El proyecto se compone de tres exposiciones, unidas por un entorno histórico artístico excepcional y con un concepto único, que tiene como objetivo difundir la capacidad del arte para convertirse en vehículo de la libertad, en un arma decisiva en la lucha por los derechos humanos individuales y colectivos.Las tres exposiciones -diferentes aproximaciones o “miradas” sobre el mismo asunto-se ubican en distintas áreas de la catedral, pero están sólidamente unidas por un hilo conductor: La poética de la libertad. El testimonio de un conjunto único de creadores para quienes no existen fronteras entre la expresión artística o literaria y la propia actitud personal. Un concepto que se materializa en un montaje expositivo sorprendente, de enfoque innovador, contemporáneo y altamente estético.
Cervantes y la libertad
Es una muestra de “mirada intemporal” que indaga, desde nuestro tiempo, en la manera en que la libertad constituye un concepto integral en la vida y en la literatura de Miguel de Cervantes, para quien sus años de cautiverio fueron definitivos a la hora de trazar, a través de la escritura, el retrato moral de su época, rompiendo todos los moldes y dando paso, con el Quijote, al nacimiento de la novela moderna.Es imposible comprender el canon cervantino sin los conceptos del cautiverio y de la libertad, que constituyen la esencia de toda su obra. La libertad se convierte en Cervantes en la clave de su quehacer artístico, dentro y fuera de la obra. Impregna a sus personajes, al propio autor y a los millones de lectores que han seguido sus huellas, cabalgando simbólicamente por la Mancha en busca de los más altos ideales, a través de los siglos. Marca su visión del hombre y del mundo y está presente de manera continua en su reflexión sobre la sociedad y en la práctica literaria: amplia, irónica, tolerante, abierta a las peculiaridades individuales, enemiga de lo dogmático y firme únicamente en la reivindicación de valores como la justicia, la tolerancia, la valentía, el honor y el derecho a soñar. A modo de transición entre la exposición dedicada a Cervantes y la libertad y la instalación de Ai Weiwei, se expondrá una instalación con obra original de Florencio Galindo bajo el título El laberinto del dictador.
S.A.C.R.E.D.
instalación de Ai Weiwei, clave y corazón de esta exposición, que se ubicará en el claustro de la catedral. Ai Weiwei, una figura cultural de primer orden de su generación, se erige como símbolo del artista comprometido con la libertad de expresión en el siglo XXI. Su posicionamiento moral confiere total sentido a la narración expositiva y personifica la fuerza de un creador contemporáneo que propicia, con su obra, su actitud personal y su posición activa frente a la injusticia y la opresión, el cambio de actitud social a través del arte.
S.A.C.R.E.D. es la interpretación y representación de la propia experiencia vital de Ai Weiwei, realista y al mismo tiempo profundamente lírica, cuando revela al espectador los momentos más dolorosos e íntimos de su cautiverio en China y subraya el atentado implacable a la dignidad personal y a la libertad que él, como tantos otros,han sufrido y siguen sufriendo a manos de las autoridades en China y en otros países del mundo donde la libertad de expresión está sometida por la fuerza.
La instalación se compone de seis partes: Cena, Acusadores, Limpieza, Ritual, Entropía y Duda. La propuesta, histórica en la obra del artista chino, se compone de seis grandes cajas de hierro con pequeñas aberturas -como las que se encuentran en la puerta de una celda-, a través de las que el espectador se asoma a los dioramas que se contienen en el interior. Cada diorama incluye una serie de modelos hiperrealistas que representan al artista y sus captores, y documenta minuciosamente los detalles de las diferentes etapas del encarcelamiento: desde el momento en el que es conducido a su celda hasta el interrogatorio, relatando momentos íntimos y cotidianos del cautiverio y otros más humillantes, como cuando se veía obligado a usar el inodoro o a lavarse desnudo bajo la mirada de sus captores...
Será la primera vez que esta instalación se muestre en España, gracias a la colaboración con el estudio del propio artista y la Lisson Gallery de Londres.
Alta expresión
complementa y a la vez da sentido unitario a las dos muestras anteriores. Se trata de una exposición que configura la “mirada cercana”, la más próxima a nosotros en el espacio y en el tiempo, y está concebida como un ejercicio de carácter colectivo, en el que se expondrán obras de Martín Chirino, Francisco Farreras, Luis Feito y Rafael Canogar, figuras esenciales del informalismo español, intercaladas con fotografías de Juan Barte.
Será una excelente ocasión para poder contemplar las obras, bocetos, ideas y procesos intermedios de creación de estos artistas que lucharon, consiguiéndolo, por romper el cautiverio ético e intelectual de una época que, después de ellos, ya no volvió a ser la misma en el territorio del arte. Un proceso artístico que se muestra en vibrante diálogo con las fotografías que los capturaron en plena acción creativa, en instantáneas tan francas como impactantes.
Al término de la vanguardia histórica, cuando el arte abstracto se extiende en todo el mundo, en el arte español se había instalado una autarquía que atenazaba la creación artística y, al mismo tiempo, la mantenía aislada de las grandes corrientes internacionales. El régimen de Franco fue beligerante con aquellas manifestaciones estéticas y artísticas que hablaban entonces, en un lenguaje críptico, desconocido y subversivo-la abstracción-, de un concepto prohibido: el de la libertad. Libertad expresiva y libertad pública. La propuesta sobre la que estos pintores y escultores desarrollaron su visión del arte y el uso de los materiales pasó con cierta facilidad las barreras de la censura, pero resultó altamente ofensiva para algunas instituciones académicas, que abogaban por un arte nacional que exaltara los valores tradicionales frente al contacto con el arte del exterior.
Este proyecto es fruto de tres años de contínuo contacto entre el fotógrafo Juan Barte y los artistas Informalistas. Es tanto un homenaje a estos mitos aún en activo, como una narración personal de la fascinación por el arte y el camino del artista como modo de vida. En este sentido Alta Expresión no es un trabajo estrictamente documental, la narración puede parecer fragmentada e inconexa y probablemente hable más de la propia perspectiva del fotógrafo y de su universo que de los sujetos fotografíados.