M-017

Editorial |
Otoño 2005 - José Juan Barba, S. Papadopoulos

En la actualidad las inauguraciones de museos, edificios simbólicos, representativos o de exposición temática parecen ser las mayores aportaciones de la Arquitectura a nuestra sociedad. A principios del siglo XX el tema tratado por excelencia por los arquitectos fue la ciudad y la vivienda, un análisis que ahora parece estar en un segundo plano.

Los tipos de crecimiento, las condiciones de salubridad y los nuevos sistemas de redes de comunicación con la aparición de nuevos transportes -metro, ferrocarril, automóvil- habían obligado, más que propiciado, nuevas formas de crecimiento y ordenamiento urbano. Con esta base, las condiciones para una nueva plataforma sobre la que desarrollar nuevas arquitecturas estaban dadas.

Entre las nuevas propuestas de esas arquitecturas tuvo un especial protagonismo la resolución y debate del problema de la vivienda. Las vanguardias establecieron el caldo de cultivo de nuevas tipologías, nuevos tamaños, nuevas estructuras, para una sociedad con una tecnología diferente, es decir, nuevas formas de vivir y habitar.

Durante casi todo el siglo XX aquellas propuestas para un nuevo hábitat fueron desarrollándose y a medida que algunas de ellas se cristalizaban y consolidaban, dando respuestas a esas nuevas formas de vivir, el debate sobre la vivienda fue paulatinamente languideciendo y considerándose un tema menor en la principal actividad de los arquitectos más conocidos.

Hace unos meses dicho debate pareció resurgir en la sociedad, dando la impresión de ser algo nuevo aparecido con el nuevo gobierno en España. La realidad es bastante más simple y también más dramática, no es un debate nuevo con un nuevo gobierno, es un problema acuciante que necesita debatirse, con la intención de resolver nuevas formas de vivir dentro de un "campo de batalla" cada vez más condicionado por el mercado, por la oferta y la demanda, pública y privada.

Seguramente no seremos la única publicación o foro que aborde el tema de la vivienda, pero al igual que los demás, como notarios de nuestro tiempo creemos que es necesario el debate sobre un tema tan acuciante, un debate que debe ser amplio y grueso, y al que desde aquí queremos contribuir con este número.

Susan Sontang escribía en su libro, "Contra la interpretación", que los polos del sentimiento inconfundiblemente moderno eran la nostalgia y la utopía. La carencia de nostalgia y la revisión de las propuestas dan a algunos momentos y acciones un sentido ciertamente utópico... La percepción de experimentar una época como fin de todo ideal. Una ilusión del fin, quizás; y nada más ilusorio que la convicción de que nos encontramos en el umbral de una gran transformación real de la cultura y de la sociedad.

Creo que no, que no es una ilusión hacer que, desde la salida de nuestra publicación, METALOCUS fuese parte de un proyecto complejo, que sin nostalgia plantease utopías, un diario de nuestras ideas y actividades, una publicación con la que queremos compartir y dar cabida a propuestas alternativas a las líneas oficialmente trazadas por lo obviamente conocido, insertándonos en el debate arquitectónico contemporáneo con el fin de modificarlo, desde nuestra aportación no siempre ortodoxa, e intentar generar nuevos debates.

Una cuestión no fácil, al igual que para cualquier otra publicación, pues depende de los lectores mucho más que de nuestras ideas o propuestas. METALOCUS se ha constituido en una plataforma de discusión, un instrumento de intercambio de ideas, un marco de expresión de gentes de todo el mundo que necesitan comunicar. Las interferencias entre diferentes disciplinas activan nuestro pensamiento. La arquitectura no es sólo la obra construida, tampoco los dibujos extraordinarios o los textos teóricos, sino una manera de expresarse, de comunicar, de vivir.

No conocemos todo lo que pasa en el mundo. Sólo apuntamos nuestra realidad, sin métodos sofisticados. Estamos creando un diario, que difundimos a todos los que están interesados en los mismos temas o tienen una vida e ideas parecidas a las nuestras. Existen tantos manifiestos como arquitectos ó artistas, que intentan encontrar una nueva vanguardia. METALOCUS expresa las ideas sólo de sus editores, sin utilizar estructuras rígidas. Cada METALOCUS es un proyecto y todos juntos una obra en continuidad. Es un objeto, una construcción de nuestra época que contendrá todas nuestras ideas.

Pensamos que todavía no hemos empezado y por tanto los premios no constituyen una meta pero, los disfrutamos, no porque tengan un valor especifico sino porque nos gusta encontrar cosas con las que disfrutar.

En este sentido, recientemente, y después de la salida del número anterior hemos recibido dos premios internacionales que queremos agradecer y compartir con nuestros lectores. El primero recibido en Atenas de carácter internacional, es el primer premio "Panayioti Mixelis, 2005" a la difusión de la arquitectura, con un carácter muy especial al incluir en él las propuestas realizadas para la televisión. El segundo se publicó en el congreso de la UIA en Estambul es el premio tri-anual de carácter mundial otorgado desde Londres por la CICA, Comité Internacional de Críticos de Arquitectura, del que nos han otorgado el segundo premio "Pierre Vago CICA", entregado entre todas las publicaciones de arquitectura del mundo.

Desde METALOCUS, ampliando nuestro campo de batalla, sin renunciar a la capacidad metalingüística de la representación gráfica, huimos de formas de representación encriptada, de despliegues gráficos que oculten el mensaje, en nuestra exposición y en lo que contamos sólo podemos representar lo que imaginamos y sólo imaginamos lo que nos es dado representar.

Otoño 2005 - José Juan Barba, S. Papadopoulos