El edificio A1 se sitúa en la entrada y gracias sus fachadas constituidas por aluminio pulido produce un juego de reflejos que se extiende a lo largo del día y difiere en cada época del año. Mientras que la segunda edificación D4, luce una característica fachada oscura y se suma a las actividades de la zona central. Estas dos distinguidas figuras dialogan entre sí y nos tratan de evocar diferentes momentos a medida que se recorre el barrio.
Se prioriza el encuentro de las proporciones adecuadas para que estén en sintonía con el entorno. Su forma se adapta perfectamente al programa, sus espacios de altos techos y grandes ventanales están pensados para sus usuarios: artistas, escultores y fotógrafos.
Atelier de Artistas Londres por Barozzi Veiga. Fotografía por Simon Menges
Atelier de Artistas Londres por Barozzi Veiga. Fotografía por Simon Menges
Descripción del proyecto por Barozzi Veiga
El Design District, en la península de Greenwich, es un emplazamiento de una hectárea a orillas del río con 16 nuevos edificios que proporcionarán una base asequible para que las empresas creativas comercien, interactúen y crezcan. Ocho estudios de arquitectura emergentes de toda Europa recibieron un par de edificios y se les pidió que trabajaran a ciegas, sin saber qué estaban diseñando los demás. El resultado es una provocadora diversidad de colores y formas en un nuevo barrio dedicado al diseño, el arte, la tecnología, la artesanía y la música. En este tipo de contexto indefinido y evolutivo, desprovisto de referencias urbanas, el proyecto define dos edificios muy pragmáticos, contenedores industriales que maximizan la flexibilidad del interior y exploran el uso de sistemas constructivos básicos. El proyecto juega con el imaginario de un estudio de artista, enfatizando el uso de la luz en un espacio de trabajo definido por grandes ventanales, salas de doble altura y una cierta materialidad cruda.
A1, situado en la entrada, tiene un aspecto pulido como un espejo que invita a los visitantes de cerca y de lejos, mientras que D4, con su esbelta fachada negra, se une a las actividades de la plaza central. La apariencia de los dos volúmenes expresa la idea de crear un único proyecto formado por un par de figuras, cromáticamente opuestas, pero que dialogan entre sí. Las diferencias cromáticas proporcionan dos momentos a lo largo del recorrido por el barrio, aunque evidentemente se derivan de una lógica de diseño unitaria. La materialidad reflectante disuelve los edificios en el contexto futuro y los hace partícipes de la vida del barrio, absorbiendo y reflejando la luz y los colores del entorno a medida que cambian con el paso del día y las estaciones.
En su conjunto, el diseño se hace eco de la historia industrial de la zona y del encanto de algunas referencias icónicas del siglo XX, al tiempo que genera un telón de fondo abstracto para la vida urbana del Design District.