En el marco de este evento el 22 de julio se celebrará la conferencia con la presencia del Dr. Spyros Papapetros, profesor de Historia y Teoría en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Princeton de Estados Unidos, quien hablará sobre animismo y arquitectura vinculadas a la obra de Mies van der Rohe, con el título "Casas maliciosas: animismo y animosidad desde Mies a Murnau".
Desde el Berlín de Mies a la Viena modernista de Freud y las sociedades primitivas descritas en Tótem y Tabú, la presuposición básica que los inicios del siglo XX nos han legado es que vivimos en un mundo externo hostil; que cualquier relación de los sujetos humanos con los objetos externos – incluidos los edificios – se pueden expresar predominantemente en términos de dominio o destrucción (que al fin y al cabo son complementarios). Por un lado se revela el juego de reflejos de la luz del proyecto de la torre de vidrio de Mies de 1922, y a la vez se expande el horror oscuro del vacío en la película de Murnau Nosferatu: una sinfonía del horror de este mismo año. El principal argumento que presentaré en esta conferencia es que los vampiros y los espíritus animistas inventados por el inconsciente literario y cinematográfico del expresionismo marcaron el nacimiento de la arquitectura moderna mediante el presagio de una imagen de una Gestaltung fantasmagórica.
Lugar.- Pabellón Mies van der Rohe, Barcelona.
Fechas.-22 de junio de 2015, 20h
La intervención “Suprasensible: un proyecto sobre cuerpos astrales y planos invisibles” que presenta Santiago Borja en el Pabellón Mies van der Rohe, deriva de la investigación que ha estado desarrollando en los últimos años en torno a los referentes históricos del inicio del Movimiento Moderno y la influencia que sobre él tuvieron algunas prácticas esotéricas europeas de principios del siglo XX. Para Borja resulta evidente que el desarrollo de la arquitectura moderna y el lenguaje utilizado en su interpretación y teorización conservan rastros de estas influencias, sobretodo cuando se revisan a fondo las vertientes imperantes de análisis, en particular la fenomenológica. Valiéndose de las artes visuales, el artista, apuesta por relacionar la arquitectura y el esoterismo como muestra de que lo moderno viene más de una inspiración mística y espiritual que no de la idea inculcada de la racionalidad. El artista ubica el origen de estas distintas prácticas esotéricas que buscaban dar otro sentido a la vida, en una reacción natural al nacimiento de la industrialización y mecanización a finales del S.XIX. El resurgimiento de estas mismas prácticas en la actualidad podrían responder quizás a las mismas condicionantes que la vida moderna nos impone.
Santiago Borja propone reinstaurar esa presencia generadora en la arquitectura a través del trabajo de un grupo de ejecutantes esotéricos que practican la euritmia: una experiencia corporal que busca un acercamiento holístico al espacio, mediante una serie de movimientos codificados y en la que el macrocosmos y el microcosmos se entrelazan. Rudolf Steiner y María Sivers desarrollaron la euritmia a principios del siglo XX al considerar que la cancelación del cuerpo expresivo muestra el movimiento intrínseco del “yo” en el cosmos. La etimología de esta especie de gimnasia espiritual se relaciona con las “proporciones armónicas” y desde sus inicios estuvo vinculada a la arquitectura. La euritmia, en contraste con la danza o el teatro, consiste en la ejecución de una serie de movimientos enfocados hacia un cuerpo que percibe y no hacia uno que se expresa, en este sentido, no pretende transmitir emociones, pensamientos o un control técnicamente armonioso del cuerpo. No es movimiento que responda a una partitura musical o a la interpretación de algún contenido narrativo. La euritmia, en sus propios términos, abre un mundo que no es visible normalmente y que puede derivar en experiencias límite entre el mundo físico y el mundo espiritual.
El pabellón representa un ejemplo paradigmático de lo que el artista ha llamado arquitectura tautológica– una arquitectura construida para mostrarse únicamente a sí misma, sin un propósito, función o uso claro. En este sentido, es el canon del movimiento moderno en su máxima expresión, es decir, una arquitectura no representacional, abstracta, donde el aspecto tautológico toca el místico y como bien lo señala Paul Rudolph, el edificio donde podemos percibir al Mies más humano y espiritual.
Organiza.- Fundació Mies van der Rohe, Barcelona
Colaboran.- la Graham Foundation de Chicago (USA); la Fundación Han Nefkens; la Fundación Banco Sabadell; la Secretaría de Relaciones Exteriores de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) de México; y el Consulado de México en Barcelona.