El edificio contaba antiguamente con un callejón de servicio, hoy convertido en un patio que funciona como espacio de reunión y nexo de unión entre la piscina y las diferentes estancias de la nueva vivienda.
Para la rehabilitación de la casa, el estudio utilizó materiales cercanos procedentes de la arquitectura de bodegas, como piedra caliza, cal, madera y hierro.
Vivienda en una Bodega de Jerez por Iniesta Nowell Arquitectos. Fotografía por Rafael Iniesta Nowell.
Descripción del proyecto por Iniesta Nowell Arquitectos
Vivienda en una bodega de Jerez
En la ciudad de Jerez de la Frontera las bodegas comparten lugar con el resto de las casas, conformando el centro histórico, definiendo un perfil urbano característico que mucho tiene que ver con la forma de hacer vino de esta zona del sur de España. El sistema de crianza de soleras y criaderas deja reposar el vino en estructuras verticales formadas por varias botas (barricas de vino) en el interior de un tipo de bodega característico que tiene que ser amplio, oscuro, ventilado y fresco.
Espacios de aroma inolvidable, sombríos, cruzados eventualmente por un fino rayo de luz.
A partir de finales del siglo XVIII el vino de Jerez comenzó a exportarse mundialmente y las bodegas pasaron del entorno doméstico al industrial sin abandonar el ámbito urbano. La forma de esta ciudad del sur de España está desde entonces ligada a la producción del vino, donde aparte de las bodegas han sido necesarias toda una serie de calles, patios y espacios accesorios para las diversas labores de mantenimiento; limpieza y reparación de botas.
Con el paso del tiempo muchas de estas naves se han reciclado para multitud de usos: comercios, oficinas, gimnasios, viviendas...
La bodega del presente proyecto había sido utilizada anteriormente como almacén de muebles y se encontraba en situación de abandono fuimos contactados para transformarla en una vivienda.
Vivienda en una Bodega de Jerez por Iniesta Nowell Arquitectos. Fotografía por Rafael Iniesta Nowell.
De la documentación disponible pudimos averiguar que se trataba de una pequeña nave de uso doméstico, vinculada posiblemente a una casa ahora desaparecida. Las escrituras hablan de un callejón de mantenimiento, casi imperceptible en el estado en el que estaba.
Recuperar esta bodega era sin duda una oportunidad para encontrar una parte de la ciudad histórica, de esa trama de callejuelas de servicio que conforman la «ciudad B» vinculada al mundo del vino de Jerez. Una ciudad dentro de la ciudad.
Partimos de una edificación muy compacta, sin ventilación donde se decide trabajar a la inversa, buscando las trazas del callejón de servicio y abriendo un nuevo patio trasero. Un lugar de encuentro, una estancia más de la casa con una pequeña alberca donde refrescarse.
En la fachada principal se sitúan el estar y la cocina manteniendo el carácter monumental que le otorga la altura originaria de la edificación, mientras que en la zona trasera las habitaciones se disponen en dos niveles con fachada al patio con alberca. Se disponen espacios con una configuración abierta y transversal permitiendo cruzar con la mirada el edificio, tanto de sur a norte como de este a oeste.
La obra se convierte en un proceso de estudio y adaptación de las prexistencias, donde hemos trabajado con sistemas y materiales comunes de la arquitectura bodeguera; caliza de la zona, cal, madera de pino y hierro.
Desde un profundo respeto por la tipología y los sistemas constructivos hemos reciclado una estructura olvidada en una casa andaluza, mediterránea. A la vez que hemos puesto de nuevo en servicio parte de la trama urbana de la ciudad de las bodegas que sigue siendo hoy en día Jerez.
Vivienda en una Bodega de Jerez por Iniesta Nowell Arquitectos. Fotografía por Rafael Iniesta Nowell.
Valores asociados a la rehabilitación, renovación y regeneración
La actuación se plantea desde el punto de vista del «reciclaje» urbano, transformando una antigua estructura industrial en desuso en una vivienda. La ciudad de Jerez de la Frontera está conformada en si misma por un entramado de bodegas que convive con el resto de las edificaciones.
Es tal el número de estas naves que durante el siglo XIX se promulgó un edicto para que se trasladarán al extrarradio de la ciudad ya que las parroquias del centro histórico intramuros se estaban quedando sin fieles.
Hay que pensar en naves voluminosas que conformaban un entramado urbano con calles y plazas propias, una “ciudad bodega” donde coexistían en el mismo espacio las viviendas y la actividad frenética del mundo del vino.
El presente proyecto parte de la recuperación de uno de estos cascos bodegueros en desuso, algo que con el tiempo ha sido necesario en muchos casos por el abandono y el declive de la actividad vinatera.
Se trata de una operación que pone en valor la trama urbana asociada a la edificación además del propio casco de bodega. Se adapta un antiguo «almizcate» (callejón) para su puesta en servicio, ampliándolo para albergar un nuevo patio que libera la trama y permite ventilar a la edificación recuperada en vivienda.
El proceso ahonda igualmente en la forma constructiva tradicional de las bodegas de Jerez utilizando materiales propios como la piedra caliza local, la cal y la madera de pino.
Supone un nuevo aliciente para una zona en declive, un trozo de ciudad olvidado que ha sido puesto en servicio y recuperado para la renovación y regeneración del centro histórico de la ciudad.