Daniel Buren nació en Boulogne-Billancourt en 1938. En la década de 1960, desarrolló una forma de arte radical que jugó de forma simultánea con una economía de medios y la relación entre el soporte y el medio.
En 1965, cuando estaba trabajando con pinturas combinando formas circulares y rayas de distintos tamaños y colores, se decidió utilizar tela industrial, con 8.7 cm de ancho rayas verticales (blanco, alternando con un color). Este versátil soporte fue el punto de partida para la investigación de lo que la pintura es, ¿cómo se presenta, más ampliamente, el entorno físico y social en el que un artista trabaja?
Sus obras más temprana sistemáticamente cuestiona el lugar en el cual y para el cual fueron diseñadas. Al principio en calles, en 1965, a continuación, galerías, museos, paisajes o estructuras arquitectónicas. Para estas instalaciones, acuñó la expresión "trabajo in situ." El término ha caracterizado a gran parte de su producción desde entonces.
Las rayas, que él llama "una herramienta visual", se utilizan para centrar la atención en las características importantes del lugar en el que trabaja. Les despliega el marco con acuerdos específicos ya veces complejos que combinan pintura, escultura y arquitectura.
Sus trabajos in situ activan puntos de vista, espacios, colores, luz, movimiento, el medio ambiente, los esquemas y la proyección, que pueden ser decorativos o descaradamente transformar radicalmente el lugar de celebración.
Incisivo, crítico y comprometido, la obra de Daniel Buren se encuentra en cambio continuo y siempre provoca comentarios, la admiración y el debate. En 1986, produjo su primer encargo público y má controvertido, dos mesetas, por el patio principal del Palacio Real en París. Ese mismo año representó a Francia en la Bienal de Venecia y se llevó el León de Oro.
Es uno de los artistas más activos y más conocido en la escena internacional y su obra se ha presentado en grandes instituciones del mundo y en una amplia variedad de sitios.
En 2007, Daniel Buren fue galardonado con el Praemium Imperiale por el emperador de Japón, una distinción reconocida como el Premio Nobel de las artes visuales.