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Crisis = Reciclar

Cuando visité a Enric Miralles en su casa en el año 2000, recuerdo que tras preparar un café en la cocina nos dirigimos al salón y me fue contando las opiniones que la gente tenía cuando visitaba la casa, (una vivienda casi toda interior y vinculada a un patio por el que se accedía a la misma). La rehabilitación de aquella antigua casa, del siglo XVI y realizada ya con Benedetta,  era la muestra de una de las frases conocidas del arquitecto catalán que me recordó Miguel San Millán:

"los mismos muros y suelos góticos reusados… como buscando dentro de los bolsillos de un viejo abrigo,… depositando las cosas encontradas sobre la superficie limpia… o la pintura de las paredes que descubren los fragmentos encontrados…"

Enric comentaba que la intervención sobre la arquitectura preexistente debe hacer frente no sólo a su propia realidad espacial, dimensional y constructiva sino también a los episodios fragmentarios que en ella se acumulan  como testimonios. El diseño tenía un cierto carácter de intervención abierta y premeditadamente inacabada y un evidente rechazo a las categorías funcionales convencionales.

Enric no lo mencionaba explícitamente pero era fácil reconocer su intención de recuperar las huellas en el espacio de los diferentes lugares en los que la casa, a lo largo del tiempo, como diría él "su accidentada dimensión diacrónica", había ido dejando como cicatrices en el edifico.

El proyecto se había realizado en un periodo de crisis, incluso el editorial  de una de las publicaciones en las que aparecía (y donde casualmente coincidíamos con proyectos) se titulaba "Crisis, intangibles y diseño".  Aquel editor hablaba de los cambios de valores, la percepción de que los nuevos individuos reconocían en el diseño nuevos contenidos diferenciales y cómo las decisiones de los usuarios o consumidores de todo aquello estaban tamizadas por la problemática económica. Volví a mirar el año de la publicación y era de 1995, creía haberme confundido y estar leyendo un editorial actual.

La realidad es que los periodos de crisis son cíclicos y podríamos seguir mirando hacia atrás para comprobarlo. De todo aquello lo que más me llamó la atención, además de la transparencia del tiempo entre aquel momento y el actual, fue la idea de avanzar reutilizando, reelaborando o reciclando nuestras ideas, nuestros edificios y nosotros mismos. En estos momentos, de manera más brutal que en aquellos años, nos encontramos con la misma necesidad de reelaborar sobre lo existente para inventar el futuro.

Reciclar según la Real Academia Española tiene los siguientes cuatro significados:

1. tr. Someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar.

2. tr. Dar formación complementaria a profesionales o técnicos para que amplíen y pongan al día sus conocimientos.

3. tr. Dar una nueva formación a profesionales o técnicos para que actúen en otra especialidad.

4. tr. Tecnol. Someter repetidamente una materia a un mismo ciclo, para ampliar o incrementar los efectos de este.

Reciclar, reinventarnos a nosotros mismos y nuestras necesidades es también una de las demandas de la sociedad en los tiempos de crisis. Reciclar por tanto supone un acto de reflexión frente a la utilización estresante del consumo mediante actos reflejos en periodos sin tiempo para pensar y tiempo es algo de lo que ahora disponemos extensamente, incluso aunque sólo sea entre concurso y concurso.

Las propuestas que se presentan en este número intentan ser tan solo una mínima aportación, no recetaria, de reutilización de edificios con nuevos programas, de reciclajes con nuevos usos de viejos materiales, de reelaboración del uso de zonas urbanas existentes, del reciclaje de medianeras y papeles para la creación de obras de arte, acciones que demandan una nueva relación con lo natural, un reciclaje de nuestras antropizadas naturalezas urbanas… el conjunto de materiales aquí expuesto, incluso más que otras veces,  tiene una clara vocación unitaria, de conjunto, con vocación propositiva, de pequeña espoleta, de diminuto detonante si se quiere pero en la confianza de que el aleteo de una mariposa en China puede significar un cambio radical en sus antípodas, el efecto mariposa, una percepción optimista o simplemente la necesidad de seguir soñando en que la Arquitectura todavía puede crear mundos nuevos que aguijoneen los cambios que la sociedad demanda.

Primavera / Verano 2010 - José Juan Barba