Idearon la instalación interactiva utilizando un vídeo-mapping en el que proyectan preguntas sobre un libro abierto y los clientes responden colocando su mano sobre uno de los dos sensores de detección de objetos mediante láser, sin necesidad de tocarlos. Cada respuesta en el libro interactivo modifica la historia que se cuenta, tanto sus colores, rapidez, intensidad de colores y lo que ocurre en sí, por lo que cada grupo de personas es el responsable de crear su experiencia única.
Descripción del proyecto por Vitamin
Vitamin y Voltereta han conseguido que el nuevo restaurante «Voltereta bienvenido a Manhattan» más que un espacio inspirado en Nueva York sea un viaje a los años 20, a la ley seca y a los speakeasy, esos bares clandestinos que vendían bebidas alcohólicas de manera ilegal durante el periodo que marcó a Estados Unidos, conocido como Prohibición. Lugares escondidos, camuflados bajo fachadas de otros negocios y funcionando casi como clubes privados lejos de los ojos de las autoridades.
Inspirados por esta época, «Voltereta bienvenido a Manhattan» recibe al público con una fachada tapadera camuflada como tienda de discos y libros. Un exterior que no delata su realidad y la experiencia que están a punto de vivir, similar a la que vivieron los americanos en el 1920. Al entrar en el establecimiento los clientes son recibidos por un host quien les invita a hacer un test cuestionario donde cada comensal tiene la oportunidad de interactuar respondiendo una pregunta.
Así, Vitamin crea el libro interactivo aerial, una instalación interactiva que a través de video mapping proyecta preguntas sobre un libro abierto con el objetivo de que los clientes respondan con sensores de detección de objetos mediante láser, sin necesidad de tocar. Cada respuesta en el libro interactivo modifica la historia que se cuenta, tanto sus colores, rapidez, intensidad de colores y lo que ocurre en sí, por lo que cada grupo de personas es el responsable de crear su experiencia única nada más llegar al restaurante.
A partir de aquí se abre una puerta oculta que da paso a una sala inmersiva que hace de gran túnel del tiempo tridimensional compuesto por 420 tiras de 3 metros con 20 LEDs cada una. Al cerrarse la puerta inicia la experiencia inmersiva, controlando los 8400 LEDs se producen visuales lumínicos y sonoros que crean una experiencia única para cada grupo de clientes.
Una instalación que empezó a proyectarse casi un año antes de la apertura y que responde a las recomendaciones de la OMS y autoridades nacionales sobre el estado de pandemia actual. A día de hoy, tanto las instalaciones desarrolladas por el equipo de Vitamin como el funcionamiento del restaurante está adaptado y enfocado a cumplir las normas sanitarias, incluido el distanciamiento social y el «touch free».