Las ilustraciones de Sara Herranz son de líneas limpias, están acompañadas de microrrelatos que destacan por la sutileza con la que ordena las escasas treinta palabras que los componen. Su trabajo es mordaz y terriblemente honesto. Todo ello para plasmar escenas cotidianas en las que la nostalgia, la ironía, el amor y el desamor están siempre presentes.
Tiene predilección por el cuerpo femenino, por las heroínas del cine clásico como Lauren Bacal o Louise Brooks. El estilo y el erotismo de los comics de Guido Crepax le encantan también. En cuanto a los textos, quizá bebe un poco de Bukowski o de los relatos breves de Carver.