Descripción del proyecto por Marcos Corrales Lantero
En el nuevo proyecto de la Galería Elvira González ha habido un deseo de renovación, de cambio, de evolución respecto al anterior espacio -que tenía una escala más palaciega y doméstica- hacia una propuesta más pública, más abierta y más generosa, con más zonas dedicadas a las exposiciones y más amplitud para el equipo de trabajo. Al mismo tiempo no dejamos de lado el espíritu de reafirmación y continuidad de la extraordinaria trayectoria que tiene esta galería.
En espacio que diseñamos hace 15 años conseguimos dar una cierta transparencia a la zona administrativa y al backoffice: quedaban a la vista, pero todavía estaban detrás de las salas de exposición. En la nueva sede hemos dado un paso más allá al llevar toda esta parte -de producción, de representación, de trabajo, de ilusión y de esfuerzo- a la entrada, otorgándole una mayor presencia ya que los visitantes, literalmente, la tienen que atravesar. Así el producto, el fin concreto que la gente viene buscando, las salas de exposición, se encuentran más protegidas, con otra iluminación y otro carácter, menos dibujadas.
Hay una voluntad casi ideológica de dar transparencia a cómo se trabaja, a qué es una galería. Más al tratarse de una como ésta, que ha tenido varios espacios, replanteándose en cada ocasión qué es una galería, cómo debe de ser y cómo se debe representar.
Así el reto ha sido saber transmitir ese carácter singular de las propias galeristas: su manera de estar, su manera de ser, su manera de comprometerse con los artistas, de manejar el arte, su sentido de comunidad en la zona de trabajo… Todo esto sin que contamine la zona de exposición, que no debería respirar esa personalidad, sino que el artista se exprese en ella.
¿Cuántas veces estamos viendo salas fabulosas, nuevas, donde los espacios de exposición acaban teniendo la imposición del carácter de toda la galería, o dónde el carácter de los espacios de trabajo acaban imponiéndose sobre los expositivos? ¿O dónde el trabajo del arquitecto se extralimita, dónde debería contenerse?
Alguien me ha preguntado por la elección de materiales. El material del exterior es la fachada del propio edificio histórico, respetada íntegramente. El acceso se conforma como un embudo de acogida, donde la galería muestra su corazón; su material es la transparencia y la generosidad. El material de las oficinas son el dibujo y la geometría que perfilan el mobiliario que acoge las distintas funciones. El material de las salas es el aire, que permitirá la interrelación entre las obras expuestas. Dos elementos unifican el conjunto: la especificidad de la luz y la iluminación, y un pavimento continuo y claro cuya intención es desaparecer.
En una sala de exposiciones lo más importante no es el espacio; es la obra mostrada. Debes trabajar sin detalle, con otras manifestaciones de la arquitectura, sin simbolismo ni retórica, tratando de obviar el lenguaje. El lugar del lenguaje es otro. Se trata de contener el aire para hacer desaparecer la envolvente que lo formaliza, dificultando así su capacidad de evocación. Una especie de noción de lugar, sin representación.
Quisiera expresar mis agradecimientos: a las galeristas por su confianza en mi trabajo, su ilusión de continuidad y renovación, y su capacidad de dialogo crítico; cualidades únicas para el mejor cliente posible. A todo el equipo de la Galería por su apoyo, al constructor y contratistas, a las ingenierías y mis colaboradores y, de forma especial a Manuel de las Moras, excepcional aparejador y copiloto incondicional.
Es una suerte trabajar con un buen cliente. En la medida en que usen los espacios, que saquen su potencial, que estén cómodos y contentos trabajando allí, sabremos, con el paso del tiempo, si hemos acertado.