También se han destacado sus acertados criterios de sostenibilidad y sus decisiones bioclimáticas a la hora de proyectar el edificio.
El volumen entabla un diálogo con su entorno, ubicado en el centro de la parcela, marca un limite que nos hace diferenciar dos lenguajes diferentes pero que a la vez están en armonía. El jurado ha valorado positivamente que la propuesta se distancia de su alineación a la calle, «decisión que favorece la calidad del proyecto, y que reniega de la tradicional alineación de la misma».
Su característica traza en forma de elipse les ha permitido no modificar la organización de los espacios de trabajo manteniendo así su funcionalidad. En el interior de la elipse se encuentra un patio rectangular que muestra una organización ortogonal de las oficinas, idea que contrasta con su curvada forma exterior. «Representa simbólicamente "la forma de la ciudad"».
PD52 por Cruz y Ortiz Arquitectos. Visualización por Show Me The Project.
Planos de las instalaciones y módulos fotovoltáicos. PD52 por Cruz y Ortiz Arquitectos.
Descripción del proyecto por Cruz y Ortiz Arquitectos
La forma triangular del solar es uno de los desafios del concurso. La organización modular del programa de oficinas debería evitar la oblicuidad de la traza. La organización unitaria del conjunto de la propuesta debe por ello buscar un centro gravitatorio que se aleje de la complejidad de las esquinas. Nuestra propuesta ofrece la rotundidad de un edificio ensimismado en su traza, imponente y significativo, que tiene la capacidad de mostrarse a la ciudad como una referencia institucional dentro de la trama urbana. Retrasado de las alineaciones principales, la forma elíptica permite una unidad y continuidad en su fachada sin que, por su tamaño, dicha geometría curva altere la organización funcional de los espacios de trabajo.
El volumen principal se sitia como un elemento límite dentro de la composición de bloques abiertos del entorno, donde su forma representa su condición de borde, de limite, entre un tipo de cidad y otro y cuya huella, que se podrá reconocer desde el aire, se convierte en uno de los referentes de la ciudad de Madrid. Situado aproximadamente sobre el centro geométrico de la parcela, el volumen respeta una distancia espacial que permite dialogar con el entorno manteniendo su cierta autonomía formal. Ilay en la traza elíptica una negación de las alineaciones de las calles y de la traza triangular del solar; creando un espacio intermedio, entre el triangulo y la elipse, que se entiende como un jardín propio de considerable valor dentro de la propuesta. Se trata de crear un lugar que medie entre la ciudad y el edificio, y que permita poner una distancia que favorezca la calidad ambiental de los trabajadores.
Hay en la traza elíptica una negación de las alineaciones de las calles y de la traza triangular del solar, creando un espacio intermedio, entre el triangulo y la elipse, que se entiende como un jardín propio de considerable valor dentro de la propuesta. Se trata de crear un lugar que medie entre la ciudad y el edificio, y que permita poner una distancia que favorezca la calidad ambiental de los trabajadores. Consideramos que toda la parcela puede ser entendida como un gran basamento donde posar este único edificio, y ello permite acondicionarlo mediante pequeñas acciones que resuelven la geometría triangular; sin alterar significativamente la propuesta. Si sobre el edificio principal se aloja el uso de oficinas, cada una de las esquinas contiene aquellos programas que dan soporte a ese uso principal. La esquina norte genera la plaza de acceso, sobre la que se sita el control principal y el registro. La esquina sur aloja los espacios de formación y el salón de actos. La esquina este contiene la cafetería y los espacios de servicio para los trabajadores. Estos «no edificios» son servidores del uso principal, rodean el bosque interior y ayudan a resolver de forma razonable la transición geométrica entre el triángulo y la elipse.
Nos atreveríamos a decir que todo edificio institucional debería ser capaz de producir un pequeño episodio urbano. La elipse contiene en su interior un patio rectangular que expresa el orden interior de las oficinas y produce un diálogo entre la función interior; racional y ortogonal, y lo que podríamos denominar; "la forma de la ciudad". La traza de la elipse se gira levemente para orientarse hacia la alineación de la calle General López Pozas, en donde se constituye la visión principal del edificio. Ese cruce de geometrías y giros arraiga el edificio con el entorno, provocando un recorrido de mayor longitud, que comienza desde el cruce con la Calle Mateo Inurria, configurando un eje perspectivo de escala urbana que cruza la plaza de acceso por el control principal, atraviesa el edificio y termina dentro del patio, donde se sitúa la distribución general de los accesos. Si la propuesta trata de ser unitaria y con carácter, toda la operación posterior tiende a fragmentar y descomponer ese impositivo comienzo para adecuarlo a las diferentes necesidades funcionales y del entorno. Podríamos hablar a la vez de una única necesidad, la función pública, y de varias posibilidades que, en el programa propuesto, se divide en tres departamentos. Pese a que el proyecto resuelve con precisión el programa descrito por las bases, se trataría más de valorar la capacidad proteica del sistema para adaptarse a diferentes usos futuros.