el exterior y la ventilación natural de los espacios. Las dos plantas de aparcamiento subterráneo, tanto para bicicletas y motocicletas como para coches, se ventila a través de un patio.
La fachada se caracteriza po el uso de material cerámico –ladrillo ecológico manual– dispuesto con las juntas de mortero de cal, aportando cercania y alejandose del montaje habitual de las fachadas ligeras.
Pallars 180 por BAAS arquitectura. Fotografía por Gregori Civera.
Pallars 180 por BAAS arquitectura. Fotografía por Gregori Civera.
Descripición del proyecto por BAAS arquitectura
El barrio del Poblenou de Barcelona se ha visto invadido en los últimos años por una nueva arquitectura de edificios singulares que no dialogan con su entorno industrial y tradicional. Este conjunto de edificios dispersos no ayuda a construir un espacio urbano de calidad y la calle se convierte, muchas veces, en un lugar inhóspito que no invita al paseo.
La intención del proyecto es apostar claramente por la continuidad de la manzana y hacerlo con un lenguaje y color que encajen en el contexto de manera natural, sin renunciar a una cierta autonomía y carácter.
En sección el volumen se retira en terrazas para reconocer las alturas vecinas y establecer vínculos con el entorno más cercano y al mismo tiempo aligerar el volumen desde la calle.
Pallars 180 por BAAS arquitectura. Fotografía cortesía BAAS.