El diseño conmemorativo de Daniel Libeskind consta de cuatro letras hebreas en acero inoxidable reflectante, que forman una palabra que se traduce como "En memoria de". Las cuatro letras están sostenidas por un conjunto de paredes de ladrillo, creando un laberinto dinámico de pasajes. en cada ladrillo está inscrito el nombre, la fecha de nacimiento y la fecha de fallecimiento, de tal manera que se puede tocar el nombre de cada víctima.
Junto con el Jardín del Diaconado Protestante y el Jardín del Hermitage Amsterdam, el lugar crea una serie de espacios verdes (semi)públicos al aire libre entre Amstel y Weesperstraat. Si bien cada uno de los espacios tiene su propio propósito y puede funcionar de forma independiente, también están conectados y crean un todo coherente a través del diseño, los materiales y la selección de plantas.
Monumento de los nombres del Holocausto por Daniel Libeskind. Fotografía de Kees Hummel.
Monumento de los nombres del Holocausto por Daniel Libeskind. Fotografía de Kees Hummel.
Descripción del proyecto por Daniel Libeskind
Situado a lo largo de Weesperstraat, un eje importante dentro del Barrio Cultural Judío, el Memorial Holandés de los Nombres del Holocausto se encuentra junto al Museo del Hermitage, al este del verde jardín y cafetería Hoftuin del Diaconie, a tiro de piedra del río Amstel y muy cerca de importantes instituciones culturales judías como el Museo Histórico Judío y la Sinagoga Portuguesa.
El monumento de 1.550 metros cuadrados incorpora cuatro volúmenes que representan las letras de la palabra hebrea לזכר que significa «En memoria de». Los volúmenes están dispuestos en una configuración rectilínea en el eje norte-sur de la calle principal Weesperstraat y el pabellón Hoftuin al este.
Cuando los visitantes ingresan al monumento, se encuentran con un laberinto de pasajes articulados por paredes de ladrillo de dos metros de altura que llevan el mensaje del Recuerdo. Cada uno de los cuatro volúmenes está elaborado en acero inoxidable con acabado de espejo que se cierne sobre las paredes de ladrillos apilados individualmente. Cada uno de 102.000 ladrillos tiene inscrito un nombre, lo que proporciona una cuantificación tangible de las numerosas víctimas, además de dejar 1.000 ladrillos en blanco que conmemorarán a las víctimas desconocidas.