Descripción del proyecto por Ediciones Uniandes
Un arquitecto hace rayas con su lápiz sobre la hoja en blanco, el campesino traza surcos con su arado sobre la tierra a cultivar, el pintor con su pincel va dejando huellas sobre el lienzo, mientras el escritor dibuja diminutos fragmentos de líneas oscuras sobre la superficie del papel. La línea es el gesto que emparenta todas estas prácticas y es el tema de investigación del presente trabajo.
El proyecto de arquitectura hace habitable el lugar, es el arte de habitar la tierra. Como construcción, la arquitectura ocupa un lugar. El lugar ocupado queda determinado por las relaciones que se establecen entre este y el objeto construido.
Estas relaciones se expresan verbalmente con las preposiciones “sobre”, “entre”, “bajo”, “ante”; y gráficamente se expresan a partir del dibujo, es decir, trazando líneas sobre la superficie blanca de un papel. En Los pensamientos de un arquitecto, John Hejduk habla sobre el oficio y lo define como trazar líneas. Y añade en el numeral cinco: “la mina del lápiz de un arquitecto desaparece (dibujada) se metamorfosea”. Lo específico de la práctica de la arquitectura —aunque no exclusivamente de ella— estaría en este trazar la línea que dibuja.
Sólo cuando se traza la primera línea el mundo se hace visible a los ojos del hombre. Las pinturas rupestres y parietales son anteriores al mundo y cuna de su percepción. Línea, límite y distancia constituyen el cuerpo argumental de cartografías de la identidad, siguiendo las recomendaciones de Henri Matisse quien insistía en que “hay que seguir siempre el deseo de la línea”.