M-021

TOYO ITO, GLENN MURCUTT, BERNARD TSCHUMI

 

Editorial |
Otoño 2007 - José Juan Barba

 

Repetición, estandarización, seriación, procesos impersonales o no lugares, territorios y arquitecturas de usar y tirar, como comentaba alguien en un periódico hace poco, "situaciones líquidas". ¿Por qué situaciones líquidas?, ¿por qué nuestra contemporaneidad no mantiene una forma constante? Justificar procesos de consumo para avalar los constantes usos y desechos de territorio y de arquitectura, cuyas imágenes fotográficas se graban en los trabajos de "notarios" como Camilo José Vergara, resulta cuando menos cuestionable.

Yo no hablaría de "modernidad líquida", ni de arquitectura líquida o territorio líquido, ni siquiera de que las estructuras sólidas provoquen resistencia al cambio y sean menos capaces de evolucionar. En muchos casos "nos pasamos" a la hora de conceptualizar los contextos en los que nos movemos, cuando las situaciones que intentamos explicar tienen ejemplos más directos y cercanos.

Nuestra contemporaneidad se apoya en un evidente incremento de los procesos de movilidad, donde todos estamos tendiendo a convertirnos en "nómadas globales". Cada vez es mayor el número de personas que pasa gran parte de su tiempo desplazándose, un tiempo que en otras ocasiones he definido como "tiempo diferido" y que en muchos casos supera en una media del 70 % al tiempo total que creemos utilizar para alojarnos o vivir convencionalmente. Hemos pasado de procesos compulsivos de movilidad relativamente cortos, en busca de trabajo, desde las periferias a los centros de las ciudades o viceversa en la década de 1960 y 1970 (entre 20/30 km de distancia), a convertir en la actualidad esos desplazamientos de trabajo en desplazamientos medios y largos (por un lado entre 60/70 km y por otro entre 250 y 600 Km), quedando los "relativamente cortos" dedicados al ocio de fin de semana.

A estos desplazamientos, endémicos o inherentes a nuestra cultura occidental, sumamos el crecimiento exponencial de los desplazamientos realizados por inmigrantes de cualquier lugar en busca de trabajo. En la década de 1960 y 1970 los procesos migratorios en general tendían a desplazarse por tierra, del sur al norte, en España, en Europa... En la actualidad las pateras, por muy sangrantes, arriesgadas o espectaculares que parezcan, no son el mayor vehículo de desplazamiento de población. Los aviones y aeropuertos que crecen por todos lados y los nuevos autobuses de cercanías en los que se han convertido las compañías aéreas de bajo coste, hacen que los desplazamientos, relativamente cortos en el tiempo, y sus desplazados realicen constantes movimientos a su lugar de origen, sin que ello signifique un abandono de su nuevo puesto de trabajo.

La diferencia de lo ocurrido con desplazamientos de población de otras épocas, como los de la irlandesa a mediados del siglo XIX, o los de la gallega durante ese mismo período y la primera mitad del siglo XX, o lo ocurrido con las colonizaciones a lo largo de la historia, es que esos desplazamientos eran espasmódicos, no se producían rítmica y constantemente sino de una sola vez y normalmente en una única dirección.

Nuestra contemporaneidad se apoya más en el tiempo y en el movimiento, que no perturban las estructuras sólidas, que en la conversión de las estructuras por las que nos desplazamos en estructuras líquidas. El que nuestros movimientos sean fluidos no significa que sean líquidos, por ello nuestra forma de pensar la arquitectura cambia aunque no tanto nuestra forma de construirla.

Hace tiempo alguien me preguntaba cómo sería la nueva arquitectura con los nuevos sistemas de comunicación a través de las nuevas redes de la información. Contesté que el acceso a las redes de información daría más libertar a la arquitectura, tan hipotecada en la década de 1990 a los sistemas de instalación de redes, formando complejos intestinos en el interior de los edificios.

El desarrollo de las redes no ha pasado por su vinculación a lo físico, que obligaba al usuario a estar anclado a un punto de conexión. Su desarrollo ha permitido que las funciones de los usuarios de la arquitectura puedan ubicarse en los diferentes espacios o lugares de las casas, de los edificios, transformando tan solo el programa, pero no su estructura o contenedor, que se rige básicamente por otros parámetros dependientes más de los nuevos desarrollos tecnológicos de materiales que del programa interior.

Por tanto, junto con el uso de nuevos materiales, el aspecto más provocador en las nuevas propuestas se debería centrar en el programa y no en los fuegos de artificio de las nuevas "arquitecturas o ciudades líquidamente consumistas".

Nuestro nomadismo existencial y funcional es cada vez más latente y palpable, nuestra búsqueda de referencias en lugares ajenos a nuestro domicilio está haciendo que los hoteles se conviertan en viviendas y que algunos sistemas de hoteles se conviertan en nuestros alojamientos por más tiempo del que creemos. Propuestas que nos parecen ya clásicas como los "capsule hotel units", o propuestas como los "love hotels" en Japón a principios de esta década, nos hablan de sistemas de alojamiento clónicos, como los hoteles de las Vegas o los propuestos por Diller+Scofidio (el "interclone hotel" de 1997) o el conocido y "glamuroso" hotel de la Av. de América en Madrid, esas propuestas, en definitiva, nos parecen hablar más de la arquitectura líquida como decoración, que de "la Arquitectura".

¿Será la Arquitectura un valor olvidado que deberíamos recuperar sin adjetivos?, Arquitectura como soporte sobre el que se producen las funciones cambiantes, nómadas y mutantes de sus ocupantes, a quienes no les han salido ni tres ojos, ni tres brazos, ni tres piernas… por lo menos de momento y a corto plazo.

Otoño 2007 - José Juan Barba

HABIITAR VS. CONSTRUIIR… MERCEDES RODRIGO GARCÍA
BIBLIOTECA (TAMA BIJUTSU DAIGAKU, TAMABI). TOYO ITO
HISTORIAS SOBRE LA FUGACIDAD. KARINA BELTRÁN
ORQUIDEORAMA. PLAN B - JP/CR
FIEBRE POR EL DETALLE. YORGOS TZIRTZILAKIS
AUDITORIO PARA CONCIERTO. BERNARD TSCHUMI ARCHITECTS
BIBLIOTECA PÚBLICA Y PARQUE DE LECTURA. MARTÍN LEJARRAGA
PISCINA MUNICIPAL VALDESANCHUELA. ALBERTO NICOLAU
CASA DE HORMIGÓN, ASSOCIATED ARCHITECTS

 

CONTENIDOS

 

METALOCUS-021 - José Juan Barba 4
 

T. 01. HABIITAR VS. CONSTRUIIR. EL DOCUMENTAL JAPONÉS COMO PARADIIGMA DE UNA PRÁCTIICA URBANA REVERSIIBLE - Mercedes Rodrigo García 14
 

A01. Biblioteca Escuela Superior de Bellas Artes de Tama (Tama Bijutsu Daigaku, TAMABI) - Toyo Ito 30
 

A01. Biblioteca Tamabi. 7 Notas - Enric Massip-Bosch 36
 

AA02. El mundo secreto de las máquinas + Lugares de usar y tirar: Historias sobre la fugacidad - Karina Beltrán 46
 

A03. Orquideorama - Plan B: Felipe Mesa, Alejandro Bernal; JP/CR: J. Paul Restrepo, Camilo Restrepo 55
 

T02. Fiebre por el detalle - Yorgos Tzirtzilakis 68
 

A04. Auditorio para conciertos - Bernard Tschumi Architects 78
 

A05. Biblioteca pública y parque de lectura - Martín Lejarraga 88
 

A06. Piscina municipal Valdesanchuela - Alberto Nicolau 98
 

A07. CB29 Edificio de apartamentos - Derek Dellekamp, 106
 

A08. Casa de hormigón - BAK, Associated Architects: María Victoria Besonías; Guillermo de Almeida, Luciano Kruk 112
 

A09. FLOW - Iván Juárez + Patricia Meneses 118
 

T03. Barcelona, 9 de noviembre de 1973 - Gabriel Montañés Albertí 122
 

A010. Estudio JMP - Josep Muñoz i Pérez 134
 

A011. 52 Viviendas junto a la autopista - Zon-e Arquitectos. Nacho Ruiz Allén y José Antonio Ruiz Esquíroz 138
 

P01. Una plataforma para la justicia - Phu Hoang 144
 

P02. Dinamización de las margenes del “Tajo” medio - Andreia Salavessa, Tiago Mota Saraiva 148
 

P03. Puerta del campus, Universidad de Ioannina - A66.- S. Antonakakis - D. Antonakakis 152
 

T04. ¿Arquitectura de usar y tirar? Hannover Expo 2000. Alemania + Conjunto Habitacional da Bouça. Oporto, Portugal - José Juan Barba 157