La solución se consiguió situando la casa en la parte mas baja del terreno, de manera que el acceso se realiza por la primera planta a través de una pasarela y sitúa a sus ocupantes en una posición elevada para observar las mejores vistas del océano. La optimización del volumen y sus espacios se consigue gracias a la superposición de usos del programa que facilitan que los espacios sean flexibles y duales, como por ejemplo, la cocina que actúa a la vez de barandilla de la escalera o que en su nivel inferior tenga un intersticio que también funciona como sala de juegos.
La vivienda se abre a sus caras norte y oriente para aprovechar el soleamiento y las vistas, protegiéndose en su cara sur para evitar el sobre-calentamiento y la pérdida de calor durante la noche. Para la construcción se utilizó la madera, el material que los trabajadores locales manejan con mayor confianza y el más asequible. Se utilizo la madera de pino teñida de negro tanto para la estructura como para los revestimientos, y mobiliario.
Casa Morla por Stanaćev-Granados. Fotografía por Pablo Casals Aguirre.
Descripción del proyecto por Stanaćev-Granados
Entendemos nuestra práctica como una interpretación creativa de los requisitos del cliente y las condiciones particulares del lugar. Esta respuesta está altamente condicionada por nuestra manera de entender los modos de habitar una casa y también por el afán por crear situaciones inesperadas.
En la Casa Morla, la volumetría es producto directo de la interpretación de las características del sitio con respecto a la topografía, las vistas y las condiciones climáticas. Es a través de la interacción de estos factores cómo surge la forma irregular de la casa, sus fachadas antitéticas y la pasarela de acceso, cuya semejanza a un embarcadero hace que la casa tenga cierta fortuita reminiscencia a la de una embarcación varada y cuya imagen ha pasado a formar parte del imaginario de sus habitantes y vecinos; la llaman Perla Negra.
Casa Morla por Stanaćev-Granados. Fotografía por Pablo Casals Aguirre.
El cliente nos solicitó garantizar que la casa tuviera vistas sobre el océano Pacífico y maximizar la eficiencia de sus espacios. Para lograrlo, planteamos en un gesto contra-intuitivo que la casa se emplazara en la parte más baja del terreno, lo que asegura que no se verá perjudicada por futuros vecinos. En cuanto al diseño del programa, la fuerza motriz fue compactar y flexibilizar los espacios, produciendo así situaciones de dualidad de usos, como por ejemplo que la cocina sea también antepecho de la escalera o que el recibidor del nivel inferior sea una suerte de estancia regalada.
El proyecto se emplaza en Matanzas, una pequeña localidad costera de la zona central de Chile que se ha ido haciendo reconocida por sus excelentes condiciones para la práctica de deportes de agua. Debido a ello, ha ido creciendo la demanda de casas en la zona y con ello, en un período bastante corto de tiempo, la gente local pasó de dedicarse al mar o la agricultura, a vivir de la construcción. Y aunque ésta se ha ido profesionalizando en los últimos años, la madera es el material que los trabajadores locales manejan con mayor confianza y el más asequible.
Casa Morla por Stanaćev-Granados. Fotografía por Pablo Casals Aguirre.
Basándose en este hecho, su imagen no busca ser artificiosa sino más bien cruda, tratando de conseguir lo máximo con pocos elementos. Para ello, buscamos homogeneizar la expresión visual aplicando una reducida paleta de materiales, utilizando madera de pino teñida de negro tanto para la estructura como para los revestimientos, sin distinguir entre interior y exterior, y el mobiliario. De esta manera, una vez dentro de la casa, la arquitectura se retira visualmente al fondo y reserva el centro del escenario al paisaje.
El entendimiento del lugar nos facilitó maximizar la reducción del consumo energético de la casa al tiempo que nos permitió realizar una exploración expresiva del tratamiento de sus fachadas. Por un lado, mediante la expresión figurativa que nos da la estructura, las caras norte y oriente se abren por completo para disfrutar de las vistas, permitiendo a la casa calentarse en las primeras horas del día. Por el otro, a través de un lenguaje más abstracto, la casa se vuelve introvertida para protegerse del fuerte viento sur, evitar el sobre-soleamiento así como la pérdida de calor durante la noche.
Casa Morla por Stanaćev-Granados. Fotografía por Pablo Casals Aguirre.
Como arquitectos extranjeros en Chile, nuestra visión y expresión arquitectónica se ha ido moldeando por la comprensión del lugar en el que estamos. La solidez que creíamos inherente y los métodos de construcción a los que estábamos acostumbrados se han remodelado para adaptarse a las condiciones locales y ahora forman parte integral de cómo hacemos arquitectura.