M-06/07

Editorial |
Primavera 2001 - José Juan Barba

Creo que es justo empezar este número agradeciendo a todos los lectores de METALOCUS la concesión del premio a la "difusión de la arquitectura", que nos fue entregado por unanimidad del jurado, el pasado 7 de marzo en la Fundación del Colegio de Arquitectos de Madrid. Son muchos los amigos y apoyos entusiastas que nos animaron desde el principio.

Se han cumplido dos años desde su salida el 2 de enero de 1999 y poco a poco los lectores nos  habéis confirmado con vuestro inestimable apoyo, el espacio que para una publicación "reactiva" como la nuestra, siempre creímos existía. Reactiva, porque siempre creímos que ante la pasividad de las situaciones hay que reaccionar y actuar, siempre es bueno hablar pero cuando se producen vacíos es necesario actuar.

Con METALOCUS intentamos crear un punto de debate, con una idea que ya apuntamos en el número 03, la idea de una acción "reactiva" o si se quiere un mundo arquitectónico o una "arquitectura reactiva"©, como contrapunto a una  actividad lánguida, de reflexión y acción, y no de autocomplacencia.

Seguimos creyendo que las lecturas y las visiones de la arquitectura son complejas.  Nuestra revista intenta ser una de esas acciones iniciales que conforman nuevas visiones o voluntades arquitectónicas, el reflejo de un cambio intenso de las miradas, de las ideas y de los conceptos que se apoyan sobre objetivos comunes que solo están desarticulados, que se conforman en diferentes campos culturales y contextos.

Nuestro planteamiento está basado íntimamente en la necesidad de infiltrarnos en la realidad que nos rodea, en la descomposición fractal y relativa de nuestro entorno. La acumulación de realidades heterogéneas o fragmentadas que son las que realmente conforma nuestro entorno cultural, entorno en el que nos desarrollamos, nos sirven como catalizadores para redefinir nuestra propia visión del mundo y la arquitectura que nos gusta hacer, ver, pensar, idear o destruir.

METALOCUS es una respuesta a las modelos de orden arquitectónico basados en estructuras rígidas, rutinarias y convencionales, contrapunto a las visiones lineales e impolutas de una realidad inexistente, a las visiones de trayectoria ortodoxa y lineal de los acontecimientos. Las interferencias entre arte, literatura, ciencia y arquitectura nos interesan mucho más que la inmaculada presencia de una sola de ellas, nos interesa el proceso reactivo que su mezcla produce, porque de esa mezcla nosotros mismos somos el resultado.

Con la arquitectura como base e instrumento, no nos autoflagelamos con miradas y lecturas que implican defensas ortodoxas dentro de cuatro muros que generan ideas de culpabilidad con el entorno existente. Tenemos un paisaje natural o artificial en el que solo mediante la acción, a través de la reacción,  tendremos que actuar.

Nosotros con nuestra realización solo pretendemos generar un dispositivo de acción más. Frente al pesimismo lacónico por la mirada hacia atrás, nos interesa mas correr hacia delante como comentaba Alberti. Sin olvidar a nuestros maestros, (nos gustan aquellos cuya vitalidad mental les permite autorrepensarse, con ideas nuevas, relecturas, o simplemente autocuestionarse)  nos interesa más reconocer nuestro mundo de las ideas en un mundo mestizo, de interconexiones constantes entre todo lo que orbita alrededor de la arquitectura.

Estamos cansados de ver al rey desnudo cuando muchos dicen por contexto que va elegantemente vestido. Queremos actuar en nuestro instante, queremos los espacios culturalmente reales, naturales o artificiales pero realmente flexibles, queremos y estamos seguros que muchos otros los ven, los sienten, los viven y trabajan con ellos y no son virtuales, a pesar del escepticismo de otros. Estamos seguros que muchos de los que han visto, ven o actúan con  estos espacios o parámetros son lectores de METALOCUS, a todos ellos gracias.

Primavera 2001 - José Juan Barba