M-10

Editorial |
Otoño 2002 - José Juan Barba

Detengámonos un Segundo para mirar hacia atrás y pensar hacia delante. No hay nada determinante en 010, tan solo si supusiera un final, eludido esto por el cero de la izquierda. Existen  números anteriores y no sabemos cuántos posteriores, por tanto ¿por qué hacer una declaración de premisas, si nuestra propuesta con METALOCUS siempre se ha basado en la idea de recorrer y percibir?. Cada número es la imagen de un discurso no terminado, cuyos fragmentos se entienden separados pero fundamentalmente como líneas que conforman dicho discurso.

No somos una revista de información, ese no es nuestro hueco. Con mayor o menor intensidad, lo expuesto en nuestras páginas es siempre un discurso propositivo no una experiencia de reproducciones, un discurso que se recorre a través de los diversos números, y en cualquier caso, un discurso inacabado que por el momento está en progresión. La Arquitectura es una experiencia personal, de otro modo no sobrevive, se convierte en un mero simulacro.

El acto de recorrer es entendido como un proceso de avance que arrastra solo parte de nuestro bagaje. Siempre hemos huido de los procesos de etiquetado, aunque a veces sean inevitables por su difusión y generalización. Muchos son los que piensan que esta es la Era de la Información y no la del Conocimiento, ¡como si la Era del Conocimiento hubiese llegado alguna vez!. Pero sí es cierto que nuestra Era podría identificarse, con bastante aproximación, a la Información. Entre los números 09 y el 010 he recordado unos versos de T. S. Eliot:

“¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento? / ¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en la información?...”

Cuánta densidad en tan pocas palabras. Mediante una publicación se puede informar ó comprometerse con una manera de mirar y exponer. Creo que solamente informar sobre arquitectura tiene poco sentido. Por supuesto que lo ideal sería que la arquitectura se comunicase por sí misma, pero dado que esa situación solo se produce cuando se capta físicamente, las publicaciones de arte o arquitectura solo son posibles desde el compromiso de interpretar, si se quiere incluso sesgadamente, por ello no es casual que en METALOCUS aparezcan “otras cosas”.

La Arquitectura, que tiene identidad propia como actividad, depende de los modos y formas de vida de la gente, de su forma de pensar, sus necesidades, sus formas de relacionarse o agruparse, su cultura. Si pensase que existe un individuo estándar la arquitectura desaparecería, ya que antes habría desaparecido la vida.

Sabiduría, conocimiento e información son la cultura. Por separado cualquiera de ellas son otra cosa. Su unión se relaciona muy bien con el tiempo, con el proceso de recorrido del que se hablaba antes. Cuando se quiere crear una “Ciudad de la Cultura”, como es el caso del proyecto ganado y encargado a Peter Eisenman, y solo se le pide rapidez en la realización del proyecto de ejecución, (información – para la ejecución), el resultado puede tender a ser un objeto arquitectónico, pero me entran serias dudas de que el camino lleve consigo sabiduría y conocimiento. Tampoco quiero hacer una crítica de la rapidez a la hora de realizar un proyecto, pero la rapidez como forma acelerada de tiempo que tiende a cruzar velozmente el espacio conlleva no poder detenerse en algunos lugares del camino, en este caso estamos hablando de una “Ciudad de Cultura”, no de las vías del A.V.E..

En cualquier caso resultaría interesante pensar que el hecho anterior pudiera ser interpretado como una dislocación, como comenta Bernard Tschumi: “la noción de desplazamiento quizá sea un discurso sobre la cultura. La cultura siempre está desplazando algo desde su localización original”. Los museos tienen piezas que son de otros lugares y son centros de cultura, los cuadros de un pintor se exponen en otro lugar diferente del que fue origen de su inspiración, en la galería o en el museo. La arquitectura se proyecta por alguien que casi siempre será diferente de quien la use o habite. Por tanto el desplazamiento, y en este caso acelerado, solo sería una variante de esa dislocación de la cultura. ¿De verdad?.

Otoño 2002 - José Juan Barba